Cayo Mario

 Poco es lo que se sabe de los orígenes de Cayo Mario, más allá que nación en Arpinum. Los fundamentos de su promoción política fueron, basicamente, sus éxitos militares: la guerra contra Yugurta (111 a.C al 105 a.C), y el fortalecimiento social y político de los equites. La época de Mario será la de los homines novis (hombres nuevos), que según Apiano eran aquellos que alcanzaban una distinción por sus propios meritos, y no por los de sus antepasados. Es decir, eran personas que llegaban al Senado sin tener antepasados que hubieran alcanzado las altas magistraturas.

Por lo tanto Cayo Mario era un homo novus, cuya  familia estaba protegida por la de los Cecilio Metelo, una de esas familias tradicionales perteneciente a la nobilitas, y que monopolizaban el consulado junto con otras 23 familias.

Mario siguió el Cursus Honorum tradicional. Había sido en el 119 tribuno de la plebe, y antes había participado en el sitio de Numancia. En el 115 fue elegido praetor, en el 114 fue gobernador en Hispania Ulterior, y en el 109 fue nombrado legado del Cónsul Metelo que había recibido el mando de la guerra contra Yugurta.

Esa guerra se conoce gracias a Salustio. Sucedió en Numidia, que era desde la guerra anibálica el principal aliado de Roma en el norte de África, habiendo recibido parte del territorio cartagines tras la tercera Guerra Púnica.

Roma tenía en el reino de Numidia importantes intereses económicos, donde había muchos comerciantes romanos, pero en aquel territorio existía también un interés estratégico puesto que era la clave de la defensa de la provincia de África, la cual dependía del apoyo militar de Numidia, ya que Roma no tenía legiones estacionadas en su provincia africana.

En el 118 se produce en Numidia una guerra de sucesión tras la muerte del rey Mipsa. Éste dejó su reino a sus dos hijos: Adherbal y Hiempsal, y a su sobrino Yugurta. Pero Yugurta quería todo el reino para él, e hizo asesinar a Himpsal, apoderándose de todo el reino de Numidia. Adherbal pidió ayuda a Roma, que no envió fuerza militar, pero si envió una embajada presidida por el Cónsul Opinio, quien propuso una división del reino entre los dos. Yugurta aceptó la proposición, pero en el 113 Yugurta volvió a invadir el territorio de Adherval, quien tuvo que refugiarse en Cirta. Dicha ciudad fue sometida a asedio por Yugurta, tras el cual hizo matar a todos sus habitantes, incluidos los comerciantes romanos e itálicos.

Ello provocó que en el 111 Roma declaraba la guerra a Yugurta, otorgándose el mando de la guerra, en el 109, al Cónsul Metelo, siendo Mario su legado. Entre el 109 y el 107 obtuvo éxitos militares, cuya mayor parte fueron gracias a Mario, lo que le proporcionó una gran popularidad en Roma, la cual le permitió  ser elegido Cónsul en el 107 a.C, pese a los recelos de Metelo.

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Lo primero que hizo como Cónsul fue presentar en comicios, a través de uno de los tribunos, una propuesta para arrebatar a Metelo el mando de la guerra, transmitiéndoselo así mismo. La propuesta fue aprobada, iniciándose así la época de los imperatores, en donde tendrá mucho que ver la reforma que llevo del ejército.

Con dicha reforma pretendía aumentar y mejorar las tropas presentes en África. Salustio escribiría: “recluta soldados no solo por clases según la tradición, sino también entre todos aquellos que lo deseaban, en su mayoría proletarios”.

Mario convirtió a los proletarios en adsidui (hombres movilizables) para la conscriptio (la lava obligatoria). Esto lo habían intentado los Gracos mediante el reparto de tierra entre los proletarios, pero Mario no los convirtió en campesinos, y los reclutaba directamente. Salustio habla de esta medida de la siguiente forma:

(86)…Alistaba él entretanto a los soldados, no conforme a la norma tradicional, ni por clases, sino a la voluntad de cada uno, la mayoría proletarios. Unos referían que lo hacían así por falta de gente mejor, y otros por cálculo político, puesto que a aquella clase de hombres debía su fama y su medro, y que, para quien busca el poder, los más necesitados son los de más provecho: aquellos que no sienten apego por sus cosas, porque nada poseen, y a quienes les parece bueno y honroso cuanto viene acompañado de ganancia. Así pues, Mario, partiendo para África con un número de reclutas algo mayor que el que se había decretado, arriba a Útica a los pocos días….
-Salustio, Guerra de Yugurta-

