Peñalba de Villastar

ESTADO DE LA CUESTIÓN

A principios del siglo XX, Juan Cabré Aguiló realizó el descubrimiento de lo que él llamo “la montaña escrita de Peñalba de Villastar”, dándola a conocer en un primer artículo publicado en 1910 [1] .

En esa primera publicación, Cabré trató tanto la descripción de los grafitos que él observó, así como una primera hipótesis sobre el significado histórico de éstos, ello sin olvidar una introducción geomorfológica y paisajística de la zona, lo que hace de él un estudio relativamente novedoso desde el punto de vista de la moderna arqueología.

Sin embargo, pese a que Cabré realizó calcos de las inscripciones, éste no las interpretó, tarea que dejó a Fita F., quien no llegó a terminarla, ni sus escritos fueron publicados.
Habría que esperar a los años 50 para que los estudiosos volvieran a mostrar entusiasmo por el estudio de las inscripciones allí existentes, aunque a diferencia de lo realizado por Cabré, estos nuevos investigadores trataron tan solo la vertiente epigráfica, dejando a un lado la vertiente grafítica. Se inscribía en el contexto de un nuevo impulso por las lenguas indígenas.
Entre los investigadores que analizaron las inscripciones de Peñalba encontramos a Gómez-Moreno, M., Lejeune, M., Schmoll, U., Tovar, A., en los años 40 y 50, y Untermann a finales de los años setenta. El primero de ellos comenzó con el estudió de las inscripciones depositadas en el Museo de Barcelona, puesto que muchas fueron arrancadas de la pared por el propio Cabré. Otras tantas siguieron el mismo camino, aunque llevadas a Villel, perdiéndose muchas que actualmente solo se conocen por la documentación de Cabré, aunque muchas nunca llegaron a ser calcadas, perdiéndose para la posteridad. Gómez-Moreno sería sin duda el impulsor del estudio de Peñalba, aunque más allá de la publicación de epígrafes, no dio una lectura de estos.

Por su parte, Lejeune utilizó las inscripciones de Peñalba como una de las principales fuentes para el estudio de las lenguas prerromanas, lo que será el primer estudio complejo de estas inscripciones.  Mientras que Tovar se centró, más bien, en la llamada «Gran Inscripción», intentando una primera traducción de ésta. Untermann vendría a realizar una revisión de todo el material publicado, dando variantes en la lectura de algunas de ellas, así como dando a conocer nuevas inscripciones que observó, pues él mismo visitó Peñalba, después de que Tovar y Gómez-Moreno creyeran que ya no existían nuevas inscripciones por descubrir.

En los años 80, fechas en las que se conmemoró el nacimiento de Cabré, se renovaron los estudios en la montaña de Peñalba con el fin de calcar las paredes de ésta, pero realizando estudios que van más allá de lo meramente epigráfico, contextualizando la montaña, con el fin de contestar nuevas preguntas: quiénes las grabaron, el significado religioso del lugar, su entorno, etc. Se volvía así a realizar prospecciones en Peñalba para encontrar nuevas inscripciones. Desde el 2002, el grupo Hiberus ha tomado esta misión en sus manos, -«Proyecto Peñalba»- descubriendo nuevas inscripciones, algunas aún pendientes de publicar, que habían pasado desapercibidas hasta el momento.

