Iconografía clásica de Afrodita
Afrodita (Venus en la religión romana) es considerada la diosa del amor. En realidad, atribuirle únicamente esta función, como sucede con el resto de dioses, es simplista. Afrodita, más bien, es la diosa del deseo sexual y, por tanto, también de la fertilidad. Igualmente, no podría ser de otra manera, es una diosa de la belleza. Protege la prostitución, en concreto la llamada prostitución sagrada, aunque tiene funciones dentro del matrimonio, pues representa al amor conyugal.
La representación de afrodita es difícil de resumir, en tanto que ha tenido muchas variantes a lo largo del tiempo y, además, los atributos no son tan rígidos como en otros dioses. Es cierto que a veces puede llevar una granada o manzana (símbolo de la madurez), también puede aparecer con un niño, así como algunos animales que están cercanos a ella como la paloma (la más frecuente), la oca o el chivo. Puede también encontrarse junto a determinadas flores: la rosa, la violeta y el mirto. Así pues, en general, son todos ellos elementos de la naturaleza como parece lógico en una diosa que representa la fertilidad. También suele llevar joyas y otros elementos de tocador como el peine, el espejo y ungüentario, que hacen alusión a la belleza. Pero no siempre la encontraremos con alguno de estos atributos.
Su principal atributo, en cualquier caso, suele ser su propia belleza, por eso la desnudez suele ser común en la representación de esta diosa. Así nos la encontramos desde los propios tiempos micénicos, aunque en el Egeo del siglo VII a.C. aparece representada de forma opuesta: vestida con ricas vestimentas, en concreto el peplo, así como tocada con polos (peinado ensanchado hacia arriba y ceñido por la parte inferior). Más adelante, con túnica y manto (ver Afrodita Sosandra de Calamis). No obstante, en el Clasicismo, la diosa vuelve a tender, poco a poco, a mostrar su cuerpo (ello no quiere decir, en absoluto, que no se sigan creando estatuas con la diosa vestida). Primero, los escultores utilizan la técnica de pliegues mojados, de tal forma que las vestimentas se pegan a su cuerpo dejando intuir este (ver Afrodita de los Jardines de Alcámenes). Más tarde, y así será en el helenismo en concreto, la tendencia será la de una Afrodita semidesnuda (ver Afrodita de Arlés de Praxíteles), es decir, apartando su vestimenta para dejar al descubierto diversas partes de su cuerpo. Otras veces, Afrodita vuelve a estar totalmente desnuda (ver Afrodita Cnidia de Praxíteles).
En cuanto a sus actitudes, la mayoría de las veces suele estar de pie, aunque la podemos encontrar también reclinada (Afrodita Olimpias) o sentada. No es extraño que, a lo largo de diversas épocas, la encontremos sobre animales como el toro, el macho cabrío, la oca, el cisne, el delfín o la tortuga. En el helenismo, la actitud de desnudarse es también común (Venus de Calipigia), a veces con el sutil gesto de quitarse únicamente la sandalia (ver Afrodita en “bikini”), Otras veces es pudorosa, como la Afrodita Púdica, y pretende taparse con sus manos y brazos. Incluso la podemos encontrar en algunas ocasiones agachada (ver Afrodita agachada). La imagen de Afrodita saliendo del mar (pues según la mitología allí había nacido) es otra de las maneras de hallarla, como por ejemplo en la Afrodita Anadiomene de Apeles.
En Roma, Afrodita fue asimilada a la diosa Venus, aunque esta era más bien una protectora de la naturaleza, las aguas y la fecundidad. En cualquier caso, la Venus romana nunca llegó a tener el erotismo de la griega, y por lo general se tendió a vestir a la diosa en el arte público imperial, quedando la diosa desnuda y semidesnuda en el ámbito privado en muchos casos. En Roma, Venus suele aparecer con nuevos atributos como por ejemplo los Cupidos, el casco, el escudo de Marte y la Victoria.