El mundo clásico – Robien Lane Fox
Robien Lane Fox, El mundo clásico. La epopeya de Grecia y Roma, Crítica, Barcelona, 2007
“El mundo clásico es el mundo de los antiguos griegos y romanos, unas cuarenta generaciones anteriores a la nuestra, pero capaz aún de suponer un reto al compartir con nosotros una misma humanidad”.
Nuestro conocimiento acerca del mundo clásico es amplio, aunque quizás no tanto como nos gustaría. En cualquier caso, intentar dar una visión general sobre el mismo es una tarea harto compleja puesto que, ante toda esa información, el atrevido escritor debe seleccionarla y crear un eje conductor que la aglutine. Arte, costumbres, conocimientos, filosofía, religión, política, historia, entre otras cuestiones, deben ser tenidas en cuenta. Pero ante todo, el escritor no debe caer en el error de mostrar la cultura griega y romana como algo homogéneo. Incluso dentro de ambas, la heterogeneidad es manifiesta, especialmente en el mundo griego. Uno incluso podría preguntarse, por ejemplo, si las diferencias entre Esparta y Atenas son más numerosas que aquello que comparten. Una cuestión que posiblemente pueda contestar el lector al finalizar la obra de Robien Lane Fox.
El autor nos ofrece una visión acertada y amplia de estas dos culturas resolviendo todos los problemas que acabamos de mencionar. ¿Cómo logra unir estos dos mundos “clásicos”? Por medio del emperador Adriano, que en buena medida constituye ese mencionado eje conductor tal y como manifiesta el autor desde las primeras páginas. Su elección se basa ante todo en que Adriano tuvo una gran vinculación con el mundo griego, de tal manera que a lo largo de los distintos capítulos suelen aparecer anécdotas acerca de dicho emperador. La época de este, que es con la que acaba esta obra, es para muchos estudiosos, aunque siempre discutible, el broche final de lo que se considera la literatura clásica inaugurada por las obras de Homero, las cuales, no podía ser de otra manera, dan comienzo a este libro.
La organización de la obra es cronológica, pero en realidad no es meramente una historia de hechos, aunque en buena medida priman los acontecimientos históricos. No obstante, algunos capítulos –de un total de cincuenta y cinco- son dedicados de forma monográfica a cuestiones concretas: “Los dioses inmortales”, “Sócrates”, “Los dos filósofos” –en referencia a Platón y Aristóteles-, “La vida en las grandes ciudades”, “El ejército romano”, “Los últimos días de Pompeya”, entre otros. Ninguno de ellos, en cualquier caso, son capítulos aislados unos de otros, puesto que el autor logra enlazarlos con gran maestría.
Por otro lado, todos estos capítulos se estructuran en seis grandes bloques, que son, en realidad, los seis grandes momentos en que los historiadores suelen dividir el mundo clásico: “El mundo griego arcaico”, “El mundo griego clásico”, “Los mundos helenísticos”, “La república romana”, “De la república al Imperio” y, finalmente, “Un mundo imperial”.
A lo largo de las numerosas páginas, el autor aporta un gran caudal de datos, siempre traídos a colación para ilustrar las explicaciones generales, que son expuestas de una forma compresible para el no docto en tales cuestiones. Se trata, sin lugar a dudas, de un texto que tiene como objetivo la divulgación. Una buena obra para poder sumergirse por primera vez en el mundo clásico, ampliar los conocimientos del mismo u obtener una visión distinta sobre la época.
Podemos mencionar, como elemento enriquecedor de este libro, una selección de mapas que permiten al lector conocer la geografía del mundo clásico. De la misma manera, hay una selección bibliografíca en cada uno de los capítulos, aunque, al ser una obra escrita en inglés, los títulos que el autor recomienda están en este mismo idioma, sin que se puedan encontrar traducciones al castellano en la mayoría de los casos.