Películas sobre la Segunda República y la Guerra Civil

La Segunda República y la Guerra Civil son dos momentos de la historia española que van unidos, pues la segunda puso fin a la primera. Pese a esto, el número de películas que tratan ambos periodos no se asemeja, pues la mayoría de ellas se centran en la guerra. De hecho, es difícil encontrar alguna película cuyo argumento no desemboque en esta.

En cualquier caso, podemos empezar por varias series que cubren buena parte de estos dos periodos: 14 de abril. La República (Jordi Frades, España, 2011-2019), que su título precisamente ya nos indica cuál es la intención de la misma; así como Las Chicas del Cable (Ramón Campos y Gema R. Neira, España, 2017-2020), que empieza antes de la proclamación de la República y terminará después. Un poco más vieja, pero también con una perspectiva temporal que abarca la primera parte del siglo XX español, los seis capítulos de La forja de un rebelde (Mario Camus, España, 1990), que cuenta la vida del escritor Arturo Barea a partir de su autobiografía. También podemos aludir a los Jinetes del Alba (Vicente Aranda, España, 1990), otra serie de cinco capítulos que transcurre en Las Caldas (Asturias) y que nos permite ver la situación en la región desde 1922 hasta el inicio de la guerra civil, pasando por la Revolución de octubre de 1934. De igual manera, cubre un amplio periodo de tiempo, aunque toma lugar en Barcelona, La plaza del diamante (Francesc Betriu, España, 1982)

En cuanto a hechos concreto, podemos empezar por Belle Epoque (Fernando Trueba, España, 1992), que transcurre en 1930, es decir, en los momentos en que la Monarquía se tambaleaba y el movimiento republicano ascendía. La miniserie, Tres días de abril (Miguel Anxo Murado, España, 2010) narra los días entre el 12 y el 14 de abril, es decir, entre las elecciones municipales y la proclamación de la república.

Entre las medidas de la República encontramos un amplio programa de construcción de escuelas públicas y un cambio en la forma de enseñar. En ese sentido podemos citar La lengua de las mariposas (José Luis Cuerda, España, 1999), protagonizada por Fernán Fernán Gómez. En este mismo aspecto, aunque es más bien un documental, Las maestras de la República (Pilar Pérez Solano, España, 2013). Otro de los grandes logros de la República fue sin duda el voto a la mujer; una de las grandes defensoras del mismo fue la diputada Clara Campoamor, cuyo paso por el parlamento es el argumento de Clara Campoamor. La mujer olvidada (Laura Mañá, España, 2011). La vida en las zonas rurales en aquella recién proclamada república lo recogió un documental de la época: Las Hurdes, tierra sin pan (Luis Buñuel, España, 1933), aunque Buñuel exageró muchas escenas. Por su parte, Tierra de rastrojos (Antonio Gonzalo, España, 1979) nos muestra al vida de los jornaleros, las pretensiones por tener tierras propias y cómo los caciques acaban por perseguirlos y asesinarlos al inicio de la guerra. En clave más bien documental, en donde participan supervivientes del acontecimiento, Casas Viejas (López del Río, 1983), uno de aquellos episodios en que la Guardia Civil no dudaba en apretar el gatillo para sofocar los levantamientos anarquistas. Otra película de época rodada en plena guerra civil en la zona Republicana es Aurora de esperanza (Antonio Sau Olite, España, 1937), que denuncia la situación de los obreros en Barcelona hasta el momento en que estalló la guerra.

Las reformas de la república que beneficiaban a los de abajo fueron contestadas por los de arriba con un golpe de Estado que se acabó convirtiendo en una guerra civil cruenta y sin sentido como recoge el corto 1939 (Juan Antonio Barrero, España, 2003). Locura que también quiere recoger La guerra de los locos (Manolo Matji, España, 1986), en donde unos enfermos mentales se escapan del psiquiátrico al inicio de la guerra. Desde el punto de vista de un general leal a la República, Memorias del general Escobar (José Luis Madrid, España, 1984), que cubre el conjunto de la guerra hasta que este es ejecutado en Barcelona. En cuanto a la división de ideas incluso dentro de una misma familia, antes del inicio de la guerra, Pasiones rotas (Nick Hamm, Estados Unidos, 1999), que no deja de ser un melodrama que, en realidad, no consigue ningún objetivo más que el de ser la historia de un mero romance más.