EL CONTEXTO DEL SANTUARIO: LOS LÍMITES ORIENTALES DE LOS CELTÍBEROS

Se trata de un largo farallón de 1500 m, a 1000 m de altitud, de piedra caliza, entre 6 y 10 metros de altura, en la vertiente de la montaña, en el término municipal de Villastar (Teruel), en la margen derecha del Turia.
Pero ¿qué es este lugar?. La teoría más extendida es la de un santuario rural al aire libre o meneton, algo que no es raro en la Hispania indoeuropea[2], y que toma fuerza al advertirse, como veremos, inscripciones en donde se ha observado teonimos, en especial en la llamada «Gran inscripción». Se podría tratar, así, por su situación, de un santuario con un carácter de frontera. Las inscripciones aquí recogidas,  con claros rasgos de lengua celtibérica, permiten situar a Peñalba de Villastar como la frontera sur de ámbito celtibérico[3].
Pero más allá de los grafitos, no existen  ningún indicio arqueológico – ni arquitectónico, ni material -, que pueda desvelar su uso como santuario. Aunque esto es algo común en otros santuarios al aire libre. Tan solo algunos restos cerámicos han aparecido en sucesivos reconocimientos, pero, o son de época medieval[4], o no se han datado por el momento su época,  sospechándose que podrían tratarse de una época mucho posterior a las inscripciones celtibéricas[5].
Tan solo en la parte superior del farallón existen huellas sobre la roca de seis cazoletas y piletas, que han sido identificadas como parte del culto que en este lugar se llevaba a cabo, en donde se realizarían libaciones[6].
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Cazoletas en la parte superior del farallón
Problemático también es conocer cuáles fueron las poblaciones que vendrían aquí a realizar ofrendas. Como veremos en las inscripciones, parece que fue un centro de peregrinación de distintas poblaciones, y se intentará observar la mención de topónimos, pero no se tienen evidencias fidedignas de algún yacimiento cercano al santuario. La principal hipótesis que se ha dado es que pudiera existir un yacimiento celtibérico, en el barranco de «la Escodilla», pero por el momento no ha sido localizado, teniéndose solo los materiales que recogió Cabré[7] en ese lugar, el cual mencionaba que era de época ibérica.
Las prospecciones que se han realizado en ese lugar, hasta el momento, no han dado resultado, tan solo encontrándose un yacimiento bastante arrasado de la Edad del Bronce. Si bien, la prospección no fue de toda la zona. Y, entre los materiales recogidos por Cabré, parece que solo un fragmento, que se ha interpretado como parte de una trompa, podría adscribirse a época celtibérica[8].
Por tanto, cabría pensar en la existencia de un enclave celtibérico, a menos de 3 km de Peñalba de Villastar, y que sería coetáneo a las inscripciones existentes allí[9]. Ello evidenciaría que se trata de un santuario más bien local que de frontera, algo que también pensaba Untermman al creer que existiría un asentamiento entre Cañete y Albarracín[10].

En Villel, Cascante del Rio y Vaillaespersa; los sondeos han demostrado la existencia de asentamientos, pero cuya adscripción a la cultura ibérica, o celtibérica, se desconoce. Veremos a lo largo del texto esta problemática, y otras posibles hipótesis que se han dado.

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Mapa de santuarios al aire libre según Marco, F.

GRAFITOS
La superficie de este farallón está compuesto por calizas y margas arcillosas, y por tanto, una superficie blanda para que fácilmente se pudieran realizar grafitos. Sin embargo, dependiendo del momento del día, la incidencia de la luz solar y las irregularidades de la superficie, hace que estos grafitos puedan pasar desapercibidos según la hora del día[11].

Grafitos zoomorfos y geométricos
Este tipo de grafitos son, ya no de difícil interpretación, sino dudosos de pertenecer a la misma época que las inscripciones paleohispánicas y latinas. Al igual que hay inscripciones que llegan hasta época contemporánea es lógico pensar que estas figuras siguen el mismo proceso, con la única diferencia que los epigráficos pueden ser diferenciados. Aunque Cabré consideraba que probablemente eran coetáneas a las inscripciones, en la actualidad se tiende a pensar que son de una época posterior[12].

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Figura bicéfala

Algunos han propuesto que estas imágenes, tanto grabados figurados, como geométricos, serían la representación de esa religiosidad indígena, así por ejemplo existen dos representaciones que pueden ser destacadas. Ambas son figuras masculinas, una de ellas  bicéfala y otra macrocefálica, que fueron consideradas como el dios Lugus[13], entre otras, algunas ya desaparecidas. Pero siempre cabe la duda si realmente tuvieron algún significado religioso o su carácter es meramente lúdico[14].

La realidad es que pocas son las que se pueden vincularse a las inscripciones. Tan solo algunos motivos zoomorfos, que por sus similitudes iconográficas,  y respecto a las inscripciones, parecen que se realizaron en el mismo momento que éstas.Grafitos epigráficos
Existen más de una veintena de epígrafes que se consideran antiguos, puesto que en la montaña, hasta el día de hoy, es común que quienes se acercan a ella, escriban, por ejemplo, su nombre.
Estas inscripciones están  en lengua celtibérica y alfabeto latino en su gran mayoría, algo que tampoco es extraño, pues varios santuarios de este tipo también tienen epígrafes similares, como es el caso de Cabço de Fráguas, Lamas de Moledo y Arroyo del Puerco. Aunque, en Peñalba, también existe varias en lengua latina, así como otras en escritura paleohispánica. Por lo general, las que se encuentran en lengua celtibérica se hallan en la zona central, mientras que las latinas se encuentran en los laterales.

