El nuevo armamento en la Gran Guerra – Caballo de Batalla
La Gran Guerra —o Primera Guerra Mundial— cambió el modo en que hasta ese momento se realizaba la guerra: armamento, estrategias e incluso uniformes fueron modificándose a lo largo de los años de la contienda entre 1914 y 1918. Esta escena, perteneciente a la película Caballo de Batalla (Steven Spielberg, EE.UU. 2011), nos muestra bien esta cuestión.
En los años anteriores a la guerra, en ese periodo que se ha denominado como Paz Armada, que lo podemos iniciar hacia 1870, las principales potencias europeas iniciaron la fabricación de armamento ante la idea de que la nación propia debía ser más poderosa y superior que el resto y, por supuesto, ser capaz de ganar un futuro conflicto bélico. Ese nuevo armamento, desde luego, ya no era el de las guerras decimonónicas, sino que la ciencia se había implicado en crear armas más mortíferas.
Así, desde el inicio de la guerra se empezaron a usar nuevas armas como los tanques, granadas, submarinos, aviones, gases, entre otros. Ante cada nueva arma, se debían innovar otras o usar nuevas estrategias que las anulara, de ahí que las trincheras se convirtieran en el elemento central del conflicto. Al finalizar la contienda, los ejércitos y sus estrategias poco tenían que ver con los de 1914. Tampoco la mortalidad, que se incrementó como jamás antes otro conflicto lo había hecho.
Entre esas innovaciones se encontraba la ametralladora. Frente al tradicional fusil que solo permitía un tiro y una recarga que se eternizaba, esta nueva arma lograba disparar varias veces por segundo, lo que suponía enviar al más allá a un mayor número de personas sin apenas esfuerzo.
Por tanto, lo que vemos en esta escena es una unidad de caballería británica. Desde tiempos inmemoriales, la caballería había sido la vanguardia de los ejércitos, tanto por su eficacia como por integrarla los prohombres de la sociedad. Espada en ristre, arma arcaica en donde las allá, pretenden una sorpresiva carga de caballería contra un campamento alemán: la rapidez de los jinetes frente a unos desorientados alemanes garantizaba el éxito de la maniobra… Así habría sido en otro momento de la historia; sin embargo, el campamento alemán está protegido por nidos de ametralladoras. Una vez que los alemanes toman posición en estas, tan solo unos minutos es necesario para que jinetes y monturas británicos caigan muertos en el suelo.
Tanto el oficial británico sobreviviente como el alemán parecen sorprendidos por lo que acaba de suceder. El primero acaba de comprender que la guerra ha cambiado, que aquello que estudiaron en la academia militar ya no tiene ningún valor más allá de integrar los libros de historia. Los segundos, sorprendidos en que se hayan aventurado a hacer tal maniobra.
En general, la película, cuyo protagonista es precisamente un caballo, lo que nos muestra es como este noble animal, vanguardia de los ejércitos, quedó relegado a un mero animal de tiro.