Peñalba de Villastar
ESTADO DE LA CUESTIÓN
A principios del siglo XX, Juan Cabré Aguiló realizó el descubrimiento de lo que él llamo “la montaña escrita de Peñalba de Villastar”, dándola a conocer en un primer artículo publicado en 1910 [1] .
En esa primera publicación, Cabré trató tanto la descripción de los grafitos que él observó, así como una primera hipótesis sobre el significado histórico de éstos, ello sin olvidar una introducción geomorfológica y paisajística de la zona, lo que hace de él un estudio relativamente novedoso desde el punto de vista de la moderna arqueología.
Sin embargo, pese a que Cabré realizó calcos de las inscripciones, éste no las interpretó, tarea que dejó a Fita F., quien no llegó a terminarla, ni sus escritos fueron publicados.
Habría que esperar a los años 50 para que los estudiosos volvieran a mostrar entusiasmo por el estudio de las inscripciones allí existentes, aunque a diferencia de lo realizado por Cabré, estos nuevos investigadores trataron tan solo la vertiente epigráfica, dejando a un lado la vertiente grafítica. Se inscribía en el contexto de un nuevo impulso por las lenguas indígenas.
Entre los investigadores que analizaron las inscripciones de Peñalba encontramos a Gómez-Moreno, M., Lejeune, M., Schmoll, U., Tovar, A., en los años 40 y 50, y Untermann a finales de los años setenta. El primero de ellos comenzó con el estudió de las inscripciones depositadas en el Museo de Barcelona, puesto que muchas fueron arrancadas de la pared por el propio Cabré. Otras tantas siguieron el mismo camino, aunque llevadas a Villel, perdiéndose muchas que actualmente solo se conocen por la documentación de Cabré, aunque muchas nunca llegaron a ser calcadas, perdiéndose para la posteridad. Gómez-Moreno sería sin duda el impulsor del estudio de Peñalba, aunque más allá de la publicación de epígrafes, no dio una lectura de estos.
Por su parte, Lejeune utilizó las inscripciones de Peñalba como una de las principales fuentes para el estudio de las lenguas prerromanas, lo que será el primer estudio complejo de estas inscripciones. Mientras que Tovar se centró, más bien, en la llamada «Gran Inscripción», intentando una primera traducción de ésta. Untermann vendría a realizar una revisión de todo el material publicado, dando variantes en la lectura de algunas de ellas, así como dando a conocer nuevas inscripciones que observó, pues él mismo visitó Peñalba, después de que Tovar y Gómez-Moreno creyeran que ya no existían nuevas inscripciones por descubrir.
EL CONTEXTO DEL SANTUARIO: LOS LÍMITES ORIENTALES DE LOS CELTÍBEROS
Cazoletas en la parte superior del farallón |
En Villel, Cascante del Rio y Vaillaespersa; los sondeos han demostrado la existencia de asentamientos, pero cuya adscripción a la cultura ibérica, o celtibérica, se desconoce. Veremos a lo largo del texto esta problemática, y otras posibles hipótesis que se han dado.
Mapa de santuarios al aire libre según Marco, F. |
GRAFITOS
La superficie de este farallón está compuesto por calizas y margas arcillosas, y por tanto, una superficie blanda para que fácilmente se pudieran realizar grafitos. Sin embargo, dependiendo del momento del día, la incidencia de la luz solar y las irregularidades de la superficie, hace que estos grafitos puedan pasar desapercibidos según la hora del día[11].
Grafitos zoomorfos y geométricos
Este tipo de grafitos son, ya no de difícil interpretación, sino dudosos de pertenecer a la misma época que las inscripciones paleohispánicas y latinas. Al igual que hay inscripciones que llegan hasta época contemporánea es lógico pensar que estas figuras siguen el mismo proceso, con la única diferencia que los epigráficos pueden ser diferenciados. Aunque Cabré consideraba que probablemente eran coetáneas a las inscripciones, en la actualidad se tiende a pensar que son de una época posterior[12].