Llevo a cabo una leva por conscriptio por clases censitarias como era tradicional, pero además incorporó a voluntarios entre los cuales la mayoría eran proletarios. Esa medida venía dictada por la necesidad de acabar la guerra, y la reforma se hizo por la vía de los hechos, es decir, que no estuvo reglamentada. Pero lo que había comenzado como una medida de necesidad, acabó teniendo efectos para el futuro: en primer lugar se produjo una proletarización del ejército. A partir de ese momento fueron cada vez más los proletarios incorporados a las filas del ejército. En según lugar se profesionalizó el ejército, puesto que se les pagaba una soldada, pudiendo acceder a un posible botín de guerra, y vieron el paso por el ejército como un medio para conseguir tierras. Aunque no existe constancia de que Mario prometiera tierras, sí que es cierto que los veteranos de las legiones de Mario contra Yugurta, Cimbrios y Teutones recibieron tierras como recompensa. A partir de ahora, la posibilidad de obtener tierras como premio fue un estimulo para el reclutamiento, y contribuyó a la unión entre los soldados y sus generales. Una vez licenciados, el antiguo general se convertía en su patronus.

De todo esto se deriva un tercer efecto de la reforma: la formación de ejércitos profesionales leales a sus generales y no a la República,  germen de las Guerras Civiles que se producirán en los años siguientes. Los soldados serán leales a sus generales y no a la República.

Por otra parte, desde Mario, el número de legionarios por legión se estabiliza en 6000 soldados. A su vez la legión se dividía en 10 cohortes de 600 legionarios, y una cohorte la formaban 3 manípulos de 200 soldados. El manípulo se componía de dos centurias, formada cada una por 100 legionarios.

Reformado el ejército, Mario emprendió la campaña definitiva contra Yugurta, que concluyó en el 105, en donde se encontraba presente Lucio Cornelio Sila, que más adelante será uno de los hombres fuertes de Roma.

Una vez vencido Yugurta, Mario volvió a Roma, siendo en el 105 elegido otra vez Cónsul, cuyo gran prestigio le permitió ser reelegido Cónsul entre el 104 y el 100 de forma ininterrumpida, incumpliéndose la lex Villia Annalis del 180, que impedía ser reelegido hasta pasado dos años desde la última magistratura desempeñada.

A la victoria contra Yugurta se le sumo la victoria que obtuvo contra Cimbrios y Teutones. Estos eran pueblos nórdicos que, en torno al 120, habían iniciado desde la península de Jutlandia un desplazamiento hacia el Sur, atravesando el Danubio y los Alpes, y en tres enfrentamientos habían resultado vencedores sobre los romanos. Mario consiguió en el 102 una victoria en la localidad de Aquae Sextiae, y una segunda en el 101 en Vercellae, acabando con la amenaza bárbara. Mario fue proclamado como tercer fundador de Roma, después de Rómulo y Camilo. Se celebró un gran Triumphus (triunfo), que le permitió ser elegido una vez más Cónsul en el año 100 a.C.

Por otra parte, entre el 104 y el 101, tuvo lugar la segunda rebelión de esclavos en Sicilia, donde se concentraba la gran mano de obra servil. Solo pudo ser sofocada en el 101 después de la victoria contra los Cimbrios y los Teutones. Aquilio, colega de Mario en el consulado, llevó a cabo la represión, con la matanza de miles de esclavos.

Todo esto desembocó en la llamada crisis del año 100. Esta crisis se corresponde con un periodo de intensa movilización popular, que era consecuencia de la proletarización del ejército, puesto que, a su regreso a la vida civil, los veteranos del ejército reclamaron tierras al Estado. Estos apelaron a Mario, quién firmó una alianza política con Saturnino, que era tribuno de la plebe en el 103, quien además quería fortalecer su poder político.

Esa coalición se plasmo en una serie de propuestas formuladas por Saturnino. En primer lugar se aprobó una ley agraria por la cual los veteranos de Mario recibieron 100 iubadas de tierra en el norte de África. Se aprobó también una nueva lex frumentaria para abaratar el precio del trigo que el Estado distribuía entre los proletarios. Y finalmente la lex apuleia de maiestate, por la cual se creaba un nuevo tribunal permanente encargado de juzgar delitos cometidos por magistrados. Para que el tribunal fuera eficaz debía estar compuesto por equites. Saturnino aprovechó para esto la lex Servilia, que había sido aprobada por el tribuno del 106 Servilio Glaucia. Esa lex Servilia devolvía a los equites en exclusiva la competencia de los tribunales permanentes, y anulaba una ley anterior del 106 que establecía la composición mixta.

