La dinastía Julio-Claudia
Cuatro son los príncipes de la dinastía Julio Claudia que se sucedieron al frente del Imperio: Tiberio (14-37 d.C), Calígula (14-37), Claudio (41-54), y finalmente Nerón (54-68).
Se trata de unos principados basados en el nombre, patrimonio, prestigio y clientela de Augusto, cuyos herederos eran miembros de dos familias de la nobilitas: los Julio y los Claudio. Era un principado carismático porque la primacía se veía en el parentesco con Augusto y todos sus sucesores se contagiaban del parentesco con Venus y Marte. En general fue un periodo de ensayo, ya que había que normalizar la contradicción entre el ordenamiento político de Augusto y el jurídico de la República. Pero sus sucesores no tenían los logros de Augusto por lo que tuvieron que buscar nuevas formas para justificar sus poderes.
TIBERIO
Tiberio llegó al principado cuando contaba con 50 años, y tenía a sus espaldas las victorias en Panonia y Germania. Tácito lo describe como un tirano cruel y de cuantiosos vicios, quien uso el asesinato como arma política, usando la lex de maiestate para librarse de sus enemigos. La personalidad de Tiberio es extraña, puesto que devolvió al Senado sus poderes extraordinarios y declaró que quería ser un ciudadano más, pero el Senado instó a que volviera a tomarlos, pero renunció al praenomen de Imperator, al título de Pater Patriae, a la corona cívica, y pocas veces ocupó el consulado.Su principado estuvo marcado entre la tensión del antiguo y el nuevo régimen, es decir, entre el Senado y el Príncipe, así como la cuestión de la sucesión tras su muerte.
Según había declarado Augusto, Germánico debía suceder a Tiberio. Germánico tenía gran experiencia militar en el frente de Germania, y en el 16 d.C fue enviado por Tiberio a Oriente dotado de imperium proconsular maius con la misión de solucionar el problema de Armenia. El rey de Armenia había sido derrocado por los partos, sin que existiera en esos momentos un gobierno, lo que ocasiono que el Estado entrara en anarquía. Germánico solucionó el problema con un gran éxito diplomático que consistió en poner de acuerdo a partos, armenios y romanos en torno a una candidatura al trono. Pero Germanico tras esto no regresó a Roma y en el 19 d.C fue a Egipto, donde entro sin autorización de Tiberio, puesto que siendo senador su entrada estaba prohibida. Allí prácticó la emitatio Alexandri adoptando modos de las monarquías orientales, y al volver a Antioquía se encontró con que Calcurnio Pisón, que había sido nombrado por Tiberio gobernador de Siria, había anulado todas sus actas. Ante esto Germanico destituyó a Pisón, pero Germánico murió ese mismo año en Antioquía. En Roma se acusó a Pisón de haberle envenenado, siendo juzgado por maiestates y condenado a muerte.
Tiberio |
La muerte de Germánico abrió de nuevo la cuestión de la sucesión, a lo que se sumó la muerte del hijo de Tiberio, Druso, que era el sucesor tras Germánico. Se iniciaban de nuevo las conspiraciones, una constante a lo largo de la historia de Roma, para alcanzar el poder. Aprovechando la falta de sucesores, Sejano, que era eques y desde el 14 d.C prefecto del pretorio, intento postularse como sucesor. Primero redujo a la facción nobiliar que se había formado entorno a la viuda de Germánico y sus hijos, e intentó emparentar con la familia imperial, cansándose con Livia, hermana de Germánico y viuda de Druso, pero fracaso porque Tiberio rechazó el matrimonio, pero en el 31 consiguió el consulado, casándose sin permiso con Julia, hija de Druso. Intervino entonces Antonia Minor, madre de Germánico, denunciando a Sejano ante Tiberio con la acusación de que pretendía la muerte del Principe, lo cual acabó con la condena a muerte de Sejano. Este hecho representa que el ordo equestre reclamaba su parte de poder en el principado, y ante ello hay una reacción aristocrática que defendía un principado gentilicio, con respecto a la jerarquía social tradicional. Hasta el 217 ningún equite llegará al principado.
Esa tensión entre lo viejo y lo nuevo había sido solucionado por Tiberio utilizando la lex de maiestates frente a la oposición senatorial. Ese crimen era la traición, mala gestión política, la difamación de los magistrados, y desde Augusto el ataque de palabra y obra contra el Principe y su familia. Los juicios tuvieron lugar ante el Senado y la acusación la ejercían los llamados delatores. En algunos casos se recurría a la magia para acabar con la vida del Principe, y por lo tanto también se consideraba crimen. Las penas era la deportación, muerte o perdida de los derechos cívicos, infamia y la confiscación de bienes, tanto del acusado como la de sus sucesores y familiares. Los grandes casos fueron en el año 16, el de Libio Druso, Calpurnio Pisón en el 20, Cremutius Cordus en el 25 y Sejano en el 31.
