Comentario Tratado de La Haya de 1701
Por cuanto habiendo fallecido sin hijos el Rey de España Carlos Segundo, de gloriosísima memoria, por parte de su magestad Imperial se asegura, que la sucesión de los Reynos, y Provincias de el difunto Rey, pertenece legítimamente a su Augusta Casa; y que el Rey cristianísimo, pretendiendo la misma sucesión para su nieto el Duque de Anjou, y alegando tocarle de derecho, en virtud de cierto Testamento del expresado Rey difunto, se ha puesto inmediatamente en posesión de toda la herencia, y Monarquía de España, por el dicho Duque de Anjou; (…) y que de esta forma los Reynos de España, y Francia se hallan tan íntimamente unidos, que no pueden considerarse en adelante sino como uno mismo, solo, idéntico Reino; de suerte, que si con tiempo no se toma la providencia conveniente, según todas las presentes apariencias, se debe presumir con sólido fundamente, que su Majestad Imperial nunca tendrá que esperar satisfacción alguna de su justa pretensión: Que el Imperio Romano perderá todos sus derechos, sobre los feudos que tiene en Italia, y en el País Bajo Español: y que igualmente los ingleses y holandeses se verán privados de la libertad de su navegación, y comercio en Indias, en el mar Mediterráneo, y en otras partes. Y que asimismo las Provincias Unidas quedarán despojadas enteramente de la seguridad, que por lo pasado han tenido, con la llamada comúnmente la Barrera, por la interposición de las Provincias del País Bajo Español, entre aquélla, y la Francia: y por fin los franceses, y españoles, con semejante unión, llegarán sin duda, dentro de poco tiempo, a tan formidable grado de poder, que fácilmente podrán reducir toda la Europa a su mísera sujeción, y obediencia.
(…)
Todas estas graves razones han obligado a Su Sacra Majestad Imperial, a Su Sacra majestad el Rey de la Gran Bretaña y a los Altos y Poderosos señores de los Estados Generales de las Provincias Unidas, de reparar, con anticipación todos los daños, que se irán previendo, y deseosos de poner en ello el posible remedio, según sus fuerzas, han resulto hacer entre sí una estrecha Confederación y Alianza, para evitar tan grande y manifiesto común peligro.
CLASIFICACIÓN
El presente texto es circunstancial. La naturaleza es legal en tanto que se trata de un tratado internacional fechado el 7 de septiembre de 1701 que se realizó en La Haya. Los firmantes del mismo son, según se expresa, el emperador del Sacro Imperio, Leopoldo I; el rey de Inglaterra, Guillermo III, así como los Estados Generales de las Provincias Unidas. El tema del texto es político, en concreto la alianza que realizan los tres y los motivos de la misma. El destinatario son los tres países o monarquías que suscriben este tratado, es decir, Inglaterra, Países Bajos y Austria.
COMENTARIO
El texto recoge la Alianza que realizan estos tres países con el fin de evitar que Felipe V mantenga el trono español y que sea el archiduque Carlos de Austria el nuevo monarca.
El propio tratado nos pone en contexto, que más tarde desarrollaremos: la muerte sin descendencia del monarca español Carlos II en 1700. Este, según el testamento, había designado como sucesor al duque de Anjou, es decir, a Felipe V, nieto del monarca francés Luis XIV. Felipe V, tal y como se expresa, se ha hecho cargo del trono de una monarquía que se expandía por diversos reinos, que además de los peninsulares, también poseía territorios en Italia, como Nápoles y Milán, así como los llamados País Bajos españoles, que comprendían más o menos lo que actualmente es Bélgica.
Posteriormente, se recogen una serie de motivos para llevar a cabo la alianza de las tres potencias mencionadas. Primero, se expresa que Leopoldo I considera que los derechos dinásticos pertenecen a su familia, la casa de Austria, y en concreto se defendía que el archiduque Carlos, su segundo hijo, heredada la monarquía española. Evidentemente, estaba en la línea de sucesión al trono, y aunque no se exprese, lo que aludía el emperador era que el pretendiente Borbón no poseía tales derechos al haber renunciado su abuela a ellos en toda su descendencia.
