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El comentario de texto

Los documentos, escritos en este caso, son la materia prima del historiador. Pero también son un recurso didáctico para los alumnos de las enseñanzas obligatorias y Bachillerato por varias razones: permiten la participación activa del alumnado, pueden despertar el interés y la curiosidad del alumnado, se deja a un lado la Historia como mera memorización, permiten un desarrollo crítico, hacen saber la complejidad de los hechos históricos más allá del esquematismo de los manuales, acercan al alumno la metodología histórica –es decir, el carácter científico-, entre otras razones como fomentar la comprensión lectora.

¿Qué texto elegir? Aunque sea quizás una evidencia, hay que decir que no cualquier texto sirve como material didáctico. Deben ser textos representativos que se adapten a los contenidos disciplinares y, sobre todo, que sean comprensibles en función del nivel del alumnado. Por esa razón, suele ser recomendable recortar aquella información que no sea relevante. Debe ser, además, un texto rico, pero no excesivamente largo.

¿Qué debemos explicar al alumno sobre el comentario? Si una de las ventajas del comentario del texto es hacer ver al alumno la forma en que se escribe la Historia, evidentemente esto hay que explicarlo. El comentario de texto no puede ser visto como una mera tarea en donde el objetivo sea únicamente llevarla a cabo. El alumno debe entender que el comentario de texto tiene como objetivo obtener toda la información que este nos da sobre el pasado, incluso la menos evidente, y razonarla.

¿Cómo realizar el comentario? Se pueden seguir muchos esquemas iniciales, así que el que se propondrá a continuación es tan solo una propuesta. No obstante, debemos tener en cuenta la edad de los alumnos y la habilidad previa para comprender y sintetizar la información. En otras palabras, el alumno debe aprender a hacer un comentario y, claramente, no se puede pedir a alguien que jamás ha trabajado con un texto que realice, por arte de magia, un comentario completo. Se le debe enseñar y guiar. Por tanto, lo mejor es comenzar simplificando el esquema previo.

Posiblemente también sea ventajoso el saber si los alumnos están realizando comentarios de texto en otras asignaturas como Lengua Castellana y Literatura. Las asignaturas no pueden ser percibidas por el alumno, en ningún caso, como compartimentos estancos.

 

PROPUESTA DE COMENTARIO

Como se acaba de decir, los esquemas a seguir pueden ser muchos. Aquí doy un esquema típico siguiendo algunas indicaciones de Agustín Ubieto (1978) y Victoria López Cordón y José Urbano  Martínez Carreras (1990). Claramente, debemos entender que, ante todo, va orientado a textos circunstanciales de la Edad Contemporánea y Moderna.

0. Antes de comenzar

  • Antes de ponernos a escribir el comentario, debemos leer las veces que sea necesario el texto completo con el fin de realizar los primeros esquemas mentales que luego trasladaremos sobre el papel. Si es necesario, hay que subrayar el texto, utilizar llaves o anotaciones en los márgenes que nos ayudarán posteriormente en el comentario.
  • Es conveniente numerar las líneas al margen, normalmente de cinco en cinco, con el fin de poder citar estas cuando hagamos el comentario. En pequeños fragmentos posiblemente no sea necesario, pero cuando el texto ocupa varios párrafos es recomendable.
  • Comentar un texto no es dejar a un lado el mismo y referirnos continuamente a conocimientos que ya sepamos –aunque esto es importante-. No se trata de parafrasear el texto y además aumentar su contenido con lo que ya sabemos. El comentario debe abordarse desde dentro.
  • Esto no implica que no debamos conocer previamente la materia. Sin unos conocimientos previos es imposible comprender el texto.

1. Clasificación

1.1. Tipo de texto

  • ¿Es un texto circunstancial o historiográfico? Los textos circunstanciales son aquellos que fueron escritos en el momento o poco después del suceso del que hablan. Por su parte, los textos historiográficos se han escrito mucho tiempo después del acontecimiento que narran, es decir, son los textos que han escrito los historiadores.
  • ¿Qué naturaleza tiene el texto? Los textos pueden tener una naturaleza muy variada como, por ejemplo:

                        -Legal: constituciones, leyes, decretos, reglamentos, etc.

                        -Judicial: sentencias, condenas, etc.

                        -Político: discursos, manifiestos, programas, actas

                        -Literario: novelas, ensayos

                        -Científico: investigaciones, artículos, tesis

                        -Memorias, diarios

                        -Personal: cartas, apuntes, etc.

  • ¿Sobre qué tema trata el texto? Política, economía, religión, militar, cultura, sociedad, ciencia, etc.