Prescindiendo de la llamada Gran Inscripción, el resto son breves inscripciones que no superan las tres palabras, estando muchas de ellas fraccionadas, lo que complica, aún más si cabe, su lectura.Estas inscripciones, o al menos las que están escritas en paleohispánico parecen sugerir que se tratan de nombres[15]. Frecuente es la repetición de nombres tales como Turos y Calaitos, sin embargo, otra hipótesis, aunque no muy seguidas, creen observar teónimos en estos, o en su caso alguna manifestación religiosa, al compararse con palabras que se conocen. Así Turos podría interpretarse como donum o votum[16], mientras que Calaitos podría equipararse al epíteto de Mercurio Caletas.

TVROS aparece tanto solo, como en contextos más largos, ya sea con vibrante simple, o TVRROS, con vibrante múltiple. Cabe destacar TVRROS CARORVM /COTIRIQVM[17], en donde se observa un antropónimo seguido de dos genitivos, aunque quizás la segunda línea haya que separarla[18]. TVROS /CARORVM VIROS VERAMOS[19], que Tovar[20] tradujo como «Turos Carorus hombre supremo», lo que cabría pensar si esta persona ocuparía algún tipo de sacerdocio, aunque tampoco habría que entender este apelativo en clave religiosa[21].Por su parte, CALAITOS aparece también en varias inscripciones, ya sea solo[22] o junto con otras palabras, como: CALAITOS /VERAMOS [E]DNOVM, aunque Untermann considera que aquí existen dos inscripciones, y por tanto CALAITOS iría también solo. Sea como sea, este nombre propio se encuentra en inscripciones latinas como Caletus[23].

Podemos destacar la inscripción TVLLOS CALAQ TVRRO G[24], que coincidiría con la formula onomástica conocida en otros textos. La primera palabra sería idiónimo, la segunda un genónimo en genitivo plural, luego un patronimo en genitivo singular, siendo la última letra el equivalente a «hijo».
Estructura similar, al menos antropónimo más genónimo en genitivo plural, se observan también en CVANDOS COTIRIQVM[25].
Pero entre los nombres paleohispánicos deberemos diferenciar aquellos, en su mayoría, en lengua celtibérica entre los que están los anteriormente citados, y algunos que se encuentran en lengua ibérica, tal como KURULABALKAR[26], al observase que el tipo de «ku» y «r» pertenecen a la escritura ibérica, así como estar en otras inscripciones ibéricas atestiguada la palabra «balkar»[27]. Aunque otras se tienen dudas para conocer realmente el idioma, así KAUTER[28], ATALE UKEBATE/ KOSMBAKE[29] son tanto adscritas a la lengua celtibérica como a la ibérica.
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Arriba inscripción en signario paleohispánico. [k.3.1a]Abajo inscripción en celtíbero con alfabeto latino [k.3.11]
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Alguno de los nombres como balkar y urke han sido hallados también en inscripciones encontradas en  el yacimiento de Alto Chacón, relacionándose esta ciudad también con quienes habrían realizados las inscripciones en Peñalba[30].