Tiberio se enfrentó al ordo senatorial y al ordo equestre, y tampoco consiguió el apoyo popular, aunque fue un buen Príncipe para la plebe de Roma, porque suministró trigo a sus expensas, ayudo directamente a las victimas de una inundación del año 15, y a los perjudicados de un incendio en el 16, incluso solucionó una crisis financiera en el 33 a cargo de su patrimonio personal. A pesar de esto, la severitas de Tiberio, su aversión a los juegos públicos y la popularidad de Germánico, hicieron que el primer Augusto después de Octavio terminara con la ruptura del consensus universorum que había sido una de las bases del principado de Augusto.
CALÍGULA
Calígula tiene un principado muy breve, del 37 al 41. Era un hijo de Germánico, y sucedió a Tiberio sin haber tenido ni imperio proconsular ni tribunitia postestas. Contaba solo con la herencia familiar y la voluntad de los pretorianos ganados por un fuerte donativo. Las fuentes recogen un catalogo de excentricidades, extravagancias y crueldades. Su entorno se caracterizó por la condena a muerte o inducción al suicidio de muchos ciudadanos poderosos y de la propia família imperial.
Calígula |
Las extravagancias se tradujeron en una forma de acercamiento al populus, celebrando juegos constantemente, reabrió los colegia, aumentó los días de fiesta de las fiestas Saturnianas, suprimió la tasa de sucesiones y transacciones.
Llaman la atención sus actitudes religiosas, intentando instaurar el culto al emperador vivo. En una parte de su palacio colocó su estatua entre la de los dioses e hizo construir entre el Palatino y el Capitolino un puente para comunicarse con Júpiter, e introdujo en el ceremonial de palacio la proskynesis (arrodillarse) que tenía origen persa. Hizo construir un Iseum a Isis en el campo de Marte, y mantuvo relaciones con la hermana de Drusila. Estas actitudes llevaron a la investigación moderna a interpretar el principado con criterios médicos, pero actualmente se entiende como un intento de Caligula por implantar el modelo de monaquía teocrática oriental.
CLAUDIO
Le sucedió Claudio, que gobernará del 41 al 55. Era hermano de Germánico, y llego a ser Príncipe por ser el favorito de los pretorianos, de nuevo tras un generoso donativo. De Claudio destaca la imagen antigua con la historiografía moderna positiva. Séneca llegó a decir en su sátira «Apocolocyntosis» como Claudio fue juzgado como indigno por los dioses, convertido en calabaza y arrojado al inframundo. Además fue objeto de burlas por ser tartamudo, cojo, aficionado al vino, y acusado de ser controlado por libertos y mujeres. Se concentra toda la oposición senatorial contra su persona.
Claudio |
La historiografía moderna, en cambio, le atribuye numerosos méritos debido a la visión universalista que tuvo del Imperio, preocupándose por la integración de los provinciales. A su principado se debe la creación de un aparato de Estado estable, un esqueleto de administración central, transformando en departamentos administrativos lo que hasta entonces habían sido servicios domésticos de la casa imperial, como por ejemplo las oficinas: a rationibus (de las cuentas), a libellis (recibía solicitudes de ciudades y funcionarios), ab epistulis (de aquí salían las respuestas del Príncipe en forma de carta), a studiis (averiguaciones para fundamentar las respuestas del Príncipe). Claudio perpetuó al frente de la misma a los responsables de los servicios domésticos, que eran libertos, y algunos de ellos como Narciso y Palas, adquirieron un extraordinario poder, a quienes se les concedió las insignia de los cuestores, e incluso a Narciso y a Palas las insignias de la pretura.
Se realizó una promoción de los equites, multiplicando las procuratelas, aumentaron las provincias de las que podían ser gobernadores, y se instauro un procurador de las aguas, otro de los juegos, y un procurador para recibir las embajadas de las provincias griegas y darles respuesta. También confió a equites el mando de la flota con sede en Miseno y Ravena.
Un tercer aspecto fue la apertura del Senado a los provinciales, que se conoce por Tácito, y por una inscricción en Lyon en la llamada Tábula Lugdunensis donde está el discurso de Claudio ante el Senado en donde propone permitir desempeñar magistraturas en Roma a los aristocratas de las tres Galias. El senado le dijo que cómo podía conceder poder a los enemigos de Roma, pero Claudio respondió que la historia de Roma no era solo una historia de conquista, sino la integración de los conquistados, y la prueba era que la mayoría del Senado descendía de los pueblos itálicos, que en el pasado habían sido enemigos de Roma.