El golpe fue planeado por Mola, y eso es de lo que trata La conspiración (Pedro Olea, España, 2012). Entre los primeros movimientos de los sublevados estuvo el traslado de Franco a África, y este acontecimiento tiene una película propia: Dragon Rapide (Jaime Camino, España, 1986). Precisamente el protectorado español, en concreto Tánger, es el escenario en el que tiene lugar La vida perra de Juanita Narboni (Farida Benlyazid, España y Marruecos, 2005), donde se puede apreciar los cambios que se producen en la ciudad hasta la descolonización.

Los primeros meses de ese golpe y la organización de la España sublevada quedan espléndidamente recogidos en Mientras dure la guerra (Alejandro Amenábar, España y Argentina, 2019), que gira en torno a la figura de Unamuno en aquellos fatídicos días. En zona sublevada también transcurre, aunque con clara apología del régimen: Sin novedad en el Alcázar (Augusto Genina, 1940) y, claro está, Raza (José Luis Sáenz de Heredia, España, 1941) basada en una novela que escribió el propio Franco. Poco después de acabar la guerra, se produjo Rojo y negro (Carlos Arévalo, España,1942), que fue censurada por su cercanía a los principios de falange, pero que nos muestra la guerra desde el lado sublevado. El avance de las tropas nacionales, en Jo Papa (1975), aunque se trata de un soldado que recorre con su familia muchos años después de la contienda aquellos lugares por donde había pasado. Más modernas, ¡Biba la banda! (Ricardo Palacios, España, 1987), película cómica sobre los miembros de una banda que abandonan el ejército en la España sublevada. Con el argumento de las relaciones del bando sublevado con la Alemania nazi, La niña de tus ojos (Fernando Trueba, España, 1998) en donde un equipo de producción español se traslada a Berlín a realizar una película ambientada en Andalucía. También con carácter internacional, Agente confidencial (Herman Shumlin, Estados Unidos, 1945), una película acerca de un espía de la República durante la firma del Tratado de Múnich. También sobre espionaje, Triple agente (Éric Rohmer, Francia, 2004).

Para lo que sucedió en la España republicana en los primeros momentos, la película en clave documental: Azaña, cuatro días de julio (Santiago San Miguel, España, 2008). La vida en el Madrid asediado, Las bicicletas son para el verano (Jaime Chávarri, España, 1984). Los bombardeos llevaron al Gobierno a salvar las obras del Museo del Prado y trasladarlas hasta Ginebra, en este contexto gira La hora de los valientes (Antonio Mercero, 1998). La mujer del anarquista también trascurre en ese Madrid asediado, mostrándonos la importancia de la radio. También Tu nombre envenena mis sueños (Pilar Miró, España, 1996), sobre el asesinato de tres falangistas y sus crímenes durante el asedio de la capital.

La incapacidad de tomar Madrid por los sublevados llevó a estos a lanzar una operación sobre el frente norte. En ese contexto se sitúan A los cuatro vientos. Lauaxeta (José Antonio Zorrilla, España, 1987), en el Bilbao sitiado de 1937; y Luna de lobos (J. Sánchez Valdés, España, 1987), que comienza con un grupo de soldados aislados en las montañas asturianas que resisten durante los diez siguientes años. De poca calidad y extraña, El árbol de Guernica (Fernando Arrabal, Francia, 1975) con el famoso bombardeo como punto central.

