Fiestas con carácter militar en Roma
Una característica de los pueblos de la Antigüedad es el contar con dioses específicos, entre ellos divinidades guerreras que presidían los actos y rituales bélicos. Se trata de una relación guerrera entre lo sagrado y lo humano, como una necesidad en busca de una garantía de la protección divina.
En el conjunto del panteón romano existían un amplio número de dioses relacionados en mayor o menor medida con la guerra, entre los que cabe destacar a Marte, que según la leyenda es el padre natural de Rómulo, y por extensión el de todos los romanos. Pero en origen este dios era agrario, el cual evoluciono, por influencia helénica, a dios guerrero, quizás porque los mismos que se dedicaban a cultivar los campos en el tiempo de paz, nutrían en los tiempos de guerra las legiones romanas como bien dice Ovidio: «Las guerras ocuparon largo tiempo a los hombres: la espada se adaptaba mejor que la reja; el toro labrador dejaba su puesto al caballo. Los almocafres estaban ociosos y los legones se transformaron en dardos, y con la fundición del rastrillo se fabricaban cascos.»[1]. Roma, como pueblo militar, que fundamentaba su supervivencia en la fuerza de las armas y en la protección de Marte – símbolo también del genio conquistador del Estado-, favoreciendo a Roma en la guerra, actuando como el legionario perfecto, avisando proféticamente de los peligros que se avecinaban sobre el pueblo romano moviendo las lanzas de la Regia y los escudos de los Salios.
Júpiter por su parte, pese a estar relacionado con la política y la idea del Estado, asistía al guerrero de forma invisible y mágica, atribuyéndosele los presagios que se observaban en el cielo, y era precisamente en el templo de Júpiter Capitolino donde se reunía el Senado cuando se trataban asuntos relacionados con la guerra. A él acudían los generales antes de partir a la guerra, y con la celebración del triunfo se convertían en su doble. Junto con Juno y Minerva formaba parte de la triada capitolina, que debía velar por la salvación de Roma. De esta forma, los gansos consagrados a Juno en su templo avisaron con sus graznidos del asalto galo a la ciudad, mientras que Minerva, en origen diosa de toda actividad de la mente, se identificó posteriormente con la Atenea helénica, y por lo tanto vinculada a la guerra.
Pero existían otras muchas divinidades que se evocaban en época de guerra. Vulcano se relacionaba con el fuego desbastador que asola el territorio enemigo. Bellona, patrona de la guerra, de rasgos aterradores evocaba la furia. A Fauno y Silvano se les atribuían las voces que se escuchaban en la noche o en el fragor de la batalla ante la proximidad de un grave acontecimiento. La Victoria personificaba los valores abstractos del honor, la fidelidad, el valor y la gloria -que en época imperial se convertirá en la potencia vencedora del Emperador y de la supervivencia del Imperio- . Castor y Pólux actuaban en las guerras como jinetes al servicio de Roma. Hércules debía proteger las armas, invocándose junto con Marte y la Victoria, al que los generales solían ofrecer un diezmo de sus bienes. También se podría destacar a los Lares, de los cuales había muchos tipos, entre ellos, los que se encargaban de alejar a los enemigos, siendo a éstos a los que se les atribuyó que Aníbal se alejara de Roma.
Si bien, la relación de todos estos dioses es muy compleja, a veces incluso contradictoria, como se puede ver en las propias fiestas marcadas en el calendario, en la que muchas ocasiones parece que una misma ceremonia este dedicada a dos dioses; sin que se encuentre en muchas ocasiones la relación entre ambos.
Tampoco la mayoría de los estudios abarcan el tema en su totalidad, como es el estudio en su conjunto de las ceremonias y los dioses vinculados a la guerra, cuando por el contrario gran parte de los estudios de Roma están relacionados con el ejercito. Parece que no se tiene una visión de conjunto en el estudio de lo civil y lo religioso en las legiones romanas, una separación que jamás realizaron los romanos.
EQUIRRIA: 27 de febrero, 14 de marzo (NP)
La primera fiesta de índole militar que nos encontramos en el calendario romano es la de la Equirria, cuyo estudio, más allá del significado de la fiesta, parte del problema de que si bien nos pudiera parecer la primera fiesta, puede ser que no sea así y fuera la última del año, es decir, entra directamente en el debate de cuando se iniciaba el año, y el propio significado del mes de febrero, que junto a enero, causan una gran problemática, y es precisamente, el tomar como verdadera una u otra hipótesis, lo que condicionará el verdadero significado de esta festividad. Aunque con toda probabilidad el comienzo del año romano se producía desde muy antiguo el 1 de enero.
Ovidio dice de la Equirria lo siguiente: «Y ya quedan dos noches del segundo mes, y Marte apremia a los rápidos caballos del tronco de su carro: con razón ha conservado el día el nombre de Equirria, pues el dios mismo contempla esas carreras en el Campo de su nombre. Con derecho llegas, Gradivo: tu época reclama su puesto, y en puertas está el mes señalado con tu nombre»[1]. La Equirria era, de esta forma, una festividad en el honor a Marte, instituida según la tradición por Rómulo, en la que se realizaban carreras de caballos en el Campo de Marte. Como se puede apreciar en el texto de Ovidio, éste habla de carros, es decir, se tratarían de carreras de carros, pero otros autores mencionan tan solo a caballos, tal y como lo hace Varrón: «Las Ecurres (Ecuria) la tienen por la carrera de caballos (cursus equorum): en efecto, este día corren, durante los juegos, en el Campo de Marte«[2]. También Festo menciona tan solo a caballos[3].
El lugar donde se llevaba a cabo fue posiblemente en el Trigarium sobre su lado oeste, aunque era habitual que esta gran explanada se inundara, por lo que se trasladaba a la colina de Celio, tal como nos dice, de nuevo, Ovidio al hablar de las segunda Equirria, de las cuales hablaré posteriormente. Ovidio nos dice: «Pero si, por casualidad, el agua se desborda y domina la llanura, recibirá los caballos el Celio polvoriento»[4].
Esta fiesta debió de tener gran importancia, puesto que viene marcada en el calendario romano, pero carecemos de información completa para conocer el ritual en su totalidad. Observando el resto de festividades, las cuales suelen seguir un ceremonial parecido, se puede decir que la carrera de caballos era el final de ese ceremonial. De esta forma, el día de la Equirria comenzaría en el amanecer con un sacrificio en el Ara Martis, lo más probable que un buey, dirigido por el Flamen Martialis, invocándose además de a Marte, a la triada Capitolina y a Quirino.
