La caída de los gigantes – Ken Follett

FOLLETT, K. La caída de los gigantes, Plaza & Janes, Barcelona, 2010

Si Los pilares de la tierra se han convertido en uno de los libros más conocidos de nuestro tiempo, parece que la saga The Century, también del conocido Ken Follett, está haciendo el mismo recorrido, pese a que todavía falta por publicar el último de los volúmenes de esta trilogía, que comienza con La caída de los gigantes y continúa con El invierno del mundo. No obstante, nos centramos en comentar el primer volumen.

No trataremos su carácter literario, el cual, en cualquier caso, no es destacable. Es una novela para el gran público, en donde ante todo priman los hechos históricos, y es aquí en donde reside su interés. Transcurre en torno a la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial, comenzando pocos años antes del estallido de la misma –en concreto en 1911, con la coronación de Jorge V- y termina hacia 1923. Pero no nos engañemos, esta novela no se centra únicamente en el frente, es decir, en batallas y actos heroicos. No se trata de una narración bélica, sino que la diplomacia, la retaguardia y los numerosos conflictos sociales de la época son reflejados con maestría. Tampoco se encuadra en un lugar concreto, sino que, a lo largo de los capítulos, se recorren cinco países distintos: Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania y Rusia. Pese a ello, por la procedencia del autor, el mundo anglosajón tiene un mayor protagonismo.

El peso de la narración recae en varios personajes y familias, que son los que llevan a cabo la trama dentro de los hechos históricos, en los cuales se integran. Cada uno de ellos cumple un papel diferente, aunque por otra parte carecen de una personalidad propia. Sea como fuere, podemos decir que el Conde Fitzherbert, un lord inglés, representa al conservadurismo. Reaccionario a cualquier cambio social y político, el cual ve con impotencia, por otra parte, como su mundo se viene abajo a lo largo y después de la Gran Guerra. Mientras tanto, su hermana, Lady Maud, representa a la aristócrata feminista cuya gran lucha es conseguir el voto femenino. Imagen parecida a la de Fitzherbert es la que muestra Otto von Ulrich, diplomático en la embajada alemana en Londres, afincado en las viejas tradiciones y, ante todo, belicista y fiel a la política del káiser Guillermo II. Todo lo contrario a su hijo, Walter, quien es de los pocos que intentan frenar el estallido de la guerra desde su puesto diplomático.

También desde una posición acomodada, nos encontramos a Gus Dewar, hijo de un senador estadounidense, quien trabaja en la Casa Blanca, cercano al presidente Wilson. Pero este refleja algo muy distinto, un aire liberal novedoso que en aquellos momentos vivía Estados Unidos y que era ajeno a Europa. Muestra, por otro lado, la nueva «aristocracia» americana, la cual se aleja de las ya obsoletas tradiciones de la nobleza europea que tanto pretende preservar el Conde Fitzherbert y Otto von Ulrich.

Volviendo a Inglaterra, la familia galesa Williams, dedicada a la minería, nos muestra los problemas sociales que atravesaba la clase trabajadora. Así, David, el padre, refleja el sindicalismo inglés y la incansable lucha por conseguir mayores derechos para los trabajadores. Sus dos hijos, Ethel –quien sirve en la casa del conde, y que debe abandonarla por un motivo cotidiano en aquella época, el cual no desvelo- y Billy -que comienza a los trece años a trabajar en la mina- nos dejan ver, a lo largo de la evolución de la trama, el cambio social que se produce tras la guerra, los cuales acaban por implicarse en el ascenso del Partido Laborista.

Del mismo modo, la Rusia de los zares nos viene dada de la mano de los hermanos Lev y Grigori Peshkov. El primero emigra a Estados Unidos, en donde entra en contacto con un país totalmente distinto al suyo, el cual está formado por una multitud de nacionalidades. Una masa de inmigrantes que, como él, intentan ganarse la vida o, en su caso, forjar fortunas a veces de una forma poco legal. Por su parte, el segundo de los hermanos, Gregori, nos enseña la dureza de la Rusia en guerra y, posteriormente, el triunfo de la Revolución, que lleva a los bolcheviques al poder.

Todos estos personajes acaban, de un modo u otro, relacionándose entre sí. A todos ellos les une la Gran Guerra, a la que quedan abocados, ya sea en el frente o en la retaguardia.

En general, esta novela nos da una amplia visión de la transición entre el siglo XIX y el siglo XX. Cabe decir, por otra parte, a modo de aviso, que el amor está presente, pero mucho más lo está el sexo, que prácticamente aparece en cada una de las páginas.

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