Finalmente, en su principado se ampliaron las fronterras de Roma, destacando la conquista de Britania, expedición ya planeada por Caligula y que Cesar ya se había planteado en su época. La conquista permitió a Claudio ampliar el Pomerium en el 49 integrando el Aventino.
En conjunto el principado de Claudio es uno de los mejores
NERÓN
Nerón gobernó el Imperio del 54 al 68, teniendo 17 años cuando llega al principado. Su principado es singular dentro de los Julio-Claudios, por su programa político, su programa ideológico, y por su caida en un contexto de crisis que supuso el final de la dinastía. Nerón fue un reformador, a pesar de ser misoneísta, que consideraba que innovar era propio de los tiranos. Su programa político, que con Caligula había sido un sueño, con Neron se convierte en un programa sustentado por una doctrina política que reconcialaba la República con la basileia helenísticia (la monarquía era una institución de origen divino, imagen de dios que gobierna el mundo, el basileus es el elegido por su virtud por los dioses). Ese proyecto defiende que todo el poder era para el Principe pero atemperado por la clemencia. En la practica se impuso la teocracia que remite al mundo egipcio y persa. Neron intentó superponer al mos maiorum como código social el Agón y el Luxus. El primero era la competición individualista, y luxus se traduce como lo grandioso, el exceso, esplendor. Trató de que los romanos inspirasen su comportamiento en estos dos terminos. Celebró juegos para transmitir el Agón, pero no en terminos tradicionales, sino en juegos siguiendo el modelo griego, con agones musicales, literarios, epicos y gimnasticos, creandose en el 59 las nerónias. Desde el 60 los participantes eran equites y senadores ante un tribunal compuesto por senadores que decidía los premios. En el 65 particiò el propio Nerón y en el 66 participó en los juegos de Olimpia y otras ciudades. Le dio mucha popularidad pero muchos gastos al mismo tiempo, hasta el punto que en el 64 hubo una devaluación monetaria.
Nerón |
El lexus se percibió en la construcción de la domus aurea. Aprovechando un incendio de Roma construyo este palacio, que comprendía el Palatino, Esquilino y el Celio, y el valle entre estas tres colinas. Fue concebido como los palacios persas y como una residencia sagrada. Las estancias estaban organizadas en torno a un espacio central donde se levantaba una estatua gigantesca de Nerón como el nuevo Elio.
Pero entre el 68 y el 69 se produjo primera crisis del principado desde su instauración por Augusto. El despotismos de Neron, la marginación del Senado, las cuantiosos gastos edicilios y el populismo excesivo provacaron la reacción senatorial, produciendose varias conjuras contra Nerón, una en el 65 y una segunda en el 66, siendo la defintiva en el 68. La crisis fue una expresión de repulsa contra Nerón, y en el 69 se transformó en una lucha entre familias nuevas por el principado. Al final de la crisis se demostró que el emperador se podía hacer fuera de Roma, y que el ejército era una verdadera fábrica de emperadores y la verdadera legitimidad del Príncipe era la de las armas.
EL AÑO DE LOS CUATRO EMPERADORES
Galba |
Oton |
Vitelio |
Esa crisis comenzó en el 68 en la Galia Narbonensis, donde su gobernador, un tal Vindez, se revela contra Nerón, consiguiendo que la Hispania Citerior le apoyara. Vindex fue eliminado por el legado de la Germania Superior, Verginio Rufo, pero éste también se sumo a los rebeldes cuyo nuevo líder será Galba. El Senado y los pretorianos en Roma reconocieron a éste como Augusto a la vez que el Senado declará a Nerón hostis publicus, el cual se suicidó antes de que lo mataran. Galba se convertía así en emperador.
En el 69 la crisis se convierte en una lucha entre familias. El ejército de la Germania superior decidió nombrar a su jefe, Vitelio, como emperador. Inmediatamente los pretorianos dan muerte a Galba y también a Calpurnio Pison Luciniano, que era el sucesor de Galba. Pero al mismo tiempo Otón, gobenador de Lusitania, fue proclamado también como Augusto. Vitelio y Otón se enfrentaron en una lucha de la que Vitelio sale victorioso, siendo reconocido por el Senado, pero en julio de ese año, las legiones de oriente declararon a su comandante, Vespasiano, Emperador. Vespasiano era equite y junto con su hermano eran nuevos en el Senado. En el 66 había sido enviado a Judea a sococar la rebelión judía de los Zelotas. El ejército del Danubio se inclinó por Vespasiano y se dirigió a Roma para acabar con Vitelio por la fuerza, siendo reconocido por el Senado.
Vespasiano se impondrá finalmente en la lucha de las familias por el poder. Otuvo el apoyo financiero de la aristocracia hebraica y del prefecto de Egipto, estableciendo una nueva dinastía, la de los Flavio.