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Discurso de Bruto (Julio César, 1953)

El fragmento de video pertenece a la película titulada Julio César (realizada en 1953 y dirigida por Joseph L. Mankiewicz). Reproduce la obra de teatro, de mismo nombre, escrita por el insigne William Shakespeare. Entre los diálogos más conocidos, exponemos aquí el de Bruto.

Siempre de acuerdo a la imaginación de Shakespeare, Bruto se presenta ante el pueblo con el fin de justificar el asesinado de César en el que él mismo había participado. El discurso, cargado de emotividad, nos sirve aquí sobre todo para exponer las ideas de tiranía y libertad que son, en realidad, atemporales. No pretendo, ni mucho menos, comentar acerca de la información sobre la antigua Roma que el autor de la obra disponía, ni tampoco el contexto histórico en el que se escribió. El objetivo, meramente, es conectar estas ficticias palabras con la realidad histórica del momento en que César fue asesinado con un fin, ante todo, didáctico.

Así pues, antes de nada, el discurso:

BRUTO. — Tened calma hasta el fin. ¡Romanos, compatriotas y amigos! Oídme defender mi causa y guardad silencio para que podáis oírme. Creedme por mi honor y respetad mi honra, a fin de que me creáis. Juzgadme con vuestra rectitud y avivad vuestros sentidos para poder juzgar mejor. Si hubiese alguno en esta asamblea que profesará entrañable amistad a César, a él le digo que el afecto de Bruto por César no era menos que el suyo. Y si entonces ese amigo preguntase por qué Bruto se alzó contra César, ésta es mi contestación: «No porque amaba a César menos, sino porque amaba más a Roma.» ¿Preferiríais que César viviera y morir todos esclavos a que esté muerto César y todos vivir libres? Porque César me apreciaba, le lloro; porque fue afortunado, le celebro; como valiente, le honro; pero por ambicioso, le maté. Lágrimas hay para su afecto, gozo para su fortuna, honra para su valor y muerte para su ambición. ¿Quién hay aquí tan abyecto que quisiera ser esclavo? ¡Si hay alguno, que hable, pues a él he ofendido! ¿Quién hay aquí tan estúpido que no quisiera ser romano? ¡Si hay alguno, que hable, pues a él he ofendido! ¿Quién hay aquí tan vil que no ame a su patria? ¡Si hay alguno, que hable, pues a él he ofendido! Aguardo una respuesta.

TODOS. — ¡Nadie, Bruto, nadie!

BRUTO. — ¡Entonces, a nadie he ofendido! ¡No he hecho con César sino lo que haríais con Bruto! Los motivos de su muerte están escritos en el Capitolio. Su gloria no se amengua, en cuanto la merecía, ni se exageran sus ofensas, por las cuales ha sufrido la muerte.

La pretensión del discurso, como ya hemos dicho, es justificar la muerte de César. Bruto lo hace con una sencilla idea: César era un dictador y, por tanto,  contrario a la libertad. En el argumento, Bruto señala otra idea esencial: la libertad es la característica del pueblo romano. Finalmente, homenajea los logros de César, pese al tirano que era.

Bruto justifica básicamente la muerte de César por la tiranía que este ejercía, por su ambición de poder. Es decir, su asesinato se ha producido por la causa de la libertad. Véase como se usan las palabras en esta frase: “¿Preferiríais que César viviera y morir todos esclavos a que esté muerto César y todos vivir libres?”. Muerte y esclavitud por un lado, vida y libertad por otro. En efecto, César había llegado al poder tras una guerra civil y había pervertido el normal funcionamiento de las instituciones romanas, aunque a lo largo del siglo I a.C. fue bastante  frecuente esto –recuérdese, por ejemplo, la dictadura de Sila-. En cualquier caso, César comenzó a alternar el consulado y la dictadura (magistratura esta última que ya existía para momentos de emergencia durante un periodo máximo de seis meses) sin que hubiera ningún precedente. De hecho, se le acabó por dar la dictadura de forma vitalicia.  Por tanto, con su asesinato se pretendía restablecer el normal funcionamiento de la República, algo que no llegó a suceder y que desembocó en la llegada al poder de Augusto y el establecimiento de un nuevo sistema político encubierto por la máscara del antiguo.

Una segunda idea que se expone es que la libertad es la esencia del romano. El ciudadano romano es libre y, por tanto, soportar una tiranía es dejar de serlo: ¿Quién hay aquí tan estúpido que no quisiera ser romano? Las propias leyes desde hacía varios siglos habían prohibido que un ciudadano romano pudiera ser convertido en esclavo. La ciudadanía, además, comportaba diversos derechos, como por ejemplo la imposibilidad de que los magistrados aplicaran la pena capital sin el consentimiento del propio pueblo. No solo eso. Según Bruto, mantener la libertad es la forma de preservar la patria, es decir, Roma: ¿Quién hay aquí tan vil que no ame a su patria? De esta manera, lo que argumenta es que si hubieran dejado vivir a César habrían dejado de ser romanos y habrían acabado con la propia Roma.

En tercer lugar, el elogio de César: fortuna y valor. Así pues, no se juzga que César hubiera sido un gran estratega que había sido capaz de ampliar los límites del imperio a costa de la Galia. Se le mata precisamente porque se ha convertido en un tirano, pues su ambición no encuentra freno: “Porque César me apreciaba, le lloro; porque fue afortunado, le celebro; como valiente, le honro; pero por ambicioso, le maté”. Por otro lado, al decirnos Bruto que si él mismo hubiera tenido tal ambición, el castigo recibido habría sido igual, nos indica que no se ha asesinado en sí a la persona de César, sino a la propia tiranía.

Además del discurso, no podemos dejar pasar por alto la ambientación de la escena en la película. Esta tiene lugar, debemos suponer, en el foro, aunque la mayor parte de este se encuentra rodeado de andamios y con elementos, como bases de columnas, que no tienen ningún sentido. Una decoración más de teatro que de película. En cualquier caso, parece que la escena tiene lugar sobre todo en uno de los edificios que existía en el foro, la curia, lugar de reunión del senado.  En concreto, Bruto habla desde la escalinata que salva el podium sobre el que se levanta este edificio, que tiene más bien aspecto de templo. No obstante, se han puesto pilares (cuadrados) frente a las habituales columnas (redondas). Desde luego, el espacio que existe en la escalinata y que actúa como tribuna de oradores es pura ficción. La tribuna de oradores, en el foro, y desde donde los políticos hablaban al pueblo, se encontraba más o menos enfrente de la curia.

 

Sugerencias de actividades
  1. Para secundaria, el video debería visionarse después de explicar quién era César y cómo había llegado al poder. Así pues, este discurso puede servir para exponer la causa por la cual César fue asesinado. En resumen, los alumnos deberían responder a dos cuestiones tras leer o visionar el texto: ¿Por qué fue asesinado César? ¿Cómo lo justifica Bruto?

 

  1. La justificación nos puede permitir abrir un pequeño debate en la que se pueden plantear varias preguntas (que deberían ser previamente reflexionadas por los alumnos de forma individual): ¿Está justificada la muerte de César de acuerdo al argumento de Bruto? ¿Es tan importante la libertad? ¿Define una acción concreta, ya sea positiva o negativa, a la persona? ¿Crees que podría haber existido otra manera de acabar con la tiranía de César?

 

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