La Equirria hay que ponerla en relación con el mes de febrero y el resto de ceremonias que en él tienen lugar. El mes de febrero es un mes en el que se celebra numerosos ceremoniales para ahuyentar los malos espíritus de las cosechas y los ganados, así como de los que aquejan a la salud, es por lo tanto un mes de purificación, así como de transición, puesto que es el final de un año para iniciar el siguiente. Si bien, la competición de caballos tiene también una visión práctica, la de ejercitar a los caballos tras un invierno de descanso, y el inmediato comienzo de las campañas militares[5].
Esta misma carrera se volvía a celebrar el 14 de marzo como señala el calendario romano, de nuevo vinculada a los preparativos de la guerra. Aunque este segundo día presenta una curiosidad, y es que cae en un día par, algo inusual, puesto que todos los festivales se celebraban en días impares por la costumbre romana de que los días pares eran de mala suerte. Algunos autores han sugerido que esta segunda Equirria en origen tendría lugar el 15 de marzo, día de los Idus, y que sería trasladada con el fin de que no entrara en conflicto con el festival a Júpiter, que se celebraba todos los Idus, así como el de Anna Perenna, aunque esta hipótesis no se ha podido demostrar[6].
KALENDAS DE MARZO: 1 de marzo ( NP)
Marte fue al menos hasta el año 153 a.C el primer mes del año, y es uno de los pocos meses romanos que llevan el nombre de un dios, con él se inicia la primavera, con el renacer de la fertilidad de la vegetación, los animales y los hombres, y por lo tanto el buen tiempo hace que se reinicien las campañas militares después del largo invierno. Pero pensar que este mes está dedicado al dios de la guerra tan solo por este hecho sería caer en el error, puesto que como ya se ha dicho, en su origen Marte era un dios relacionado con la fertilidad, que quizás evolucionó a la categoría de dios bélico por el hecho de que en ese mismo mes se iniciaran las campañas militares. Aunque hay quien piensa que realmente sería desde sus inicios un dios bélico que ampliaría sus funciones como protector de los que cultivan la tierra de los enemigos externos, que al mismo tiempo son los que hacen la guerra. Pero sea cual sea sus orígenes, lo cierto es que a Marte se le adoró en el mes de la renovación de la naturaleza al que se le pedía la protección de la tierra así como la victoria la guerra.
El día de las calendas de marzo se iniciaba un nuevo año, si bien, la entrada en el cargo de los nuevos cónsules había sido trasladado a enero, parece que la idea de marzo como comienzo del año estaba muy arraigada como para ser sustituido de forma total, de tal forma, que basándose en los intentos de los historiadores romanos por justificar la dualidad de enero y marzo como meses iniciales, ha llevado a muchos investigadores actuales a considerar que ambos meses eran de comienzo del año, si bien, uno, enero, lo sería del año civil, mientras que marzo era el comienzo del año sagrado, aunque esta explicación no puede ser probada del todo[7].
Como comienzo del año sagrado, el día de las calendas de marzo se llevaba a cabo la renovación del fuego en el templo de Vesta, así como los laureles que se ponían en la Regia y en las casas de los flámines eran sustituidos por otros frescos, prácticas que se remontan a los mismos orígenes de Roma. Ovidio nos dice : «Y para que no dudes que entonces las calendas de Marte eran las primeras, puedes prestar atención a las siguiente pruebas. Las ramas de laurel de los flámines que duran todo el año, son retiradas, y aparecen hojas nuevas con ese honor. Entonces verdea la puerta del Rey con el árbol de Febo que se coloca allí. Lo mismo se hacía con tus batientes, curia antigua. Para que Vesta reluzca también cubierta de hojas fresca, se retira del hogar ilíaco el laurel blanquecino. Añadase que, según se cuenta, prende un fuego nuevo en el sanctasanctórum del templo, y la llama reavivada toma fuerza.»[8]. Quizás sea extraño entender esta relación del laurel con Marte, pero existía un vinculo, puesto que en la Regia, en donde se encontraba su santuario, crecían dos laureles en su patio.
El homenaje público más espectacular en honor a Marte era la danza de sus sacerdotes, los Salios, Salii, que formaban uno de los colegios sacerdotales menores compuesto por veinticuatro sacerdotes, los cuales se dividían en dos grupos, cada uno de doce hombres. Uno eran los Palatinos y los otros los Colinos o Agonenses. El primero de los grupos estaba dedicado a Marte Gradivus, mientras que el segundo lo era de Quirino. Todos ellos debían ser de origen patricio, y en el momento en el que fueron elegidos debían tener a sus dos padres vivos. Portaban una primitiva vestimenta militar, con faja de bronce, la túnica picta, coraza rectangular y el manto militar corto con raya escarlata y purpura (trábea), un casco cónico (ápex), así como espada. En la mano derecha portaban una lanza, mientras que en la izquierda llevaban un escudo (ancile)[9], similar al que Júpiter había lanzado del cielo como regalo al rey Numa, que se guardaba en la Regia, junto con otras once copias que el propio Numa había ordenador realizar del original a Mamurio Veturio por temor a que pudiera ser robado, y de esta manera confundir a los posibles ladrones[10].
El 1 de marzo los Salii realizaban una primera procesión por la ciudad, processio Saliorum, a lo largo de la cual iban golpeando con sus espadas los escudos, realizando en determinados lugares del recorrido, llamados mansiones, una especie de danza de guerra, saltaban en un ritmo de tres tiempos marcado por el praesul, al son de una flauta mientras recitaban el canto del Carmen Saliare, el cual tenía tal antigüedad que era dificultoso ya a finales de la república entenderlo de forma correcta al estar en un latín arcaico, lo que daba al ritual una esfera de extrañeza, aunque tan solo se nos ha conservado unos fragmentos del canto gracias a Varrón[11]:
… cume tonas, Leucesie, prae tet tremonti quot ibet etinei de is cum tonarem …
… cozeulodorieso. omnia vero adpatula coemisse.
ian cusianes duonus ceruses dunus Ianusve vet pom melios eum recum …
En primer lugar se puede afirmar la antigüedad del ritual, el arcaico latín del cántico, el uso de una armadura tan antigua, de finales de la edad del bronce, y la mención de tan solo dos colinas, quizás las dos primeras pobladas de Roma, dejan ver que la ceremonia se realizó desde los primeros tiempos de la Ciudad, pero el significado de la ceremonia es complicado de definir, y al parecer, como demuestra el cantico anterior, además de Marte podía haber otras divinidades implicadas en la ceremonia, y una vez más, la ceremonia está vinculada a los preparativos de la guerra, aunque James Frazer afirma que no es esencialmente una danza de guerra, sino más bien un intento de alejar a todos los malos espíritus mediante los golpes que se daban sobre los escudos.