Figura bicéfala |
Algunos han propuesto que estas imágenes, tanto grabados figurados, como geométricos, serían la representación de esa religiosidad indígena, así por ejemplo existen dos representaciones que pueden ser destacadas. Ambas son figuras masculinas, una de ellas bicéfala y otra macrocefálica, que fueron consideradas como el dios Lugus[13], entre otras, algunas ya desaparecidas. Pero siempre cabe la duda si realmente tuvieron algún significado religioso o su carácter es meramente lúdico[14].
Existen más de una veintena de epígrafes que se consideran antiguos, puesto que en la montaña, hasta el día de hoy, es común que quienes se acercan a ella, escriban, por ejemplo, su nombre.
Prescindiendo de la llamada Gran Inscripción, el resto son breves inscripciones que no superan las tres palabras, estando muchas de ellas fraccionadas, lo que complica, aún más si cabe, su lectura.Estas inscripciones, o al menos las que están escritas en paleohispánico parecen sugerir que se tratan de nombres[15]. Frecuente es la repetición de nombres tales como Turos y Calaitos, sin embargo, otra hipótesis, aunque no muy seguidas, creen observar teónimos en estos, o en su caso alguna manifestación religiosa, al compararse con palabras que se conocen. Así Turos podría interpretarse como donum o votum[16], mientras que Calaitos podría equipararse al epíteto de Mercurio Caletas.
TVROS aparece tanto solo, como en contextos más largos, ya sea con vibrante simple, o TVRROS, con vibrante múltiple. Cabe destacar TVRROS CARORVM /COTIRIQVM[17], en donde se observa un antropónimo seguido de dos genitivos, aunque quizás la segunda línea haya que separarla[18]. TVROS /CARORVM VIROS VERAMOS[19], que Tovar[20] tradujo como «Turos Carorus hombre supremo», lo que cabría pensar si esta persona ocuparía algún tipo de sacerdocio, aunque tampoco habría que entender este apelativo en clave religiosa[21].Por su parte, CALAITOS aparece también en varias inscripciones, ya sea solo[22] o junto con otras palabras, como: CALAITOS /VERAMOS [E]DNOVM, aunque Untermann considera que aquí existen dos inscripciones, y por tanto CALAITOS iría también solo. Sea como sea, este nombre propio se encuentra en inscripciones latinas como Caletus[23].
Arriba inscripción en signario paleohispánico. [k.3.1a]Abajo inscripción en celtíbero con alfabeto latino [k.3.11] |
Alguno de los nombres como balkar y urke han sido hallados también en inscripciones encontradas en el yacimiento de Alto Chacón, relacionándose esta ciudad también con quienes habrían realizados las inscripciones en Peñalba[30].
Inscripción latina con un verso de la Eneida
1.- ENIOROSEI
2.- VTA . TIGINO . TIATVMEI
3.- TRECAIAS . TOLVGVEI
4.- ARAIANOM
5.- ENIOROSEI . EQVOISVIQVE
6.- OGRIS . OIOCAS . TO.GIAS . SISTAT LVGVEI . TIASO
7.- TOGIAS
Tan solo hay cierta discrepancia en algunas palabras, así en la línea tercera se podía leer LVLVES en vez de LVGVEI, y en la sexta OLOCAS en vez de OIOCAS[41] o quizás OLOGAS[42]. También en la tercera TRECAIAS puede ser leída como ERECAIAS[43] y TIATVMEI por TIATVNEI[44]. En la sexta OGRIS por OGRV[45].
¿el dios Lvgvs?
Una de las palabras más interesantes, y que más debate ha generado es sin duda alguna LVGVEI, que ha sido interpretado como el dios pancéltico Lugus. La mayoría de los investigadores así lo han creído, y de hecho era una interpretación que parecía consensuada, pero las últimas investigaciones disienten en esta tradición. Así Jordán observa que LVGVEI está en singular, cuando en el resto de inscripciones donde aparece este teónimo aparece en plural, ni tampoco aparece gramaticalmente en la posición común cuando se trata de un dios, esto es antes del dedicante o detrás. Considerando también que lugus tendría como raíz legus- que significa jurar-, estaríamos ante un dativo singular que vendría a significar «juramento», «voto», «consagración»[54]. Otros, por su parte lo consideran como un vocativo[55]. Así esta interpretación acabaría con lo que parecía un consenso sobre el dios lugus, tal y como titulaba Jordán el artículo en que exponía dicha teoría «Crónica de un teicidio anunciado».