No parece algo extraño, si como ya se ha dicho, tenemos en cuenta que estamos ante un lugar fronterizo, lo que haría de Peñalba un santuario de frontera. Pero de los lugares de donde podrían venir hablare más adelante.
Entre las inscripciones latinas, podría destacar el grabado D.M., aparecido  en la plataforma superior del farallón, que podría interpretarse tanto como la formular funeraria D(iis) M(anibus)[31], o como D(eo) M(aximo)[32]. Este último daría más fuerza a la hipótesis de un santuario, y que mencionaría al dios Lvgvs del que hablaremos posteriormente, aunque los últimos indicios es que esta inscripción tiene una factura moderna[33]. Pero al igual que ocurre con las inscripciones paleohispánicas, la mayoría de las latinas son nombres, donde aparecen Marcus Carbo, [C?]aius Attilius. Junto a este último aparece  al final el nombre Cortunus Cordonus, en dativo, que se ha interpretado como una divinidad indígena, que tiene equivalentes en celtibérico[34].
Este Caius, podría ser tanto el praenomen romano, pero también podría ser el nombre celtibérico AIO[35], que aparece también en inscripciones de Peñalba[36].
Alguna de las inscripciones recogidas en el Gran Panel -cuatro en total, todas ellas en latín, entre las que se encuentra la última mencionada-, según las investigaciones del grupo Hiberus, podrían hacer referencia a victimas sacrificiales y divinidades[37]. Pero desde luego, tres de las cuatro hace referencia a divinidades indígenas, como el Cordonus ya visto.
Inscripción latina con un verso de la Eneida
En este Gran panel existe un verso de la Eneida, uno de los datos más importantes para la posible datación de las inscripciones, que sin un contexto arqueológico, tal y como hemos visto, es de gran dificultad. Así este poema da uno de los límites más tardíos para datarlo. La existencia de inscripciones en lengua celtibérica pero con alfabeto latino es otra referencia que nos establece la fecha en la romanización de la Hispania indoeuropea, mientras que se ha de pensar que las inscripciones en alfabeto ibérico tampoco serían de tiempo atrás. Por tanto se da una horquilla temporal que estaría entre  los últimos decenios del s. I a.C y los primeros del I d.C. Hipótesis que tomaría fuerza si además tenemos en cuenta que existen dos alfabetos latinos, que indicarían un momento de aprendizaje de las poblaciones indígenas del latín y el nuevo alfabeto. Y aunque existen pocos ejemplos de abecedarios en contextos mágico-religiosos, no parece que se pueda excluir esta función[38].
Sin embargo, su uso como santuario puede ser datado mucho tiempo atrás, sin que pueda determinarse el momento. Si no existe material arqueológico se puede pensar que tampoco se realizarían inscripciones hasta muy tardíamente, y estás se realizarían por influencia romana[39].
LA GRAN INSCRIPCIÓN
La gran mayoría de los investigadores realizan la siguiente lectura de la Gran Inscripción[40]:
1.- ENIOROSEI
2.- VTA . TIGINO . TIATVMEI
3.- TRECAIAS . TOLVGVEI
4.- ARAIANOM
5.- ENIOROSEI . EQVOISVIQVE
6.- OGRIS . OIOCAS . TO.GIAS . SISTAT LVGVEI . TIASO
7.- TOGIAS
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Tan solo hay cierta discrepancia en algunas palabras, así en la línea tercera se podía leer LVLVES en vez de LVGVEI, y en la sexta OLOCAS en vez de OIOCAS[41] o quizás OLOGAS[42]. También en la tercera TRECAIAS puede ser leída como ERECAIAS[43] y TIATVMEI por TIATVNEI[44].  En la sexta OGRIS por OGRV[45].
Sin embargo, los intentos de de interpretación es mucho más compleja. El primero en llevar a cabo la interpretación de algunas palabras fue Tovar[46]. Pero sería Lejeune el primero en realizar una interpretación global, observando la existencia de dos partes en la inscripción, una de la líneas primera a cuarta y otra de la quinta a la séptima, las cuales presentaban cierto paralelismo. Poco después Tovar realizaría su propia interpretación[47], a la que Schwerteck realizaría algunas modificaciones. Los siguientes autores que han intentado la interpretación son Ködderitzsch[48], Olmsted[49], y finalmente Jordán[50].
Las divergencias son mucho más que los acuerdos. Entre las pocas cosas en que la mayoría de los investigadores están de acuerdo es en observar la conjunción enclítica -QVE en la quinta línea. Algo parecido sucede con VTA, en la segunda línea, interpretada como conjunción copulativa[51].
Aunque Lejeune, volviendo a la quinta línea, consideró que realmente en EQVOISVIQVE  había dos palabras, EQVOIS y VIQVE, traduciendo esta última como «cada vez»
Lejenune[52] hipotetizaba que EQVEIS y OGRV estuvieran haciendo mención a dos de los meses del calendario de Coligny: Equos y Ogronios. Teoría que pareció en su momento adecuarse bastante bien al ámbito religioso, puesto que en el mes de Equos se celebraba la fiesta de Lugnasad[53]. Aunque evidentemente, las últimas propuestas han desmontado esta hipótesis por completo.
Pero si aquello había tomado algo de fuerza era porque se partía de que se trataba de una ofrenda, y por lo tanto también se buscaba lo que se ofrendaba al dios Lugus.  Así EQVOIS  pasó a ser interpretado como «caballo».
Otra de las cosas en la que la gran mayoría coincide es en considerar SISAT, en la sexta línea, como un verbo, aunque no hay acuerdo en su tiempo, modo y persona. Evidentemente aparecen otros verbos, pero estos son totalmente discutidos.