Posiblemente los Salii, al anochecer, tras haber realizado la procesión, llevaban a cabo un banquete, Saliaribus dapibus, bastante suntuoso, y que debía ser bastante conocido por los romanos, puesto que Horacio lo usa de ejemplo en un fragmento de las Odas: «Ahora debemos beber;/ ahora debemos bailar libremente;/ ahora, compañeros, es el momento de adornar/ el cojín con manjares salios»[12]. La ceremonia, posiblemente se realizaba además del día 1, los días 9 y 23 de marzo, pero no parece probable que se celebrara el 9 de marzo, puesto que atendiendo a los Fasti Antiotes Maiores, éste día es comitial, cuando el día 1 en cambio es NP. Los días comitiales no dejaban de ser en sí días fasti, y por lo tanto se permitía la acción civil, algo que no se permitía cuando se producían ceremonias religiosas, de tal forma que no parece probable que se celebrara el desfile en estos dos días, si bien, como dice Varrón, los sacerdotes podían decidir que en caso de necesidad se pudieran convocar ritos religiosos en caso de que hubiera que expiar prodigios, o cuando se fijara alguna feria conceptivae[13]. De esta forma, sí que es posible que los Salii realizaran la procesión a lo largo del mes, incluso en los días mencionados, pero no como algo habitual, puesto que de lo contrario se habría recogido en el calendario.
Pero el primer día del mes, estaba señalado como Matronalia, puesto que el día también estaba dedicado a las esposas y madres de los combatientes, a quienes ese día se tributaban especiales honores en cada familia. Las matronas de Roma, para celebrar el día en que asumían mayor protagonismo, acudían el templo de Iuno Lucina, protectora de los partos, y en la arboleda sagrada que rodeaba el lugar, se ceñían las sienes con coronas de flores y rogaban por la salud de sus hijos. En cierta manera, también tiene relación con la guerra, puesto que son las mujeres las que dan a luz a los futuros ciudadanos que integrarán las legiones, y el ruego por la salud de los hijos también es una forma de ruego hacia los dioses para que vuelvan a casa y que no caigan en el combate.
MAMURIUS VETURIUS: 14 de marzo (NP)
El mismo día que se celebraba la segunda Equirria, el 14 de marzo, se llevaba también a cabo la Mamuralia. Esta segunda Equirria era una celebración semejante a la de febrero, pero con el tiempo fueron perdiendo importancia y la fiesta principal de este día pasó a ser las Mamurales, con las que se recordaba a Mamurius Veturius. Este personaje era el legendario autor de los once escudos falsos entre los que Numa ocultó el verdadera ancile, el escudo sagrado que Júpiter hizo descender del cielo. Los falsos fueron tan perfectamente forjados que el verdadero no se podía distinguir de ellos. Según Ovidio, en pago por su obra, Numa concedió que el nombre de este herrero fuera recordado en el cántico de los Salios en los días de sus procesiones con los escudos sagrados[14].
Pero existen demasiadas preguntas en torno a las Mamurales. Esta fiesta se encuentra en el calendario de Philocalus, pero no en calendarios anteriores. Pero estas fuentes son muy tardías, ya de época cristiana, lo que plantean un problema aún mayor. ¿Realmente es una fiesta distinta?, o, ¿nos encontramos ante un nombre distinto de la propia Equirria? No parece que se trate del mismo ritual, sino de dos ceremonias en el mismo día.
El día de las Mamurales un anciano se vestía con pieles de animales, el cual representaba a Mamurio Veturio. Los romanos, armados con cayados blancos y largos, tenían entonces que expulsarlo de la ciudad a bastonazos, en un rito en el que, según Varrón, significaba la puesta en fuga del espíritu del viejo invierno, del viejo Marte, puesto que como ya se ha dicho anteriormente en origen Marte no era un dios guerrero, sino de la vegetación, al que oraban los labradores para la prosperidad de sus mieses, viñas, árboles frutales y talleres, y como veremos después, al que sacrificaban un caballo en octubre.
Pero pese a que Ovidio nos diga que el nombre de esta fiesta proviene por el mítico personaje, Varrón, por su parte, indica lo siguiente: Meminisee «acordarse» (de memoria «memoria») es cuando lo que ha permanecido en la mente se pone de nuevo en movimiento; y la memoria puede haber recibido su denominación a partir de manere «permanecer», como si se hubiese dicho manimoria. De ahí que los salios, con lo que cantan: Mamuri Veturi, quieran decir «recuerdo (memoria) antiguo»[15]. Es decir, que según Varrón, en el cántico no se está mencionando a ningún tipo de personaje. Por lo tanto, el anciano al que se expulsaba de la ciudad no representaba al forjador de los escudos. Parece que el relato de Varrón tiene mayor lógica, puesto que de lo contrario más que un honor parece un castigo hacia este personaje. Al igual que Varrón, Plutarco también tiende a confirmar la teoría de éste[16]. Algunos por su parte, intentan ver en las palabras «Marmuri Veturi» la denominación de Marte o, como quieren otros, se hace referencia al mes de marzo y, más concretamente, al año que acaba, como ya se ha dicho antes. Si bien, incluso estas palabras podría ser que no procedieran del latín, sino que fueran de origen etrusco.
QUINQUATRUS: 19 de marzo (NP)
El 19 de marzo era llamado Quinquatrus, según nos dice Varrón, porque era el quinto día después de los idus[17], de acuerdo al computo romano que tiene en cuenta el día de partida, algo que solía ser usual, puesto que tenemos otros ejemplos en el calendario romano como Sexatrus, seis días después de los Idus, Septimatrus, siete días después, entre otros ejemplos. Misma etimología da Gelio[18] y Festo[19]. Todos estos autores coinciden en decir que se trataba de una fiesta de tan solo un día, pero por su parte, Ovidio, nos dice que era un periodo de cinco días, empezando el 19 de marzo y los cuatro días siguientes, y que ésta era la razón de su nombre[20]. Ovidio sigue diciendo que el primer día era el festival propiamente dicho, en el que no se derramaba sangre, y que los cuatro siguientes eran un agregado en los que se celebraban juegos gladiatorios. No parece que lo dicho por Ovidio sea cierto, al menos en la parte etimológica, pero sí que quizás en época de Cesar se establecieran cuatro días de juegos para satisfacer al pueblo[21], los cuales debían ser celebrado en los días siguientes a esta festividad, puesto que el 19 de marzo al estar señalado como NP estaría prohibido, entre otras muchas actividades, las luchas gladiatorias. De igual modo es erróneo lo que afirma el gramático Charisius, quien dice que la palabra Quinquatrus proviene del verbo quinquare, que significa purificar, puesto que ese día era cuando se purificaba los escudos sagrados, pero que evidentemente no era así[22].