En la otra gran ciudad de España, Barcelona, leal al gobierno de la república, la burguesía se quedó en sus villas de recreo. Es lo que trata Las largas vacaciones del 36 (Jaime Camino, España, 1976). A los que la guerra les toco en zona sublevada, la adaptación de la novela «Mi idolatrado hijo Sisi», de Miguel Delibes con el nombre de Retrato de familia (Antonio Giménez-Rico, España, 1976). En la zona republicana, la CNT y sus milicias adquirieron gran poder, y llegaron a rodar una película de carácter infantil en donde inculcaban la lucha anarquista: ¡Nosotros somos así! (Valentín R. González, 1937). Desde Hollywood, en pleno conflicto, también se realizó una película sobre un campesino que se niega a ir al frente: Bloqueo (William Dieterle, EE.UU. 1938), si bien la mención expresa a al guerra civil y el apoyo al bando republicano quedan para el final. Las brigadas internacionales, en Tierra y Libertad (Ken Loach, España, Italia, Alemania, Reino Unido; 1995), que en gran medida nos permite ver la revolución social que se produjo en la zona republicana. Poco después de acabar el conflicto, ya estaba rodada, aunque su estreno fue después, Sierra de Teruel (André Malraux, Francia y España, 1939), sobre un avión de las brigadas internacionales derribado en esta zona. También en El viaje de Carol (Imanol Uribe, España, 2002) y Juegos de mujer (John Duigan, Reino Unido, 2004) nos muestran el desplazamiento a España de personas que vinieron a luchar por la república. Aunque no transcurre en España, El baile de agosto (Pat O’Connor, Irlanda, 1998) nos muestra la idea de ir a España para luchar contra el fascismo. En el caso de El pianista (Mario Gas, España, 1998), la trama gira en torno a dos amigos músicos que se recuentran cuarenta años después de que uno decide seguir en París y el otro vuelve a España para luchar por la República.

En tono humorístico y con la trama en el Frente de Aragón: la Vaquilla (Luis García Berlanga, España, 1985). De menor calidad, Tengamos la guerra en paz (Eugenio Martín, España 1976), sobre un soldado que se va cambiando de bando varias veces. En el frente de Aragón transcurre también Incierta gloria (Agustí Villaronga, España, 2017). También en zona de frente transcurre La mula (Michael Radford, España, 2013). Más seria, Por quién doblan las campanas (Sam Wood, Estados Unidos, 1943) basada en la novela de Hemingway. Una de las batallas más importantes fue la del Ebro, eso y la leva de la llamada Quinta del Biberón son los argumentos que componen Ebro, de la cuna a la batalla (Roman Parrado, España, 2016). En los dos últimos meses de la guerra y la necesidad de escapar, transcurre Soldados (Alfonso Ungría, España, 1977) y El largo invierno (Jaime Camino, España, 1991), esta última en una Barcelona a punto de caer. Las mujeres consiguieron la igualdad durante la República y muchas se implicaron en la lucha a favor de la República, de ahí la película Libertarias (Vicente Aranda, España, 1996).

El mundo de la cultura entre las dos Españas se refleja en la conocida ¡Ay, Carmela! (Carlos Saura, España, 1990) y Pájaros de papel (Emilio Aragón, España, 2010), aunque esta último sobre todo ocurre durante la posguerra. Vida en sombras (Lorenzo Llobet García, 1948) nos muestra los sueños rotos, en este caso de alguien que pretendía dedicarse al cine, pero con la guerra se ve obligado a dejarlo. La película fue censurada por las criticas que existían hacia los sublevados. Un corto también sobre ilusiones truncadas por la guerra: El ingenio (Rosario F. Yubero, España, 2011).

Casi todas las películas muestran la represión, aunque de forma concreta podemos nombrar Soldados de Salamina (David Trueba, España, 2003). Los fusilamientos de inocentes en la parte sublevada en Fiesta (Pierre Boutron, Francia, 1995). En la Trinchera infinita (Jon Garaño, Aitor Arregi, José Mari Goenaga; España, 2019) podemos ver los primeros días de la Guerra Civil y cómo muchas personas pasaron treinta años escondidas, parecido al argumento de los Los girasoles ciegos (José Luis Cuerda, España, 2008). Viva la muerte (Fernando Arrabal, Francia, 1971) producida en el extranjero durante la dictadura en el que un niño tras el fin de la guerra quieres saber qué paso con su padre. Los que no se escondieron, intentaron huir de una muerte segura, como nos muestra el cortometraje Días rojos (Gonzalo Bendala, España, 2004) que se desarrolla en la sierra andaluza. De igual manera, Huidos (Sancho Gracia, España, 1992), pero ambientada en Galicia. La detenciones por pensar distinto a los sublevados fueron usuales, como por ejemplo sucede en el Lápiz del carpintero (Antón Reixa, España, 2003)).