Una parte de la nobilitas quiso acabar con el poder de Saturnino y de Glaucia, aprovechando que en el 102 ninguno de ellos era magistrado y ya no tenían inmunidad. Intentaron expulsarlos del Senado, y el medio fue el Censor Metelo Numérico, quién los excluyó del álbum de senadores. Esto se tradujo en desordenes públicos contra esa medida, y tuvieron que readmitirlos en el Senado.

Hubo un nuevo intento de eliminarlos en el 101, y Saturnino fue llevado a los tribunales por alta traición, pero la movilización popular presiono a los tribunales hasta que se logró la absolución.

En el año 100, Mario volvía victorioso de su guerra contra cimbrios y teutones. Mario necesitaba a Saturnino y a Glaucia para obtener las tierras para los veteranos. Ese año Mario era Cónsul, Saturnino fue de nuevo Tribuno y Glaucia era praetor. Los tres se pusieron de acuerdo. El tribuno Saturnino presentó una ley de colonización y otra agraria. Con estas leyes se autorizaba la distribución de de tierra en la Galia Cisalpina y Transalpina, a título individual, entre los veteranos de Mario, y además se preveía la fundación de colonias en Sicilia, Macedonia, y probablemente en Córcega y el norte de África. Además esta política beneficiaba también a los itálicos porque una cláusula autorizaba a Mario a conceder la ciudadanía romana a tres habitantes de las nuevas colonias.

Esas leyes iban acompañadas de una cláusula que obligaba a los senadores a acatar las leyes mediante juramento, bajo pena de sufrir la expulsión de la Curia. Ante la presión de la plebe fueron aprobadas esas leyes, y todos los senadores las juraron, menos Metelo Numérico, el cual tuvo que marchar al exilio.

Mario había conseguido sus fines. Pero en las elecciones para el 99 la situación política estalló. Saturnino y Glaucia debían volver a ser elegidos magistrados para no quedar en una posición de inmunidad. Saturnino fue elegido por la asamblea plebeya otra vez tribuno, pero Graucia se presentó a Cónsul, pero era algo ilegal, y además Mario se opuso a ello. Mario como cónsul debía presidir el proceso electoral y se negó a aceptar la candidatura de Glaucia. Para aquel entonces Mario ya no necesitaba a dos políticos tan radicales. Saturnino y Glaucia apelaron al pueblo para que mediante un plebiscito se anulara la decisión de Mario, pero para eso necesitaban paralizar las elecciones. Para ello asesinaron al otro candidato al consulado. El Senado puso en marcho el Senatus Consultum Ultimum, y Mario como Cónsul encabezó la represión. Mario podía volver a presentarse como salvador de la República.

Como consecuencia de esos hechos el S. II terminaba con el uso de la violencia como método político, tanto por el Senado como por la plebe. La palabra iba siendo cambiada por la violencia. Se caminaba hacia las Guerras Civiles.

En segundo lugar se había demostrado el poder político de la plebe urbana, tanto por el voto, como  grupo de presión. Mientras que en el ejército se produjo una politización de los soldados que influyeron en las decisiones de los magistrados. Los soldados serán un factor importante en la política.

 

Por último se consolidaron dos posiciones en el seno de la nobilitas: los optimates y los populares. Una es más tradicional , la segunda era más reformista y suponía la ruptura de la cohesión interna de la nobilitas.Los optimates era una autodeterminación, que significaba los mejores, en poder y en riqueza. Se presentaban como los defensores del Mos Mairoum y para ellos sus intereses eran los del Estado, y en ello se fundamenta el Senatus Consultum Ultimum.

El término populares fue introducido por los optimates, y significa los próximos al pueblo, que lo utilizan para lograr sus intereses. Pretendían introducir algunas reformas, y habían potenciado las Asambleas, pero no para eliminar el Senado. No eran revolucionarios.
También hay que tener en cuenta que ni optimates ni populares se pueden identificar con partidos políticos, tan solo eran tendencias que se enfrentaran a lo largo del S. I a.C.

 

Autor: D. Gilmart, publicado el 2 de diciembre de 2008

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