Además de esto, otro motivo son los enormes perjuicios que causaría permitir que el Borbón se sentara en el trono español. Por una parte, Austria no podría obtener los territorios de los Países Bajos y los territorios italianos que codiciaba. Por otro lado, a Inglaterra y las Provincias Unidas (actualmente Países Bajos) se les cerraría la posibilidad de participar en las rutas comerciales que monopolizaba la corona española con las Indias occidentales, es decir, América, algo que perseguían y que ya habían manifestado en los llamados Tratados de Partición, a los cuales aludiremos más tarde. Por su parte, las Provincias Unidas quedarían desprotegidas, ya que los Países Bajos españoles actuaban como una barrera entre las primeras y Francia. Con una misma dinastía sentada en los tronos de España y Francia, esta última tendría vía libre para invadir las Provincias Unidas.
Por otro lado, consideran los países firmantes que se ha producido una unión de las monarquías francesa y española, lo que les permitirá dominar Europa. Es evidente que una misma familia gobernaría ambas monarquías; sin embargo, sucedería lo mismo si la casa de Austria accedía al trono español como, de hecho, estaba sucediendo hasta la muerte de Carlos II. Podría decirse que existía la posibilidad de que fuera incluso la misma persona la que ocupara el trono español y francés, ya que Felipe V no había renunciado a sus derechos sobre Francia e incluso Luis XIV los había ratificado. No obstante, era altamente imposible que este hecho ocurriera, pues el hermano mayor de Felipe tenía incluso descendencia. Además, también era posible que el archiduque Carlos heredara los territorios austriacos y el título imperial, hecho que acabó sucediendo. Así pues, es más bien una excusa, sobre todo por parte de Inglaterra y las Provincias Unidas, pues habían observado como Francia no cumplía con el Tratado de Partición de 1700 y sobre todo que lo primero que hizo Felipe V fue entregar a Francia las concesiones de las rutas americanas.
CONTEXTO HISTÓRICO
En gran medida el texto ya nos establece el contexto histórico. En cualquier caso, como ya hemos dicho, en 1700 murió Carlos II, rey de España perteneciente a la dinastía de los Austrias. Murió sin descendencia. Aquejado de miles de males y con imposibilidad de dar un heredero a la corona, el problema de la sucesión estuvo presente a lo largo de su reinado, especialmente en los últimos años. En un primer testamento, se había designado al joven José Fernando de Baviera, pues estando en la línea de sucesión, era el que menos trastocaría el equilibrio de poder existente en Europa. No obstante, Francia, las Provincias Unidas e Inglaterra habían pactado en secreto en un primer Tratado de Partición repartirse el territorio de la monarquía hispánica, sobre todo Francia, que pretendía apoderarse de Nápoles y Guipúzcoa. La muerte de este joven heredero llevó a un segundo Tratado de Partición, con términos similares, pero asumiendo que fuera el archiduque Carlos el sucesor. Mientras tanto, Francia estaba presionando en la corte española para que el sucesor designado fuera el duque de Anjou, y así lo estableció Carlos II en su último testamento. Francia no estaba dispuesta, conseguido eso, a respetar el Tratado de Partición.
La alianza que recoge este tratado contra los Borbones, es decir, Luis XIV y Felipe V, llevó a una guerra internacional conocida como la Guerra de Sucesión entre los países firmantes, a los que se unió otros como Portugal y Saboya, contra Castilla y Francia. La guerra internacional duró hasta 1713, y a partir de ese momento se inició la negociación de paz entre 1713 y 1715 que acabó en lo que se conoce como Tratado de Utrecht. Al mismo tiempo, se produjo una guerra civil en la monarquía española, pues los reinos de la Corona de Aragón, en concreto Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca reconocieron como rey al archiduque Carlos. El conflicto civil se expandió hasta 1715 sostenido por Mallorca y Cataluña.
En definitiva, tras la guerra se consolidó en España, con las fronteras actuales, a una nueva dinastía, los Borbones.