Ovidio dice que esta fiesta se realizaba en conmemoración al nacimiento de Minerva[23], pero de nuevo las fuentes se contradicen, puesto que Festo nos dice que la causa de que el día estuviera consagrado a Minerva era porque su templo en el Aventino se había consagrado en esa misma fecha.
De esta fiesta, Suetonio en su biografía de Domiciano nos dice: celebraba también todos los años en el monte Albano las fiestas quincuatrias de Minerva, en honor de la cual había instituido un colegio sacerdotal, con el encargo de que algunos de sus miembros, elegidos por sorteo, ocuparan la presidencia y organizaran cacerías especiales y juegos escénicos, además de los concursos de oradores y de poetas[24].
Una nota de los Fasti Praenestini nos dice que «[Sali] faciunt in comitio saltus [adstantibus po]ntificibus et trib[unis] celer[um]«, es decir, los Salios danzaban en el comicio en presencia de los pontífices y tribunos de la caballería. Nos demuestra ésto que los Salios a lo largo del mes de marzo realizaban sus danzas en las diferentes ceremonias existentes en el mes, algo que también viene a confirmar Varrón de nuevo[25]. Como he dicho anteriormente, Charisius viene a decir que en este día se llevaba a cabo la purificación de los escudos sagrados, lo que sí podría ser cierto, por la presencia de los Salios, así como de los tribuni celerum, jefes de la caballería, los cuales desempeñaba una serie de ritos religiosos[26], entre los que podría estar la purificación de éstos escudos portados por los Salios. La presencia además de los tribuni celerum puede indicar que no solo fuera una purificación de los escudos sino de todo el ejercito. Al igual que la Equirria sería una preparación para iniciar las nuevas campañas militares del año[27], además de nuevo la presencia de los caballos, ahora por medio de los tribuni celerum, deja ver que simbólicamente el caballo era de gran importancia, pese a que en la práctica, es decir, en la batalla, la caballería no poseía gran importancia.
Aunque todos los autores clásicos coinciden en señalar que el día estaba conmemorado a Minerva, según el calendario prejuliano, existe un fragmento de calendario, los Fasti Vaticani[28], que dice que el día estaba conmemorado a Marte, Feriae Martii. ¿A qué se debe esto?. Tanto Marte como Minerva tiene una amplia vinculación con la guerra, pero la vinculación de ambos dioses es confusa. Para Scullard, no tiene duda alguna de que el día estaba conmemorado a Marte, tal como dicen los Fasti Vaticani, pese a contradecir a todos los autores clásicos, pero que posteriormente se conmemoraría también a Minerva puesto que fue ese día en el que se consagro su templo como ya se ha mencionado. No se conoce con exactitud cuando el templo fue construido, pero se tiene noticia de él, fuera del pomerium, ya en la segunda guerra púnica, el cual se convirtió en un centro para los gremios de escritores, actores y artesanos, al ser Minerva diosa también de las artes. Si bien, la hipótesis que da Scullard no puedo sostenerse del todo, puesto que no se tiene elementos suficientes como para estar seguros de que fue ese día en el que se consagro el templo de Minerva, al no ser todas las fuentes unánimes. Si bien, lo que propone Sabbatucci[29], es que el día conmemorado a Marte en un principio, fue poco a poco siendo desplazado por Minerva, pero no se trato de un proceso de yuxtaposición de una religión sobre otra, puesto que en un momento dado de la historia de Roma se necesito tanto la triada Júpiter, Minerva, Juno, como la antigua triada Júpiter, Marte y Quirino, y por lo tanto no debe sorprender que sea un intento de unir a dos dioses de ambas triadas, ambos vinculados con la guerra. Tampoco es de extrañar ésto, puesto que los Salii, en teoría protectores de la triada Júpiter, Marte, Quirino, cantan también himnos a Minerva y Juno: versus Iunonii, y el versus Minervii.
Ahora bien, por otra parte debemos distinguir, al hablar de la religión romana, de un culto público y un culto privado. Minerva, junto con Juno y Júpiter, representan al Imperio Romano en su aspecto público, de ahí probablemente que los autores clásicos coincidan en afirmar que el día estaba conmemorado a Minerva, aunque por otra parte Minerva era también, de una forma privada, diosa de los arquitectos y artesanos, pero que por otra parte, la referencia a una feriae Martii se hace en un calendario, que no tenía que ser un calendario público, sino uno privado, en la que su propietario podía tener mayor acercamiento a Marte.
También hubo otra fiesta llamada Quinquatrus Minusculae o Quinquatrus minores, que se celebra en los Idus de junio, por la que los tibicines realizaban por la ciudad una procesión al templo de Minerva[30].
Este último fue un festival del gremio de flautistas (tibicines) que tenían una gran importancia en las ceremonias religiosas, puesto que con su música debía ahogar cualquier otro mal ruido. Tito Livio narra cómo en el 311 a.C, después de haber sido prohibida por los censores su tradicional banquete en el templo de Júpiter, los flautistas se habían retirado a Tibur de tal forma que no había nadie en Roma para que tocaran en los sacrificios: «Al senado le entraron escrúpulos religiosos por esta circunstancia y envió a Tíbur unos comisionados que se ocupasen de que aquellos hombres fuesen devueltos a los romanos. Los tiburtinos, después de hacer corteses promesas, primero les hicieron acudir a la curia y los exhortaron a volver a Roma; al no poder convencerlos, los atacan según un plan nada disonante con la manera de ser de aquella gente. Un día festivo los invitan, unos a éste y otros al otro, con el pretexto de festejar con música sus banquetes, y les hacen perder el sentido cargándolos de vino, del que suelen ser ávidos los de ese ramo, y de esta forma, dominados por el sueño, los tiran sobre unos carros y los transportan a Roma sin que recobrasen el sentido hasta que el alba los sorprendió borrachos perdidos en los carros y abandonados en el foro.»[31]. Después de su regreso se les permitió durante tres días cada año vagar por la ciudad en trajes de fiesta, y para aquellos que desempeñan su labor en las ceremonias religiosas se les restituyó el derecho de comer en el templo de Jupiter. Por otra parte Varrón dice que los tibicines vagaban por la ciudad y se reunieron en el templo de Minerva[32].
Como dice el propio Tito Livio, ésta huelga de flautistas la podía haber pasado por alto en su historia, pero esto atentaba contra la religión. Haber realizado sacrificios sin el sonido de las trompetas podría haber llevado a la ira de los dioses, en un momento además en la que en Roma se encontraba en guerra contra la liga samnita, y podría haber ocasionado alguna catástrofe para Roma. Una vez más se demuestra como la guerra es algo más que una lucha entre hombres, que hunde sus raíces en los dioses y en la religión.