¿el dios Lvgvs?
Una de las palabras más interesantes, y que más debate ha generado es sin duda alguna LVGVEI, que ha sido interpretado como el dios pancéltico Lugus. La mayoría de los investigadores así lo han creído, y de hecho era una interpretación que parecía consensuada, pero las últimas investigaciones disienten en esta tradición. Así Jordán observa que LVGVEI está en singular, cuando en el resto de inscripciones donde aparece este teónimo aparece en plural, ni tampoco aparece gramaticalmente en la posición común cuando se trata de un dios, esto es antes del dedicante o detrás. Considerando también que lugus tendría como raíz legus- que significa jurar-, estaríamos ante un dativo singular que vendría a significar «juramento», «voto», «consagración»[54]. Otros, por su parte lo consideran como un vocativo[55]. Así esta interpretación acabaría con lo que parecía un consenso sobre el dios lugus, tal y como titulaba Jordán el artículo en que exponía dicha teoría «Crónica de un teicidio anunciado».

Aceptemos dicha teoría o no, observamos un dativo en -uei, que es atestiguado en otras inscripciones paleohispánicas.
Además se ha observado una diferencia entre la primera parte y la segunda, puesto que en la primera nos encontramos TO LVGVEI, lo que cambiaria su significado, de tal forma que el dativo con proposición significaría «hacia Lugus», mientras que sin preposición sería «para Lugus», algo que volvería aparecer en la propia inscripción en ENI OROSEI «en Orosis»[56].
Si se acepta que lugus no sería realmente una divinidad, evidentemente eso conlleva pensar que deben existir otros dioses en la inscripción, estos serían ENIOROSEI y TIGINIO TIATVMEI, en la primera parte de la inscripción, y de nuevo ENIOROSEI junto con EQVEISVI en la segunda parte[57]. Por tanto no se está quitando a Peñalba su condición de altar, sino que quizás no sea Lugus el dios al que se le este dedicando. El resto de inscripciones evidencia su condición religiosa.
La teoría más extravagante, es desde luego la dada por Olmsted[58], que manteniendo la hipótesis de que se trata del dios Lugus, cree que la inscripción se trata  ante un himno de este dios, pues cree observar una aliteración, rima y harmonía consonántica en las palabras.
Otro de los indicios que haría indicar que estamos ante una inscripción de tipo ritual es la palabra COMEIMV, que la mayoría de los estudiosos lo consideran como la mención a una ceremonia o peregrinación que se realiza anualmente. Algún tipo de mención al momento en que se realizaría esta peregrinación posiblemente lo den dos inscripciones latinas del ya comentado Gran Panel, en la que aparece mencionado [¿-?] X k(alendas) Ianuarias, y [¿-?]II k(alendas) Maias,  que tiene paralelos con la mención a fechas en otros santuarios en la cueva de la Fortuna y Cuerva de La Griega[59].

¿Topónimos?
Evidentemente, la nueva interpretación que desvincula a lugus, que había sido uno de los puntos en común de los investigadores, como dios, hace que el resto de palabras conlleven también una reinterpretación.

Los votos, juramentos, etc. siempre son hechos por alguien, para los que se evidencia dos topónimos, que serían las comunidades que hacen la ofrenda. En la primera parte este sería TIGINIO que precede a la divinidad, actuando como un genitivio singular. En la segunda parte parece que OGRIS actúa como sujeto, evidenciándose, así, un segundo topónimos[60]. Otros autores vienen a considerarlo sujeto, pero no un topónimo.
Como se ha comentado hace un momento, ENIOROSEI también se ha interpretado como un topónimo, tratándose de un sintagma donde se encuentra la proposición ENI[61]. Se vincula así OROSEI a la leyenda monetal OROSIZ. Esta ciudad de Orosis es ubicada en el yacimiento de «La Caridad»[62], en el actual Caminreal, a unos 60 km de Peñalba, lo que haría pensar, esta lejanía, que se trataría efectivamente de un santuario de frontera tal y se ha comentado al principio del trabajo, aunque parece improbable ya que ese yacimiento fue destruido  en las guerras sertorianas antes de que se grabara esta inscripción[63].
Como se comentaba al principio, no parece que exista ningún yacimiento en el entorno de Peñalba, hipotetizándose que a este santuario pudieron llegar gentes desde Edeta, la Res Publica Lesserensis, Ercavica, Segobriga y Valeria. Estas son las ciudades más cercanas pero demasiado lejanas a este[64].