 

1.2. Fecha.

  • ¿Cuándo se escribió? La gran mayoría de los textos, especialmente los contemporáneos, vienen siempre fechados. De no ser así, a veces se puede dar una fecha, aunque sea aproximada, gracias a lo que dice el texto o por el propio autor. Así, si el autor es Cristóbal Colón es imposible que el texto fuera escrito antes de su nacimiento o después de su muerte (a no ser que sea falso, pero ese es otro asunto).  
  • ¿Las fechas del documento y de los hechos narrados coinciden? En los textos historiográficos no coincidirá, pero también en otro tipo de textos como, por ejemplo, las memorias, en donde el protagonista de un determinado hecho pudo escribir la visión del mismo varios años después.

 

1.3. Lugar

  • ¿Dónde se escribió? También es común que, junto a la fecha, venga el lugar en donde se escribió. Pero además de ese dato, también es interesante que hagamos alusión al espacio al que se refiere el texto, por ejemplo, Europa, Francia, España, Madrid, Galicia… 
  • ¿Dónde se publicó? En este apartado también podemos indicar el medio en donde se publicó en caso de periódicos, revistas, leyes, por ejemplo: El País, ABC, el Boletín Oficial del Estado.

 

1.4 Autor u origen del texto

  • ¿Quién lo ha escrito? La gran mayoría de los textos suelen ir firmados por alguien, pero debemos distinguir si el texto ha sido emanado por una institución (pública o privada) o si ha sido realizada por una persona privada. Así, por ejemplo, una ley puede ir firmada por un presidente del Gobierno, un rey o un ministro, pero en dicho caso la institución de la que mana es un Gobierno, un Parlamento o un ministerio. Es decir, la persona que lo firma no es del todo importante.  No obstante, sí que podemos averiguar, mediante la consulta de otras fuentes, quién inspiró dichos documentos.

En cambio, una carta, un discurso, un libro, etc. tiene un autor concreto con nombre y apellidos. También debemos tener en cuenta que, a veces, los firmantes pueden ser varios.

  • ¿Quién es el autor o la institución? Una vez que sepamos el autor, debemos comentar algo sobre el autor o sobre la institución. Hay que advertir que no se trata de rellenar folios, con unas cuantas líneas bastará, especialmente cuando el personaje es muy conocido.
  • ¿El autor tiene relación con los hechos? El autor en los textos historiográficos evidentemente no tiene relación, es un historiador. Pero en los textos circunstanciales el autor puede ser, por ejemplo, un político que estuvo implicado en los hechos que el mismo describe. Esto es importante conocerlo, puesto que influye en la objetividad de la narración.

 

1.5 Destinatario del texto.

Los textos historiográficos se escriben, claramente, para que los lea todo aquel que lo desee, pero los textos circunstanciales pueden ser distintos. Leyes, proclamas, discursos, etc. son para todo el público en general, pero puede haber textos que vayan dirigidos a una única persona (por ejemplo una carta) o que estuvieran dirigidos a un colectivo (ej. a los obreros de una fábrica), o que en su época fueran secretos (estrategias militares).

 

2. Explicación

2.1. Contexto histórico. Los textos se escribieron en un momento concreto y, sabiendo su autor, la fecha y de lo que trata el texto, el comentarista debe indicar al lector qué sucedía en la época en que se escribió el documento. No se trata de ocupar folios enteros, sino de hacer un breve resumen que permitan conocer mejor acerca de lo que habla el texto y su fin.

2.2. Referencias. A lo largo del texto puede que se haga alusión a personajes, acontecimientos, topónimos, instituciones, fenómenos sociales, políticos o económicos, costumbres o términos que son difíciles de comprender hoy en día. Se debe dar una definición de estos.

2.3. ¿De qué trata el texto? Se debe realizar un breve resumen del contenido, básicamente es como si pusiéramos un título al documento.  Daremos la idea principal y, en su caso, siempre de forma escueta, las ideas secundarias.  

2.4. ¿Qué información nos da el texto además de la información principal? Hay que tener en cuenta que muchas veces junto con el tema principal existe otro tipo de información que el autor da de forma inconsciente. Por ejemplo, en un artículo deportivo que trate de un equipo de futbol se pueden mencionar a otros equipos y dar información de estos.

2.5. Junto con los apartados anterior podemos dar la estructura del texto, de esta forma nos resultará mucho más sencillo encontrar las ideas que se exponen.  Otras veces nos permitirá observar que una misma idea o asunto se trata en distintos párrafos.

2.6. Comentario. Aun con todo esto, en realidad el comentario todavía no ha comenzado. Ahora es cuando debemos poner en relación toda la información que hemos extraído. En función del texto, para realizar el comentario podemos elegir varios métodos:

a) Literal. Consiste en realizar un comentario de cada una de las afirmaciones en el propio orden del texto.  Se sigue cuando el texto es denso y elaborado, pero simple en su articulación a la vez que complicado en el pormenor.  Suele ser eficaz para textos legales en donde existe un articulado. Nos permite, además, no alejarnos del texto y no olvidarnos de nada.