Un de los asesinados fue el poeta García Lorca. Varias películas tratan el hecho: A un dios desconocido (Jaime Chávarri, España, 1977), Muerte en Granada (Marcos Zurinaga; España, Estados Unidos, Francia, Puerto Rico; 1997), que sigue el estudio realizado por Ian Gibson. Antes de esta película, también se realizó siguiendo la investigación de este último una miniserie de seis episodios: Lorca, muerte de un poeta (Juan Antonio Bardem, España, 1987). También relacionado con Lorca, La luz prodigiosa (Miguel Hermoso, España e Italia, 2003) sobre un pastor que recoge a un fusilado.

Junto con Lorca, otro de los personajes más conocidos que siguió igual destino fue el presidente de la Generalitat, quien, capturado por la Gestapo, fue entregado a España donde fue fusilado. Esos son los hechos que recoge Companys, proceso a Cataluña (Josep María Forn, España, 1978).

La guerra sacó rencillas entre familias, aunque tampoco era la primera guerra civil, en Vacas (Julio Medem, España, 1992), que transcurre en un valle guipuzcoano, se nos muestra las rencillas de tres generaciones, desde la tercera guerra carlista hasta la guerra civil.

La Iglesia apoyó la represión de los sublevados en todo momento, independientemente de que algunos sacerdotes intentaron parar la sangría. Ese es el contexto de La buena nueva (Helena Taberna, España, 2008), al igual, y de la misma directora, Alsasua 1936 (Helena Taberna, España, 1994), en donde se ve el posicionamiento de la Iglesia a través de la recreación de los hechos ocurridos en la localidad que da nombre a la película. En Réquiem por un campesino español (Francesc Betriu, España, 1985), basada evidentemente en la novela homónima de Sender, el cura de un pueblo pretende justificar su implicación en la represión de Paco. En la producción americana El ángel vestido de rojo (Nunnally Johnson, Estados Unidos, 1960), en cambio, un sacerdote deja su fe para luchar con las milicias tras enamorarse de una prostituta. En cualquier caso, las milicias represaliaron por lo general a los clérigos como se puede observar en Un dios prohibido (Pablo Moreno, España, 2013), en concreto el asesinato de 51 miembros de la Comunidad Claretiana de Barbastro.

Otros tantos tuvieron que exiliarse, entre ellos intelectuales como Severo Ochoa, cuya vida es mostrada en Severo Ochoa, la conquista de un Nóbel (Sergio Cabrera, España, 2001), por lo que parte de la película transcurre durante Guerra Civil. También sobre el exilio, esta vez en México, Otaola, o la República del Exilio (Raúl Busteros, Mexico, 2000). Ten el mismo país transcurre El balcón vacío (Jomí García Ascot, México, 1976), que trata sobre la nostalgia y los recuerdos de la infancia de una exiliada. No obstante, muchos exiliados tuvieron que hacer frente a la Segunda Guerra Mundial y acabaron en campos de concentración nazis, trama en torno a la cual gira El fotógrafo de Mauthausen (Mar Targarona, España, 2018).

Muchos de esos exiliados eran niños, que la República intentó sacar de España para que no sufrieran la guerra. En ese contexto podemos citar Ispansi, sobre los niños que acabaron en la Unión Soviética. La guerra civil desde el punto de un niño en El hermano bastardo de Dios (Benito Rabal, España, 1986). Aunque más ciencia ficción, en tanto que se trata una fantasía que transcurren durante la guerra, podemos mencionar El laberinto del Fauno (Guillermo del Toro, México y España, 2006). En el fin de la guerra y en un orfanato se sitúa El espinazo del diablo (Guillermo Del Toro, México y España, 2001)

Autor: D. Gilmart, publicado el 7 de junio de 2020

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