TUBILUSTRIUM: 23 de marzo y 24 de mayo (NP)
El 23 marzo, y de nuevo el 23 de mayo se celebraba la ceremonia de la purificación de las trompetas, aunque según Ovidio este día era el último de los cinco días de las Quinquenalis, en donde también se sacrificaba en honor a la diosa Minerva[33].
Una nota en los registros Praenestine, confirmada por Varrón[34], nos dice que el 23 de marzo fue llamado Tubilustrium porque durante ese día las trompetas utilizadas en los ritos sagrados se purifican en el Salón del calzado, lugar del cual se desconoce su ubicación, en donde se sacrificaba un cordero: in atrio sutorio tubi lustrantur, quibus in sacris utuntur. La nota, además, describe el Tubilustrium como un festival de Marte, aunque Ovidio, al igual que en los Quinquatrus, lo atribuye a forti deae, es decir, Minerva. John Lydus, que menciona la purificación de las trompetas y «un movimiento de los brazos», es decir, un baile de los sacerdotes Salios, dice que el culto estaba destinado a Marte y a una diosa llamada en la lengua sabina Nerine; que debe ser Nerio, la presunta esposa de Marte. Por lo tanto, el Tubilustrium se desarrollaba de la misma manera que el Quinquatrus, aunque en vez de purificarse los escudos se realizaba la purificación de las trompetas.
La naturaleza de las trompetas (Tubi) no está muy clara. En general se entiende que eran instrumentos rituales (como lo son los escudos sagrados), como ya ha sido explicado al hablar anteriormente de los Quinquatrus minores. De hecho, parece que existía al día siguiente algún tipo de asamblea, siendo necesario para su convocatoria la purificación de las trompetas. En mayo se volvía a repetir el Tubilustrium, y tanto el día que seguía al 23 de marzo como al 23 de mayo venía señalado como QRCF, el cual ha sido interpretado por Ovidio como Quando Rex Comitio Fugerit, aunque la mayoría de los historiadores consideran que es errónea esta interpretación. Sea como fuere, parece que los dos días marcados como QRCF son de época de la monarquía, y que mantuvieron las ceremonias religiosas durante la república. Parece que los Tubilustrium tenían la misión de purificar las trompetas y flautas para el día siguiente, pero se supone que la ceremonia también tenía como objeto la purificación de las trompetas de todo el ejército, aunque se desconoce si los militares participaban en esta ceremonia, al igual que en los Quinquatrus estaban representados por los tribuni. En cualquier caso, la ceremonia fue diseñada para ayudar a hacer que el ejército fuera apto para la guerra, en la que de nuevo los Salios danzaban por las calles de la ciudad.
El 23 de mayo se llevaba a cabo una repetición del Tubilustrium. Esto implica un problema de interpretación. Si la ceremonia fue diseñado únicamente para purificar las trompetas utilizadas en la convocatoria de la asamblea del día siguiente, la causa de su repetición es evidente. Pero esto es menos claro si existía una depuración del ejército que lo preparaba para la guerra. En ese caso, posiblemente la explicación se pueda dar si nos remontamos a los primeros momentos de Roma, cuando su extensión era tan pequeña que las campañas eran cortas, los soldados podrían incluso volver a sus casas para realizar tareas agrícolas a mitad del verano, volviendo de nuevo a la guerra, de tal forma que era necesario realizar una segunda ceremonia de purificación de las trompetas[35], aunque por otra parte parece que ambas ceremonias están demasiados juntas en el año, si bien, más tarde, cuando Roma había aumentado considerablemente su territorio, ¿Qué sentido tenía esta segunda purificación?. No parece una respuesta sencilla, pero si tenemos como cierta la teoría antes dada, los romanos eran demasiado tradicionales, en especial con una ceremonia religiosa, para haberla eliminado tan fácilmente, y que al igual que en tantas ocasiones, como por ejemplo los días QRCF, se mantenían tan solo por tradición.
Si el primer Tubilutrium estaba dedicado a Marte, parece que el segundo lo estaba a Vulcano, puesto que ese día se celebraba también su festival. No parece que el festival de Vulcano y los Tubilustrium tuvieran vinculación alguna, pero los romanos inventaron un enlace, considerandole el herrero de las trompetas, tal y como nos dice Ovidio «El día siguente corresponde a Vulcano, lo llaman Tubilustria: limpian y purifican las trompetas que él fabrica»[36]. Esto también nos podría sugerir que este día se purificaban las nuevas trompetas fabricadas ese año en especial.
TRANSVECTIO EQUITUM: 15 de julio (NP)
El 15 de julio fue un colorido día en las calles de Roma, y un día de gran importancia, en determinados períodos de su historia. Este desfile se estableció para de celebrar la ayuda recibida en la Batalla del Lago Regilo, en el 496 a.C, de Castor y Polux. Se habían aparecido en la batalla dos jinetes de barba incipiente y muy superiores en belleza y estatura a los que presenta la naturaleza humana, apareciéndose ante Postumio, el dictador, y a los que el estaban con él, y más tarde lo harían en el foro de Roma. Los romanos no tuvieron duda alguna de que eran los Dióscuros, es decir, Cástor y Pólux. Se estableció así un desfile de caballería para el 15 de julio para recordar este hecho. La celebración decae gradualmente en el transcurso del tiempo, pero fue revivida por Augusto. Se trata de un magnífico espectáculo, tal y como ha sido descrito por Dionisio de Halicarnaso: De esta increíble y asombrosa aparición de las divinidades hay en Roma muchas señales: no sólo el templo de los Dióscuros, que erigió la ciudad en el Foro, allí donde se vieron sus figuras, y la fuente adyacente que recibe el nombre de estos dioses y que se ha considerado sagrada hasta nuestros días, sino también fastuosos sacrificios que el pueblo celebra cada año, durante las fiestas más importantes, en los llamados idus del mes que denominan Quintilis, día en que ganaron esta batalla. Además de esto, se celebra, después del sacrificio, la procesión de los que tienen un caballo público, que, ordenados por tribus y centurias, avanzan cabalgando y en filas, como si vinieran de una batalla, coronados con ramos de olivo y vestidos con la toga púrpura bordeada de escarlata que llaman trábea. Inician la procesión en un templo de Marte que se levanta fuera de la ciudad, recorren ésta y, a través del foro, llegan al templo de los Dióscuros, a veces hasta cinco mil hombres, llevando todos los premios al valor que recibieron de los generales en las batallas, espectáculo hermoso y digno de la grandeza del dominio de Roma. Esto es lo que he sabido que dicen y hacen los romanos en relación con la aparición de los Dioscuros[37]. Livio también nos viene a contar como se estableció esta celebración, aunque en éste caso, dice que fue establecida por el censor Q. Fabius en Rullianus en el 304 a.C, pasándose a partir de entonces revista a la caballería el 15 de julio[38].