Traducciones:

Además de hasta lo ahora visto, el resto de palabras que componen la inscripción están de igual modo debatidas, y sin acuerdos posibles, lo que hace que  cada autor de  su propia traducción. Así Kodderitzsch[65] la interpretaba como: «A Eniorsis y a Tiato de Tigino dedicamos nosotros los surcos así como a Lugo la tierra de labranza. A Eniorsis y a Equaesos coloca Ogris  la protección de la tierra de labranza. A Eniorsis y a Equaesos coloca Ogris la protección de la tierra de labranza, a Lugo la protección de la tierra noval».
Olmsted[66] con su teoría del himno a lugus la traducía como:
En el festival anual estival, también en el túmulo del rey,
del almacén de grano a Lugo el pan procedente del trabajo del arado
con grasa en el festival anual estival, con un caballo,
con un cerdo, y con fruta de fértil campo del invocador,
esto se erige aquí para Lugo por el invocador.

Meid[67] proponía: «Al montaraz y…, al Lugo de los arianos en procesión campestre hemos venido. Para el montaraz y ecuestre, para Lugo, el caudillo de la comunidad levantó una techumbre, techumbre (asimismo) para el thiasus». De Bernardo la siguiente: «En Orosis y en el t. de Teginos tiples cercas para Lugus lo justo: una romería y para E. (= el dios de los Equaesi) en Orosis O. ha colocado los cobertizos de la comunidad para Lugus los cobertizos del ¿tiasos?». Mientras que la traducción más reciente, dada por Jordán[68], que se desliga del dios Lugus: «Reunión propiciatoria para la consagración del territorio a Eniorose y Tiatume de Tigino. Ogre dispone los edificios de la comunidad, los edificios ¿del tiaso?, para su consagración a Eniorose y Equeso.»

CONCLUSIONES

Realizando una breve recapitulación, se puede afirmar que Peñalba de Villastar fue un santuario al aire libre, en la que la mayoría de los investigadores consideran que está  dedicado al dios céltico Lugus, de acuerdo a su mención en la Gran Inscripción. Sin embargo, hay quien considera que realmente no estaría dedicado a este dios, lo que no implica que no estuviera dedicado a otros dioses.
Además de la Gran Inscripción, existen al menos una veintena de inscripciones, mucho más breves, con alfabeto latino y en lengua celtibera, aunque también las hay en ibero y con silabario paleohispánico, así como en latín. En su gran mayoría son nombres, aunque se han intentado observar topónimos y teónimos en ellas. Las inscripciones en lengua celtibérica son las únicas con carácter religioso encontradas en la Celtiberia.
Junto a éstas existen grafitos zoomórficos y geométricos, pero su vinculación a las inscripciones, e incluso que se hicieran en el mismo momento que las inscripciones, es muy dudosa.
En cuanta a la datación de las inscripciones se ha dado un periodo entre el S. I a.C y I d.C, momento en que se estaba produciendo la romanización de la zona, de ahí el uso del alfabeto latino. Sin embargo ello no quiere decir que su uso como santuario se remontara a varios siglos atrás, y fuera, precisamente, con la romanización, cuando se comienza a usar la escritura. Peñalba de Villastar, supone así un ejemplo de romanización religiosa.

Tampoco existen ningún tipo de indicio arqueológico que ayude a su datación, ni siquiera ningún yacimiento cercano a éste más allá de indicios, posiblemente en la Escodilla, sin que este se haya encontrado por el momento. Peñalba está en la frontera de la Celtiberia, lo que supone pensar que se trataría de un santuario de frontera, y las gentes que hasta allí se acercaron provenían de diversas zonas, de ahí la posible existencia de inscripciones también en ibero.NOTAS