b) El problema del método literal es que puede haber reiteraciones a lo largo del texto, lo que llevaría a una continua repetición.  En tal caso, es preferible el método lógico. Mediante este sistema el comentarista reagrupa las ideas del texto para comentarlas, en parte continuando el trabajo que ya se ha realizado en los puntos 2.3 y 2.4. Es conveniente, en cualquier caso, que, si usamos este método, citemos entre paréntesis las líneas donde se recoge cada idea o afirmación.

c)  Se puede dar un agrupamiento de ambos, método lógico-literal, es decir, primero se hace una agrupación por ideas y posteriormente se desmenuza linealmente cada afirmación.

d) Apoyo. Este es el que siguen los historiadores. Estos no realizan comentarios completos de los textos, sino que únicamente usan algunas partes para demostrar sus hipótesis de trabajo, es decir, dar respuestas a las preguntas que se formulan. Para los alumnos, este método únicamente se sigue cuando el texto es utilizado para contestar una serie de preguntas que el profesor le ha realizado previamente.

Hasta este momento el trabajo ha sido relativamente fácil. Ahora debemos profundizar en lo que dice el propio texto. La cuestión es que ya no podemos dar un esquema a seguir, sino que debe ser elaborado por el propio alumno en función del texto. Esto no implica que no puedan darse una serie de pautas, especialmente si estamos tratando de un comentario a nivel básico.

a) ¿Qué relevancia tiene cada una de las afirmaciones? ¿Nos da alguna información que no conocíamos?

b) ¿A qué se refieren? (a veces el autor no da toda la información ya que en su época era algo conocido, pero no en la nuestra, por lo que tendremos que aclarar a qué se está refiriendo) ¿Por qué lo dice?  ¿Qué relación tienen esas ideas con el autor? ¿Qué relación tienen con el contexto histórico? Tendremos que tener siempre en cuenta el contexto histórico, así como hechos históricos anteriores.

c) ¿Qué consecuencias tiene lo que se dice? De nuevo tendremos que echar mano del contexto histórico y buscar mayor información, como, por ejemplo, hechos históricos posteriores.

d)  ¿Qué pretendía el autor con este texto o que objetivo tiene en sí el texto?

e)  ¿Qué no dice el autor? A veces el autor puede omitir información que  sí era conocida en su época, pero que no le interesa exponer. Esta cuestión, claramente, es difícil de responder por un alumno.  

 

3. Conclusión

Una conclusión no debería implicar dar más información de la que ya hemos dado, sino que se trata de un breve resumen de lo ya dicho. En general, sería volver a remarcar la idea principal del texto y las ideas secundarias, enmarcarlas en su contexto histórico y, finalmente, decir en qué ha ayudado el texto a comprender el pasado (en este caso será más bien una valoración personal del alumno respecto a lo que ha aprendido con el texto).

También podemos incluir una crítica, como, por ejemplo, la calidad de la información, la validez de la misma, así como la objetividad o subjetividad del texto. No obstante, esta es misión más bien del historiador que de un alumno, el cual no cuenta con el bagaje necesario para responder a tales cuestiones.

 

4. Bibliografía

Un comentario de texto no implica que no se pueda usar otro tipo de información siempre y cuando no nos desviemos del propio texto. Si tenemos que buscar información sobre el contexto histórico, personajes u otros hechos deberemos consultar enciclopedias, libros, páginas web, etc. Todo lo que hayamos consultado deberemos recogerlo en este apartado.

 

REDACCIÓN DEL COMENTARIO

Este es un punto que a veces se suele olvidar. El esquema que se ha dado es un guion de trabajo, pero no tiene que ser por obligación la forma final del comentario. Este esquema únicamente puede ayudar a ordenar la información, pero una vez recogida toda esta debemos exponerla por escrito de una forma clara, es decir, con oraciones y párrafos. Así, muchos puntos pueden fusionarse. Por ejemplo, las referencias a personajes y hechos se pueden definir en el momento en que desarrollemos las ideas del texto y no en un apartado aparte.

Sea como fuere, debería servir también el comentario para fomentar la escritura entre el alumnado.  

 

BIBLIOGRAFÍA:

ABILIO RABANAL, M. y LARA PEINADO, F. (1997): Comentario de textos históricos. Ediciones Cátedra, Madrid.

LARA PEINADO, F. (1987): Comentario de textos históricos. Método, selección y ejemplos prácticos, Dilagro Ediciones, Lérida.

LÓPEZ CORDÓN, L. y MARTÍNEZ CARRERAS, J.U. (1990): Análisis y comentarios de textos históricos, Vol. 2, Edad Moderna y Contemporánea,  Alhambra Universidad, Madrid.

LÓPEZ CORDÓN, L. y MARTÍNEZ CARRERAS, J.U. (1988): Análisis y comentarios de textos históricos, Vol. 1, Edad Antigua y Media, Alhambra Universidad, Madrid.

NEGRÍN, O. y OSSENBACH, G. (1986): El comentario de textos educativos. Orientaciones metodológicas, ejemplos comentados y antología de textos, UNED, Madrid

UBIETO, A. (1978): Cómo se comenta un texto histórico, Zaragoza.

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