Historia medieval

La organización política de la Corona de Aragón en la Edad Media

La Corona de Aragón fue un conjunto de reinos o territorios que estuvieron gobernados por un único monarca, el rey de Aragón, siendo independientes unos de otros, pues cada uno tenía sus propias instituciones y fueros. Los territorios que componían la Corona fueron el Reino de Aragón, los Condados Catalanes, el reino de Valencia, así como los de Mallorca, Sicilia, Cerdeña y Napoles, entre otros.

La Corona surgió como consecuencia de la muerte de Alfonso I el Batallador sin descendencia en el 1134. Esto obligó a su hermano, Ramiro II el Monje, a casar, de cuyo matrimonio nació Petronila, que fue casada, a su vez, con el conde de Barcelona, Ramon Berenguer IV. Alfonso II, hijo de ambos, heredó los territorios de Aragón y Cataluña cuando llegó a la mayoría de edad en 1164; nacía en ese momento la Corona de Aragón.

La principal institución de la Corona era, lógicamente, la monarquía, cuya función era dirigir la guerra, aplicar justicia y legislar. El poder del monarca, muy limitado por el régimen señorial, aumentó con el tiempo, especialmente en los siglos XIV y XV. Esto hizo necesario que surgieran en torno al monarca diversas instituciones y oficios designados por el rey. Así, apareció el Consejo Real, formado por los principales cargos del rey y nobles elegidos por éĺ. De igual forma, para administrar la abundante documentación que los reyes emitían, surgió la Real Cancillería. Del mismo modo, ante la imposibilidad de impartir justicia el propio rey en todos los casos, aparecieron los jueces de Corte, que más tarde dieron lugar a la Real Audiencia. Para administrar la tesorería, existía el maestre racional. En cuanto a los oficiales sobre el territorio de realengo, el rey tenía a merinos y sobrejunteros en Aragón, o los veguers y bailíos en Cataluña y Valencia.

Pero si debemos mencionar uno de los cargos más importantes, este es el de Gobernador General —en origen llamado Procurador General—. Ocupado por lo general por el primogénito del rey, tenía delegadas funciones judiciales y de orden público. Este tenía en cada territorio unos lugartenientes conocidos como regente del oficio de la General Gobernación —Portant-veus de la General Governació en Cataluña—. De igual forma, la ausencia del rey por amplio tiempo de cada uno de sus reinos provocó la designación de un Lugarteniente General —más adelante conocido como virrey— para cada uno de estos. Este cargo, que en principio era un cargo excepcional, pero que se convirtió en habitual, lo ocupaban miembros de la familia real. El lugarteniente sustituía al rey  y desempeñaba sus funciones; podía incluso convocar y presidir las Cortes. 

Cada reino, en cualquier caso, contaba con instituciones propias. Entre ellas las Cortes y las Diputaciones Generales. En el caso del Reino de Aragón, también el Justicia.

Las Cortes son un organismo que surge en el siglo XIII en cada uno de los reinos, excepto en Mallorca (reino administrado por el Gran i General Consell), que enviaba diputados a las catalanas. Tenían representación la nobleza, el clero y las ciudades, votando cada brazo por separado. Solo en el caso del reino de Aragón, existía un cuarto brazo, el de caballeros e infantes. En algunas ocasiones se reunieron los representantes de todos los reinos en las Cortes Generales en Monzón. Tenían como función votar subsidios para el monarca, pero también aprobar legislación presentada por este o realizar peticiones. Por lo general, en la Corona de Aragón las Cortes tuvieron gran poder, en tanto que se impuso el pactismo, es decir, que el rey debe gobernar con el reino. Varios hechos llevaron a esto en el caso del reino de Aragón, como por ejemplo la entrega por parte de Pedro III del Privilegio General (1283), que obligaba al monarca a respetar los fueros y, sobre todo, a convocar las Cortes de forma periódica. Quedó reforzado con el Privilegio de la Unión (1287), que daba a las Cortes incluso la capacidad para destituir al monarca en caso contrario. En 1412, tras el Compromiso de Caspe, el nuevo monarca elegido, Fernando de Antequera, tuvo igualmente que contar con el reino y los fueros.

En cuanto a las Diputaciones Generales, estas surgen a lo largo del siglo XIV como institución que representa al reino mientras las Cortes no están convocadas. Sus miembros son elegidos por insaculación para cada uno de los brazos. Además debían defender también los fueros, recoger impuestos aprobados por las Cortes o llevar a cabo los acuerdos alcanzados en estas.

Finalmente, el Justicia de Aragón, exclusivo del reino de Aragón, tenía como función salvaguardar los fueros y mediar entre la nobleza y el rey. El cargo pasó a estar en la familia de los Lanuza, de tal forma que se convertía en una especie de poder independiente.

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