Es posible que en origen fuera una ceremonia de carácter anual, que pudo quedar luego restringida a una vez cada cinco años, coincidiendo con el censo de equites llevado a cabo por los censores. No es de extrañar esto, puesto que si atendemos al relato de Livio, la ceremonia fue establecida por un censor. Más tarde parece que la ceremonia fue resucitada de forma anual a partir de Augusto, en la que el desfile era presidido por el princeps iuventutis, el cual iba a la cabeza de los caballeros, en la que el principal cuerpo de los caballeros estaba compuesto por individuos de edades entre los 18 y 46 años. Precisamente fue en tiempos de Augusto cuando se fijaron las cuotas de riqueza para pertenecer al ordo ecuestre. Parece que la ceremonia había iniciado una crisis, en especial a partir de la época de Sila, al haber entrado la censura en desuso hasta época de Augusto en que se resucito, como ya se ha indicado, como una forma también de culto al emperador y de legitimación de éste, puesto que hemos de recordar que uno de los apoyos del poder de Augusto fueron los propios equites.
Algunos autores han apuntado la posibilidad de que los censores, sentados en el templo de Castor y Pollux, llevaran a cabo el censo de caballeros, aunque, si bien, parece probable para un momento temprano de la historia de Roma, no parece factible que el censo se realizara el mismo día de la ceremonia en época imperial, puesto que no todos los caballeros acudían a Roma anualmente a la transvectio.
Por desgracia, todo lo que rodea esta ceremonia se encuentra oculto, de la que poco más se conoce, siendo dudoso también el recorrido que realizaban por la ciudad. Probablemente, como dicen las fuentes, desde el templo de Marte en el exterior de la ciudad, al foro, en donde se sacrificaba en el templo de Cástor y Póllux y posiblemente luego se continuaba hasta el templo de Júpiter en el Capitolino. De nuevo poseemos aquí, una vez más, una relación de dioses guerreros de difícil relación entre ellos, como son Marte y la diarquía Póllux y Cástor, que al parecer son protectores de la caballería romana.
Este desfile no deja de ser una forma de exhibición de la élite romana, aquellos que componían la caballería, que pese a que era la infantería el principal cuerpo del ejército, la caballería tenía tradicionalmente un gran peso simbólico al estar compuesto por los ciudadanos más poderosos de Roma, como lo deja ver Tito Livio: Entonces, el dictador corre hacia los jinetes conjurándolos a que, agotados ya los infantes, bajen de los caballos y entablen la lucha. Obedecieron la orden; saltan de los caballos, vuelan a la vanguardia y, delante de la primera línea, forman una barrera de escudos. Recobra animo enseguida la infantería cuando vio a los jóvenes de la nobleza compartir el peligro en las mismas condiciones. En ese momento, fueron, por fin, rechazados los Latinos y su formación , vencida, cedió[39].
TIGILLUM SORORIUM. FIDES: 1 de octubre (N)
Según Tito Livio el rey Numa estableció un culto anual de Fides, que era la personificación divinizada de la buena fe y de la palabra dada, uno de los pilares en los que se apoyaba el Mos Maiorum. Así lo relata Livio: «También en honor especialmente de la buena Fe estableció una fiesta anual: a este santuario mandó que fueran los flámines en carros de forma arqueada, de un solo eje, y que hicieran el sacrificio con la mano vendada hasta los dedos, simbolizando así el respeto que se debe a la buena Fe y que el lugar donde ésta se asienta, incluso la mano derecha, es sagrado»[40]. Los flámines que se mencionan eran el de Júpiter, Marte y Quirino, y la mano derecha simboliza el compromiso. La mano, al igual que ahora, significa una forma de cerrar pactos, y el que estuvieran envuelta en tela blanca tiene el carácter de no contaminar el santuario con la presencia humana.
La Fides estaba representada por una mujer joven, coronada con una rama de olivo, con una copa o tortuga, o una insignia militar en la mano. Luce un velo blanco o stola; sus sacerdotes vestían de blanco.
Ésta idea de la Fides puede haber sido una idea oriental que llegó a Roma a través de los griegos: Plauto se refiere a algunos embajadores de sumisión que viene con las manos veladas[41] (velatis manibus). Es improbable que el culto de la personificación de esa idea abstracta pueda haber sido tan primitivo como Numa. Sin embargo, su introducción puede no haber sido tan tardía como a veces se sugiere, evolucionando esa Fides, siendo primero considerada como una actitud de los dioses al hombre en lugar de simplemente como la lealtad entre los hombres, que encarnó la fe en la fiabilidad de los dioses, si el hombre realizaba su parte en el mantenimiento de la pax deorum. Esto se puede traducir en la frase «do ut des«, literalmente, «doy para que des», es decir, mantener el culto a los dioses para que ellos mantengan esa pax antes mencionada y evidentemente beneficien a Roma.
Por otra parte, el templo a la Fides, también conocida como Fides Publica, o Fides Publica Populi Romani (lealtad hacia el pueblo romano) no fue construido hasta el 254 a.C, en el consulado de A. Atilius Calatinus, y que se consagro el 1 de octubre de ese año, que probablemente se encontraba en la zona Capitolina, lo que da a pensar que posiblemente el culto a la Fides se iniciara a partir de entonces, o al menos no sería anterior al siglo III a.C. En ocasiones se utilizaba para las reuniones del Senado, y las copias de los acuerdos internacionales se colocaban en sus paredes.
Se relacionaba también este día con el enfrentamiento entre Horacios y Curiacios. El enfrentamiento entre Roma y Alba decidió dirimirse con un combate singular entre los tres hermanos romanos Horacios y los tres hermanos albanos Curiacios según nos narra Tito Livio[42].
El único sobreviviente fue un Horacio quien al regresar a su casa encontró llorando a su hermana Horacia, ya que ésta estaba prometida a uno de los Curiacios que acababa de morir. En un arrebato de ira mató a su hermana y fue condenado a muerte por ello. Sin embargo, debido a su valentía, finalmente sólo fue obligado a purificarse del asesinato de la hermana pasando la cabeza cubierta con un velo bajo una viga (tigillum) que atravesaba una calle cercana al foro y al templo de Juno Sororia (protectora de las hermanas)[43]. Dionisio de Halicarnaso nos dice, además, que antes de que Horacio pasara bajo la viga, el rey Tulio Hostilio ordenó a los pontífices erigir altares a Juno Sororia y Janus Curiatius, ofreciendo sacrificios a ellos[44].