[1] CABRÉ, (1910)
[2] MARCO, F. y ALFAYÉ, S. (2008) p. 507; MARCO, F. (1996), p. 95. Otros santuarios al aire libre en Hispania son Cabeço das Fraguas, Lamas de Moledo, Panolas, Cueva de la Griega, Marecos, Alcuéscar, S. Miguel de Mota, Postoloboso, Colares, Facho de Donón
[3] TOVAR (1949) p. 368
[4] ALBERTINI, E. (1912) p. 198
[5] GIMENO (1984) p. 165; MARCO, F. y ALFAYÉ, S. (2008) p. 517
[6] MARCO, F. (1986), p 746-748; BURILLO (1997), p. 234
[7] CABRÉ, (1909-1910)
[8] ALFAYÉ, S. (2004), pp. 162-169
[9] ALFAYÉ, S. (2004), p. 169
[10] UNTERMANN, J., (1996), pp.183-184
[11] JORDAN, C., MARCO, F., BELTRÁN, F. (2005), p. 911
[12] ALFAYÉ (2003), p. 86-88
[13] MARCO, F (1986) p. 749
[14] MARCO, F. y ALFAYÉ, S. (2008) p. 519
[15] BELTRAN, F., MARCO, F. y JORDAN, C., (2005)p. 932
[16] UNTERMANN, J., (1977) p. 7
[17] Inscripción [K.3.17 UNTERMANN (1997), p. 639
[18] JORDÁN, C. (2004), p. 392
[19] Inscripción [K.3.18 UNTERMANN (1997), p. 640
[20] TOVAR (1946), p. 35
[21] BELTRAN, F., MARCO, F. y JORDAN, C., (2005) p. 934, en nota 69
[22] Inscripciones [K.3.4], [K.3.5] UNTERMANN (1997), p. 627-628. En [K.3.4] este autor lee CALAITO*
[23] JORDÁN, C. (2004), p. 391
[24] Inscripción [K.3.14] UNTERMANN, J., (1997) p. 636; UNTERMANN, J., (1997), p. 12-13, en donde la última letra la lee como C en vez de G.
[25] Inscripción [K.3.19] UNTERMANN, J., (1997), p. 640
[26] Inscripción [K.3.1b], UNTERMANN, J., (1997), p. 622
[27] UNTERMANN, J., (1997), p. 214
[28] Inscripción [K.3.1a], UNTERMANN, J., (1997), p. 621. PEREZ VILATELA (1993) considera que es celtibérico.
[29] Inscripción [K.3.2], UNTERMANN, J., (1997), p. 623-624. GÓMEZ-MORENO (1949) considera que es ibérico, mientras que PÉREZ VILATELA (1993) cree que es celtibérico
[30] MARCO, F. y ALFAYÉ, S. (2003), p. 520
[31] GIMENO, J.M. (1984) p. 164
[32] MARCO, F. (1986) p. 746
[33] BELTRAN, F (2002) p. 49
[34] MARCO, F. y ALFAYÉ, S. (2008) p. 514
[35] Inscripción [K.3.13a], UNTERMANN, J., (1997),
[36] MARCO, F, JORDÁN, C., BELTRÁN, F., (2005), p. 936
[37] MARCO, F, JORDÁN, C., BELTRÁN, F., (2005), p. 934
[38] MARCO, F, JORDÁN, C., BELTRÁN, F., (2005), p. 933-934
[39] BURILLO, (1997), p. 233; ABASCAL (2003), p. 258
[40] Inscripción [K.3.3]. UNTERMANN (1997)
[41] UNTERMANN, J., (1997), p. 624
[42] KÖDDERITZSCH, R. (1985)
[43] LEJEUNE (1955)
[44] TOVAR, A. (1959), p. 353
[45] LEJENUNE (1955) p. 7-24
[46] TOVAR, A. (1949)
[47] TOVAR, A. (1973) p. 394
[48] KÖDDERITZSCH, R. (1985)
[49] OLMSTED, G.S. (1988)
[50] JORDÁN, (2004)
[51] ESKA, J.F (1990)
[52] LEJENUNE (1955), p. 16-17
[53] MARCO, F. (1986), p. 752
[54] JORDÁN (2004), p. 387-388; JORDAN, MARCO, F. y BELTRAL, F. (2005) p.917-918
[55] DE BERNARDO, P. , (2001) p. 168
[56] DE BERNARDO, P., (2005), p. 183
[57] JORDÁN, C. (2004) P.388
[58] OLMSTED (1988)
[59] JORDÁN, MARCO, BELTRÁN (2005), p. 940
[60] JORDÁN (2004), p. 389-390
[61] VILLAR, F. (1991) p. 62-64
[62] MARCO, F. (1996), p. 89
[63] ALFAYÉ (2004), p. 170
[64] MARCO, F. y ALFAYÉ, S. (2003), p. 520
[65] KODDERITZSCH, R. (1985) p. 219
[66] OLMSTEDT, G.S., (1988), p. 357
[67] MEID, W. (1993 -1995) p. 36
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