Otro de los indicios que haría indicar que estamos ante una inscripción de tipo ritual es la palabra COMEIMV, que la mayoría de los estudiosos lo consideran como la mención a una ceremonia o peregrinación que se realiza anualmente. Algún tipo de mención al momento en que se realizaría esta peregrinación posiblemente lo den dos inscripciones latinas del ya comentado Gran Panel, en la que aparece mencionado [¿-?] X k(alendas) Ianuarias, y [¿-?]II k(alendas) Maias, que tiene paralelos con la mención a fechas en otros santuarios en la cueva de la Fortuna y Cuerva de La Griega[59].
¿Topónimos?
Evidentemente, la nueva interpretación que desvincula a lugus, que había sido uno de los puntos en común de los investigadores, como dios, hace que el resto de palabras conlleven también una reinterpretación.
Traducciones:
Olmsted[66] con su teoría del himno a lugus la traducía como:
del almacén de grano a Lugo el pan procedente del trabajo del arado
con grasa en el festival anual estival, con un caballo,
con un cerdo, y con fruta de fértil campo del invocador,
esto se erige aquí para Lugo por el invocador.
Meid[67] proponía: «Al montaraz y…, al Lugo de los arianos en procesión campestre hemos venido. Para el montaraz y ecuestre, para Lugo, el caudillo de la comunidad levantó una techumbre, techumbre (asimismo) para el thiasus». De Bernardo la siguiente: «En Orosis y en el t. de Teginos tiples cercas para Lugus lo justo: una romería y para E. (= el dios de los Equaesi) en Orosis O. ha colocado los cobertizos de la comunidad para Lugus los cobertizos del ¿tiasos?». Mientras que la traducción más reciente, dada por Jordán[68], que se desliga del dios Lugus: «Reunión propiciatoria para la consagración del territorio a Eniorose y Tiatume de Tigino. Ogre dispone los edificios de la comunidad, los edificios ¿del tiaso?, para su consagración a Eniorose y Equeso.»
CONCLUSIONES
Tampoco existen ningún tipo de indicio arqueológico que ayude a su datación, ni siquiera ningún yacimiento cercano a éste más allá de indicios, posiblemente en la Escodilla, sin que este se haya encontrado por el momento. Peñalba está en la frontera de la Celtiberia, lo que supone pensar que se trataría de un santuario de frontera, y las gentes que hasta allí se acercaron provenían de diversas zonas, de ahí la posible existencia de inscripciones también en ibero.NOTAS
[1] CABRÉ, (1910)
[2] MARCO, F. y ALFAYÉ, S. (2008) p. 507; MARCO, F. (1996), p. 95. Otros santuarios al aire libre en Hispania son Cabeço das Fraguas, Lamas de Moledo, Panolas, Cueva de la Griega, Marecos, Alcuéscar, S. Miguel de Mota, Postoloboso, Colares, Facho de Donón
[3] TOVAR (1949) p. 368
[4] ALBERTINI, E. (1912) p. 198
[5] GIMENO (1984) p. 165; MARCO, F. y ALFAYÉ, S. (2008) p. 517
[6] MARCO, F. (1986), p 746-748; BURILLO (1997), p. 234
[7] CABRÉ, (1909-1910)
[8] ALFAYÉ, S. (2004), pp. 162-169
[9] ALFAYÉ, S. (2004), p. 169
[10] UNTERMANN, J., (1996), pp.183-184
[11] JORDAN, C., MARCO, F., BELTRÁN, F. (2005), p. 911
[12] ALFAYÉ (2003), p. 86-88
[13] MARCO, F (1986) p. 749
[14] MARCO, F. y ALFAYÉ, S. (2008) p. 519
[15] BELTRAN, F., MARCO, F. y JORDAN, C., (2005)p. 932
[16] UNTERMANN, J., (1977) p. 7
[17] Inscripción [K.3.17 UNTERMANN (1997), p. 639
[18] JORDÁN, C. (2004), p. 392
[19] Inscripción [K.3.18 UNTERMANN (1997), p. 640
[20] TOVAR (1946), p. 35
[21] BELTRAN, F., MARCO, F. y JORDAN, C., (2005) p. 934, en nota 69
[22] Inscripciones [K.3.4], [K.3.5] UNTERMANN (1997), p. 627-628. En [K.3.4] este autor lee CALAITO*
[23] JORDÁN, C. (2004), p. 391
[24] Inscripción [K.3.14] UNTERMANN, J., (1997) p. 636; UNTERMANN, J., (1997), p. 12-13, en donde la última letra la lee como C en vez de G.