Pero nos encontramos ante una falsa etimología, puesto que Juno Soria no tiene nada que ver con las hermanas (Sorores), pero presidió la pubertad de las niñas, mientras que Jano Cuariatius probablemente presidió el pasaje a la virilidad de los chicos, y los que pasaron bajo el tigillum fueron purificados. Se puede ver así la importancia de la transición, rituales que deben ayudar en transiciones peligrosas, igual que se dan en el resto de culturas del mundo antiguo.
Tradicionalmente se seguía rememorando este hecho con la ceremonia Tigillum sororium de purificación de los soldados que después de sus campañas militares pasaban bajo la famosa viga. Así se iniciaban los actos que simbolizaban el final del ciclo guerrero, lo que no deja de ser una transición, es decir, pasar de una época de guerra, a una época de paz.
El tigillum y los adyacentes altares estaban cerca de la Compitum Acili en el sur-oeste de la colina Oppius. Se trata de una viga horizontal que descansaba en dos montantes, aunque Dionisio sugiere una viga incrustada en las paredes en los lados opuestos de la calle. Se realizaron multitud de reparaciones a lo largo de la historia de Roma del tigillum y aún existían en el siglo IV dC. La viga en sí parece haber sido un objeto directo de sacrificio. Nos podíamos preguntar si no nos estamos encontrando ante lo que más delante serían los arcos del triunfo.
EQUUS OCTOBER, 15 de octubre (NP)
El día de los Idus de octubre, al igual que todos los Idus, estaba consagrado a Júpiter, sin que los calendarios mencionen en ningún caso el Equus October, que tan solo se menciona en el calendario de Philocalus como Equus ad Nixas fit. Se trataba ante todo de una continuación de la purificación que se había iniciado en las calendas de octubre con el Tigillum Sororium, y que seguían con el Armilustrium.
El 15 de octubre se ofrecía una carrera de carros de caballos a los dioses en acción de gracias y sacrificaban el caballo vencedor para purificar la ciudad con su sangre y protegerla, dejando su cabeza como fetiche. Ese día los mejores caballos de guerra eran puestos por parejas en carros y se conducían a galope en una carrera que se llevó a cabo en el Campo de Marte, cerca de las murallas Servias de la Roma republicana. De la pareja de caballos ganadores se tomaba el del lado derecho, quizás en principio pudiera haber sido el izquierdo, utilizándose este caballo para su sacrificio. El sacrificio era llevado a cabo por el flamen Martialis en el altar a Marte en el Campo de Marte, mediante una lanza. La cabeza de caballo era cortada, así como los genitales. Los genitales eran llevados rápidamente a la Regia, en donde se encontraba el templo más antiguo de la ciudad, vertiendo allí su sangre, y entregando otra parte de la sangre a las Vestales, las cuales la echaban al fuego sagrado de Vesta, mezclando luego esas cenizas con la masa de los pasteles que se servían con motivo de la fundación de Roma el 21 de abril. En cuanto a la cabeza, la cual se decoraba, se arrojaba entre dos equipos formados por ciudadanos humildes, unos del barrio de la Sacra Vía y otro del barrio de Sabura, debiendo luchar por su posesión. Si vencían el equipo de la Sacra Vía, la cabeza se clavaba en el muro exterior de la Regia, mientras que si ganaban los de Sabura, la cabeza se clavaba en la Torre Mamilia[45]. Podemos ver aquí como existe una ingestión de la sangre del caballo por medio de los pasteles, concretamente de los genitales, donde se encuentra la virilidad y por tanto la fuerza del caballo, como una forma de transmitir la fuerza del caballo al hombre, lo que permite decir que la ceremonia es antigua, puesto que estas prácticas se encuentran ya en culturas prehistóricas.
El significado original del rito ha sido muy controvertida: algunos creen que es una ceremonia agrícola, otros hacen hincapié en el aspecto militar. Los primeros lo consideran como el último de una serie de festivales de la cosecha, creyendo que el caballo representa el espíritu del maíz. Esta opinión se deriva de acuerdo a una declaración de Festo: id sacrificium fiebat ob frugum eventum ( el sacrificio era realizado para el éxito de los cultivos »), pero es rechazado por aquellos que ven en ella un sacrificio a Marte, relacionandola con la purificación del ejército en su retorno de la campaña de verano y vinculado con el Armilustrium del 19 de octubre. Por supuesto, una hipótesis más satisfactoria podría residir en ambos puntos de vista: en un primer momento se trataría de un rito agrícola que podría haberse convertido en un rito militar, sobre todo si el propio Marte comenzó su carrera divina como una deidad relacionada con la agricultura. Algo que demostraría esto es la carmina fratrum arvalium, un cantico de gran antigüedad cantado por los hermanos arvales, relacionados con la agricultura, pero que en el cantico antes mencionado se nombra a Marte como se puede ver a continuación: Enos Lases iuvate (tres veces) / Neve lue rue Marmar sins incurrere in pleores (tres veces) / Satur fu, fere Mars, limen sali, sta berber (tres veces) / Semunis alternei advocapit conctos(tres veces) / Enos Marmar iuvato (tres veces) / Triumpe (cinco veces). Este arcano texto fue interpretado así por Th. Mommsem: Nos, Lares iuvate! Ne veluem (= malam luem) ruem (=ruinam), Mamers, sinas incurrere in plures! Satur esto, fere Mars! In limen insili! Sta! ververa! Semonis alterni advocate cunctos! Nos, Mamers, iuvato! Tripudia!. Y fue traducido por el mismo Mommsen[46] así:
A los dioses: -¡Lares, venid en nuestra ayuda! ¡Marte, Marte! ¡No siembres la muerte y la ruina entre la multitud! ¡Date por satisfecho, feroz Marte!
A uno de los hermanos: -¡Salta del asiento! ¡de pie! ¡azota!
A todos: -Invocad vosotros alternativamente a todos los semones! (Dioses Lares)
Al dios: -¡Tú, Marte! ¡ayúdanos!
A los hermanos: -¡Bailad! ¡bailad!
No obstante parece que el aspecto militar prevaleció, mientras que su primera vinculación a la agricultura fue poco a poco desapareciendo, tal y como lo dejan ver Timaeus y Polibio, mencionado este día en un contexto militar.
