Lenguas semíticas
En otro tema he tratado de forma general los tres grandes grupos de lenguas que se dan en el Próximo Oriente Antiguo, ahora me centraré en las lenguas semíticas.
Se conservan textos en lengua semítica con antigüedades que alcanzan los 5.000 años, por lo que la lengua se ha de pensar que es mucho más antigua. Pero no se ha de pensar que el semita es una única lengua, sino que es una familia de lenguas en donde existe gran cantidad de variantes, en donde se puede clasificar tres ramas distintas: oriental, septentrional y meridional.
La primera rama, la oriental, se centra en la zona de Mesopotamia, y está compuesto tan solo por el acadio, lengua bien conocida por su literatura y que dió lugar a partir del 2000 a.C a dos dialectos, el babilonio y el asirio, la primera hablado en el sur de Mesopotamia y la otra en el norte. Existe además otra lengua, descubierto no hace mucho, el eblaíta que se parece bastante al acadio.
En la rama septentrional existen tres grupos principales. En un primer lugar nos encontramos el amorrita y el ugarítico. El amorrita es conocido desde al menos la primera mitad del II milenio, y sus primeros hablantes fueron nómadas, mientras que el ugarítico parece una forma antigua del cananeo, escribiendo en el entorno de Ugarit en los siglos XIV y XIII a.C.
En en segundo grupo nos encontramos las lenguas cananeas, un grupo palestino de lenguas y dialectos próximos entre si, cuyos registros escritos se datan a partir del 1500 a.C, creyéndose que el primer alfabeto fue cananeo. Las principales lenguas cananeas son: hebreo, púnico, moabita edomita y amonita. Se escribieron inicialmente en el alfabeto adaptado por los fenicios, procedente de una escritura cananea anterior. El hebreo clásico, también conocido como bíblico, se habló en Israel, siendo su testimonio principal el Antiguo Testamento, cuyo hebreo cubre unos mil años. Se escribió el hebreo al principio en alfabeto cananeo-fenicio, pero en el siglo IV a.C los judíos adaptaron del arameo el «alfabeto cuadrado», el cual aún se utiliza. En el siglo III a.C el hebreo solo se hablaba en Judea e, incluso, en formas alteradas como el misnaico. Como lengua hablada desaparece hacia el 200 d.C en favor del arameo, aunque a pesar de no ser lengua hablada, se uso en los siglos posteriores para escribir innumerables textos en hebreo. Resucitó como lengua hablada para la comunidad religiosa judía a finales del XIX, cuando comenzó el establecimiento de judíos en Palestina. El hebreo moderno, usado por unos cinco millones de personas, es una forma evolucionada del hebreo bíblico. El alfabeto hebreo cuadrado se usa para varias lenguas judías, como el yiddish, el sefardí o el judeoarábigo.
En cuanto al fenicio, los testimonios más antiguos conocidos son inscripciones de hacia el 1000 a.C, halladas en el Líbano, y que perduran hasta los últimos siglos antes de la Era. En su mayoría son inscripciones funerarias y prácticamente no hay textos literarios. En forma similar se conoce a su descendiente, el púnico, desarrollado por los fenicios de Cártago desde fines del S. IX a.C que aún se hablaba en el S. V d.C.
El moabita, edomita y amonita se hablaron en lo que hoy es Jordania y no nos han dejado más que un puñado de inscripciones de los siglos IX a V a.C, y que serían sustituidas por el arameo.
Finalmente el tercer grupo dentro del semita septentrional es el arameo, registrado a partir del 850 a.C en Siria. Se propagó rápidamente, convirtiéndose a partir del S VI la lengua administrativa y lengua franca de todo el POA, desde Afganistán a Egipto, y tan solo el griego rivalizó luego con él, hasta la conquista musulmana a partir del 622 d.C. El arameo precristiano, o arameo imperial o antiguo, está muy bien atestiguado en inscripciones, papiros y documentos varios y en los libros bíblicos de Ezra y Daniel. Se conocen algunos textos literarios arameos, como el relato de Ahiqar. El alfabeto arameo es el cananeo.
En época del nacimiento de Jesús el arameo escrito estaba fragmentado en varias formas, de acuerdo con los diversos tipos de escritura dominantes en las áreas en que era hablando, derivadas todas de las dos variedades principales, arameo occidental (siriopalestino) y arameo oriental (mesopotámico). El arameo occidental generó: nabateo, palmireno, arameo de Hatra, arameo judeopaelestino (galileo), arameo samaritano y cristianopalestino (palestino siriaco). En Palestina, cada uno de los grupos religiosos principales mantuvo su propia singularidad. Los judíos emplearon el alfabeto hebreo para sus traducciones de la Biblia al arameo y otros escritos religiosos, incluidas partes del Midrash y del Talmud palestino, durante los ocho primeros siglos de la Era. Los samaritanos, segregados de la ortodoxia judía, usaron la antigua escritura cananea para traducir los libros de Moisés y para su poesía religiosa, probablemente ya en el S. IV d.C. Los hablantes cristianos del arameo palestino tradujeron la Biblia al dialecto arameo de Palestina meridional, usando la escritura cristianosiriaca, entre el 400 y el 800. La única rama superviviente del grupo arameo occidental es la lengua llamada en árabe, macll, hablada por unos 5.000 cristianos de Maclula y otras dos pequeñas poblaciones sirias, al norte de Damasco.
El arameo oriental comprende el siriaco (cristiano) y el arameo judeobabilonio, así como el mandeo (gnóstico). El centro del siriaco es Edessa (Urfa), hoy turca, aunque se habló también en Mesopotamia. Tiene gran riqueza literaria y aún es la lengua litúrgica de las iglesias sirias. Su escritura es cursiva y se parece a la árabe. El arameo judeobabilonio se escribio en hebreo; su obra principal es el Talmud (babilonio), que comprende la Mishnah (en hebreo) y la vasta Gemara (en arameo). El arameo sirio y el babilonio murieron como lenguas habladas hacia el año 1000. d.C, sustituidos por el árabe. La religión esotérica de los mandeos (sabeos o, en árabe, bi’n, es decir, bautistas), basada en el gnosticismo, tuvo centro el sur de Irak y en Irán. Sus textos florecen en los siglos III a VIII d.C, escritos en un sistema peculiar que anota las vocales. Aún existen pequeñas comunidades mandeas en las ciudades iraníes de Ahwaz y Jorrasmshahr. Las guerras recientes en la zona han puesto en peligro de extinción a estas pequeñas agrupaciones. El arameo oriental se usa también como lengua vernácula, aunque muy fragmentada y variable, en grupos judíos y cristianos de Mardin y Ur Abdin (comarcas de Turquía oriental), Cáucaso y norte de Irak e Irán. Los hablantes de estos dialectos suelen llamar a su lengua «asirio» y se proclaman descendientes de ese pueblo. Los dialectos principales son el ry (turco), lengua de los emigrantes «asirios» a Suecia y a Alemania; y el dialecto oriental urmio (lago Urmia), del que, a comienzos del XIX, aún se conocen textos literarios en alfabeto siriaco. En conjunto, las formas modernas del arameo oriental las hablan unas 300.000 personas en el Oriente Próximo, incluidos los emigrantes a Europa y los EE.UU. Solo el griego ha alcanzado tan larga pervivencia entre las lenguas escritas vivas de la Antigüedad.
Finalmente se encuentra el grupo del semita meridional, que incluye las lenguas de Arabia meridional etiópicas, pero que no trataré por ahora, puesto que queda fuera del Próximo Oriente Antiguo.