Solicitud para hacer del griego y el latín Patrimonio Inmaterial de la Humanidad

Provocatio ad linguas Graecam Latinamque in patrimonium omnium gentium recipienda

Ἔφεσις ἐπὶ τῷ τὴν Ἑλληνικήν τε καὶ Ῥωμαϊκὴν γλώττας ὥσπερ παγκόσμιον τοῦ ἀνθρωπίνου γένους οὐσίαν ἐπιγιγνώσκειν

Hace poco descubrí que, aun con el descredito que a día de hoy tienen las Humanidades –especialmente en España–, se está intentando que la UNESCO -el organismo responsable de acreditar los bienes como Patrimonio de la Humanidad- declare al latín y al griego como lenguas protegidas dentro del Patrimonio Inmaterial.

La petición viene dada por la italiana Accademia Vivarium Novum, pero para ello se requiere de apoyos. Por ese motivo se están recogiendo una serie de firmas con el fin de que la iniciativa tome más fuerza.

No parece nada extraño solicitarlo. Desde hace ya varios años, el concepto de patrimonio se ha ampliado desde lo únicamente material a todo aquello que se considera que debe ser especialmente protegido (tradiciones, cantos, espectáculos, gastronomía, etc.), incluyendo a las lenguas. De hecho, ya varias lenguas minoritarias –y que corren el peligro de desaparecer–  han integrado la listas de este Patrimonio Inmaterial que puede ser consultado en la propia página de la UNESCO.

¿Por qué proteger estas dos lenguas? La propia petición de la mencionada academia porta la justificación, que se puede resumir en unas pocas líneas. En primer lugar, desde hace ya tiempo, se está de acuerdo en afirmar que Europa y, por extensión lo que hoy en día llamamos Occidente– tiene una raíces grecolatinas, que estuvieron siempre presentes a lo largo de las épocas posteriores. Ello se plasma en el latín, que se convirtió en la lengua, no solo religiosa, sino de la propia ciencia que toma su auge en el Renacimiento. Hasta el siglo XX, los mayores pensadores que ha dado la humanidad –Santo Tomás de Aquino, Dante Alighieri, Giordano Bruno, Erasmo de Rotterdam, Tomás Moro y Galileo Galilei, René Descartes, Godofredo Leibniz, Isaac Newton y Carl Friedrich Gaussse– se comunicaron y escribieron en latín, que era el idioma internacional de las ciencias.

A ello se le puede sumar un argumento filológico. Una gran mayoría de las lenguas europeas provienen del latín –las romances– o tienen un amplio vocabulario proveniente de éste. Y de la misma forma, todos ellos poseen un amplio vocabulario con raíz griega.

Además de su declaración como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, se solicita que sea el gobierno italiano el responsable de salvaguardar ambos idiomas, nombrando a Italia baluarte simbólico y encrucijada cultural. Acerca de estas dos últimas propuestas no puedo estar de acuerdo, pues no se puede adueñar Italia de su conservación en cuanto que, como se ha dicho, todos los países Europeos beben de estos idiomas –y, en el caso del griego, la propia Grecia se podría considerar, así misma, como la principal responsable de salvaguardarlo-. Esta misión parece más bien propia de la UNESCO o de la Unión Europea.

En cualquier caso, los gobiernos europeos deberían prestar mayor atención, no ya a potenciar el propio aprendizaje de ambas lenguas, sino de las propias Humanidades que, en el caso español, han quedado reducidas en el curriculum de la enseñanza obligatoria al mínimo exponente.

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