Llegados a este punto, hemos podido comprobar, como la mayor parte de las fiestas y ceremonias, vinculadas con la guerra, tienen como protagonista al caballo, fácilmente comprobable en el Equus October. El caballo tiene un significado de gran ambivalencia, y está presente en ceremonias y leyendas de culturas y religiones muy diversas. Si echamos un vistazo a la mitología griega, Aquiles sacrifica caballos para que conduzcan a Patroclo, su amigo, por el Hades. Hombres caballo forman parte del cortejo de Dioniso. Deméter engendra un caballo. Forma de yegua tienen las Harpías. Pegaso, el caballo alado, surge de la tierra fecundada por la Gorgona. Pegaso hizo brotar la famosa Fuente del Caballo (Hipocrene) inspiradora de las Musas.. Centauros, silenos y sátiros son seres mixtos entre hombres y caballos. Hasta Platón, en Fedro, habla de dos caballos para referirse a la fuerza y a la razón.
Para los chinos, los neófitos en la iniciación son llamados potros. El diablo destructor entre los seguidores de Zoroastro tiene forma de caballo. El propio Apocalipsis tiene como protagonista a jinetes y caballos. El caballo es la montura de Budha, de Kalti, de Mahoma. Los caballos tiran del carro del sol. Así es tanto para Apolo como para el profeta Elías, tanto para Mithra como para el Faraón.
Los galos tenían a la diosa Epona, de características parecidas a la Cibeles griega, que aparece sentada con la mano apoyada sobre la cabeza de un caballo. Los antiguos escandinavos solían sacrificar un caballo intentando encontrar en sus vísceras augurios que les permitieran elegir bien. Los tibetanos daban culto a Kannon, dios con cabeza de caballo. También en China se inmolaban caballos; en sus leyendas, se habla del Señor de los establos del cielo en el que hay caballos blancos como el hermoso Tang Seng. En el hinduísmo, Vishnu, en su décima encarnación, es un caballo blanco, el mismo que un día aparecerá para romper la tierra con su casco a fin de que brote el tiempo de la virtud y de la pureza. En el templo de Nikko, en Japón, es venerado el caballo blanco de Iyegas.
Podemos ver la gran importancia que simbólicamente tenía el caballo, no solo en la propia Roma, sino en la mayor parte de las culturas del mundo.
ARMILUSTRIUM, 19 de octubre (NP)
En general, si el mes de marzo hemos visto que todas las fiestas, la Equirria, el Quinquatrus, el Tumilustrium, tenían relación con el ejercito, puesto que tenían como objetivo purificar a éste con el fin de iniciar las campañas militares, ahora vemos como en octubre tienen lugar ceremonias parecidas, pero que tienen como objeto el cerrar el periodo guerrero, volviendo a purificar al ejercito tras las campañas, puesto que estaban peligrosamente infectados tras el derramamiento de sangre de extraños. Ya hemos visto el Equus October, ahora de nuevo se lleva a cabo el Armilustrium, en honor de nuevo a Marte, en la que posiblemente los Salios volvían a danzar, purificando de nuevo los escudos sagrados, así como todas las armas que habían sido utilizadas en la guerra. Tanto de Plutarco como Varrón dicen que la lustratio se realizó en el Aventino, que fue posiblemente el último punto en la procesión de los Salii, en un espacio abierto llamado Armilustrium (actualmente al sur de la iglesia de S. Sabina): El armilustrio (armilustrium) recibío la suya por el hecho de que en el Armilustrio (Armilustrium) hombres armados (armati) celebran culto, a no ser que ese lugar haya recibido su denominación más bien por éstos. Pero lo que he dicho de estas cosas antes: aquel término procede de ludere «jugar» o de lustrum «purificación», esto es, de que hombres armados «armati» giraban haciendo una representación (ludentes) con los escudos sagrados[47].
Una entrada en el calendario Praenestine parece aplicarse el Armilustrium al 20 de octubre, pero podría ser una nota a la del día anterior al Armilustrium, en la que se hace referencia a la ingestión de sangre tras el sacrificio, una práctica que al parecer había dejado por el tiempo de Augusto, pero que de nuevo nos deja ver que era un ritual antiguo.
El Armilustrium dejaba al ejercito y sus armas purificado para ser utilizada en las campañas militares del año siguiente, y no se celebraban otro ritual vinculado con la guerra hasta el año siguiente, con la Equirria del 27 de febrero.
Notas:
[1] Ovidio, Fastos I, 697-701
[1] Ovidio, Fastos II, 859-863
[2] Varron, De lingua Latina VI, 13
[3] Festo, 71L
[4] Ovidio, Fastos III, 522-523
[5] SCULLARD, Festivals and ceremonies of the Roman Republic, , p. 82
[6] J.Loicq, Latomus, 1964, 491
[7] RUIZ ELVIRA, Problemas del calendario romano, Cuadernos de Filología Clásica, XI, 1976, p. 11
[8] Ovidio, Fastos III, 136-145
[9] Dionisio de Halicarnaso. 2.70.2
[10]Plutarco, Vidas Paralelas, XIII
[11] Varron, De lingua Latina VII, 26, 27
[12] Horacio, Odas 1.37.2
[13] Varrón, De lingua Latina VI, 29
[14] Ovidio, Fastos III, 380
[15] Varrón, De lingua Latina 2, 6-49
[16] Plutarco, Numa 13, 11
[17] Varrón, De lingua Latina VI 14
[18] Gelio II, 21
[19] Festo 304L
[20] Ovidio, Fastos III, 809
[21] William Smith, A Dictionary of Greek and Roman Antiquities, John Murray, London, 1875, pp 982‑983
[22] Charisius, Gramatici Latini, 1, 81
[23] Ovidio, Fastos III, 837
[24] Suetonio. VIII, 4
[25] Varrón, De lingua Latina V, 85
[26] Dionisio de Halicarnaso. 2.64.3
[27] SCULLARD, Festivals and ceremonias of the roman republic, 1981, p. 93
[28] CIL I, 2, p, 242
[29] SABBATUCCI, La religione di Roma antica, p. 109
[30] Varrón, De lingua Latina VI.17
[31] Tito Livio 9.30 5-10
[32] Varrón. De lingua Latina VI, 17
[33] Ovidio, Fastos III 851
[34] Varrón, De lingua Latina VI, 14
[35] SCULLARD, Festivals and Ceremonies of the Roma Republic, p 123
[36] Ovidio, Fastos V, 726
[37] Dionisio de Halicarnaso 6,13, 4
[38] Tito Livio 9,46, 18
[39] Tito Livio; 2,20,10
[40] Tito Livio, 1, 21,4
[41] Plauto, Amph, 256
[42] Tito Livio 1.26
[43] Tito livio 1, 26
[44] Dionisio de Halicarnaso 3.22.
[45] Plutarco, Quaest. Rom., 97
[46] MOMMSEN, Historia de Roma, vol. I, Madrid 2003, p. 242
[47] Varrón, De lingua Latina 6,22
La bibliografía puede ser consultada en: La evolución del calendario romano