[25] Inscripción [K.3.19] UNTERMANN, J., (1997), p. 640
[26] Inscripción [K.3.1b], UNTERMANN, J., (1997), p. 622
[27] UNTERMANN, J., (1997), p. 214
[28] Inscripción [K.3.1a], UNTERMANN, J., (1997), p. 621. PEREZ VILATELA (1993) considera que es celtibérico.
[29] Inscripción [K.3.2], UNTERMANN, J., (1997), p. 623-624. GÓMEZ-MORENO (1949) considera que es ibérico, mientras que PÉREZ VILATELA (1993) cree que es celtibérico
[30] MARCO, F. y ALFAYÉ, S. (2003), p. 520
[31] GIMENO, J.M. (1984) p. 164
[32] MARCO, F. (1986) p. 746
[33] BELTRAN, F (2002) p. 49
[34] MARCO, F. y ALFAYÉ, S. (2008) p. 514
[35] Inscripción [K.3.13a], UNTERMANN, J., (1997),
[36] MARCO, F, JORDÁN, C., BELTRÁN, F., (2005), p. 936
[37] MARCO, F, JORDÁN, C., BELTRÁN, F., (2005), p. 934
[38] MARCO, F, JORDÁN, C., BELTRÁN, F., (2005), p. 933-934
[39] BURILLO, (1997), p. 233; ABASCAL (2003), p. 258
[40] Inscripción [K.3.3]. UNTERMANN (1997)
[41] UNTERMANN, J., (1997), p. 624
[42] KÖDDERITZSCH, R. (1985)
[43] LEJEUNE (1955)
[44] TOVAR, A. (1959), p. 353
[45] LEJENUNE (1955) p. 7-24
[46] TOVAR, A. (1949)
[47] TOVAR, A. (1973) p. 394
[48] KÖDDERITZSCH, R. (1985)
[49] OLMSTED, G.S. (1988)
[50] JORDÁN, (2004)
[51] ESKA, J.F (1990)
[52] LEJENUNE (1955), p. 16-17
[53] MARCO, F. (1986), p. 752
[54] JORDÁN (2004), p. 387-388; JORDAN, MARCO, F. y BELTRAL, F. (2005) p.917-918
[55] DE BERNARDO, P. , (2001) p. 168
[56] DE BERNARDO, P., (2005), p. 183
[57] JORDÁN, C. (2004) P.388
[58] OLMSTED (1988)
[59] JORDÁN, MARCO, BELTRÁN (2005), p. 940
[60] JORDÁN (2004), p. 389-390
[61] VILLAR, F. (1991) p. 62-64
[62] MARCO, F. (1996), p. 89
[63] ALFAYÉ (2004), p. 170
[64] MARCO, F. y ALFAYÉ, S. (2003), p. 520
[65] KODDERITZSCH, R. (1985) p. 219
[66] OLMSTEDT, G.S., (1988), p. 357
[67] MEID, W. (1993 -1995) p. 36
[68] JORDÁN, C. (2004) p. 390
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