Comentario Decreto de Nueva Planta
D. Felipe V. En Buen Retiro, por decreto de 29 de junio de 1707
CLASIFICACIÓN
El texto que vamos a comentar es circunstancial. Tiene naturaleza legal al tratarse de un decreto, que fue firmado el 29 de junio de 1707 en el Palacio del Buen Retiro por parte de Felipe V, rey de España entre 1701 y 1746, al que haremos alusión en el contexto histórico. El tema es político y, en concreto, se indican las razones por las que Valencia y Aragón pierden sus fueros e instituciones. El destinatario del texto, por tanto, son estos dos antiguos reinos de la Corona de Aragón.
COMENTARIO
El decreto establece la pérdida por parte de Valencia y Aragón de sus fueros e instituciones. Hasta ese momento, los Austrias habían gobernado cada uno de los territorios como si se trataran de Estados independientes a los que solo unía el propio rey. Así, tanto Aragón como Valencia poseían sus propias leyes, así como instituciones como las Cortes y la Diputación. Es más, en estos reinos se daba el pactismo, es decir, los monarcas debían gobernar junto con las Cortes.
Los motivos que se alegan para eliminar estos fueros e instituciones son varios. En primer lugar, Felipe V les acusa de rebelión. Cuando Felipe V llega a la península, ambos reinos le habían reconocido como rey, pero poco tiempo después, cuando se ha formado una alianza antiborbónica que defiende los derechos al trono del archiduque Carlos de Austria, estos dos reinos, al igual que Cataluña y Mallorca, reconocieron a Carlos como rey. Por tanto, estaban incumpliendo la fidelidad que le habían jurado.
El segundo motivo que se alega es el derecho de conquista. La Guerra de Sucesión que se abrió en 1701 acabó para los reinos de Aragón y Valencia con la batalla de Almansa en 1707. A partir de entonces, Felipe V volvió a controlar estos territorios y, por tanto, como territorios conquistados el rey considera que los privilegios que hasta ese momento habían tenido podían ser eliminados.
En tercer lugar, Felipe V considera que la eliminación de tales fueros es legítima en tanto que es parte de la soberanía. El rey asume que esta solo le pertenece a él y que no la comparte con ningún otro organismo, en otras palabras, defiende el poder absoluto del monarca que entraña la capacidad para cambiar leyes según sus deseos.
Eliminados estos fueros e instituciones, Felipe V establece que se rijan desde aquel momento por las leyes e instituciones castellanas, de tal forma que a partir de ese momento estos dos reinos ya no eran reinos independientes, sino que formaban un único Estado junto con Castilla, lo mismo que más adelante sucedió con Mallorca y Valencia.
CONTEXTO HISTÓRICO
En 1700 murió el último de los monarcas españoles perteneciente a la casa de Austria, Carlos II. Murió sin descendencia, un problema que, en cualquier caso, ya se observaba desde años atrás. Las principales monarquías, en concreto Francia e Inglaterra, así como las Provincias Unidas, ya habían realizado los llamados Tratados de Partición para apoderarse de territorios pertenecientes a la monarquía española. Cuando Carlos murió, el testamento que este dejó indicaba que el sucesor debía ser Felipe de Anjou, nieto del rey francés Luis XIV. Tanto abuelo como nieto se apresuraron a aceptar la herencia y Felipe fue reconocido rey en los distintos reinos de la monarquía española. Sin embargo, el hecho de que Luis XIV declarara que Felipe mantenía sus derechos sobre el trono francés atemorizó a Inglaterra, las Provincias Unidas y al emperador del Sacro Imperio, quienes consideraban que la unión de Francia y España provocaría que el resto de Estados quedaran sometidos a una posible monarquía hispanofrancesa. Estos países llevaron a cabo una alianza con el fin de que se sentara en el trono español el hijo de Leopoldo I, el archiduque Carlos de Austria, que estaba en la línea de sucesión.
Lo siguiente fue la Guerra de Sucesión que se dio entre 1701 y 1713 en el plano internacional, así como una guerra civil entre Castilla y los cuatro reinos de la Corona de Aragón en la península, incluido Mallorca. Valencia y Mallorca fueron recuperados por Felipe en 1707 tras la batalla de Almansa como hemos ya apuntado. Los otros dos territorios mantuvieron la guerra hasta 1715.
La guerra internacional terminó con el Tratado de Utrecht, que establecía que la monarquía española se reducía a los territorios peninsulares, incluyendo Mallorca, Canarias y los virreinatos americanos. Como hemos visto en el texto, los reinos de la Corona de Aragón recibieron los llamados Decretos de Nueva Planta por los cuales perdían sus instituciones y fueros, por lo que nacía un Estado único que ya podemos llamar España. No obstante, la uniformidad territorial no fue total: el reino de Navarra y las provincias vascas mantuvieron sus leyes e instituciones, pues habían apoyado a Felipe V durante la guerra.