La Guerra de los Cien Años – Enrique V
Este fragmento pertenece a la película Enrique V (Kenneth Branagh, Reino Unido, 1989); una representación de la obra de teatro de mismo nombre escrita por Shakespeare acerca de este monarca inglés. En concreto, se ha seleccionado uno de los discursos más conocidos de la literatura: la arenga que Enrique V pronuncia ante sus hombres en pleno campo de batalla.
Pongámonos en contexto. La película y el reinado de Enrique se enmarcan en la Guerra de los Cien Años (1337-1453). Un conflicto entre Inglaterra y Francia —pero que también implicó a otros reinos— que, pese a que la historiografía lo ha bautizado de tal manera, los coetáneos difícilmente lo pudieron percibir como un acontecimiento que se prolongara en el tiempo, sino una serie de guerras, batallas y tratados a lo largo de una centuria. Un conflicto en una Europa en donde los Estados vuelven a constituirse más allá de fidelidades señoriales.
Sea como fuere, la problemática entre el rey de Inglaterra y el de Francia se rastrea tiempo atrás; la conquista de Guillermo el Conquistador, duque de Normandía, del reino inglés en 1066 provocó que en lo sucesivo la casa reinante inglesa, los Plantagenet, fuera al mismo tiempo señor de un ducado francés, Normandía, pero también de otros tantos, como Anjou —de donde proviene el apellido familiar— y Aquitania, debido a lazos matrimoniales de esta dinastía con familias de la nobleza francesa. Así pues, los reyes franceses acabaron por despojar a los Plantagenet de estos territorios, lo que hace que la guerra de los Cien Años tenga en gran medida que ver con la pretensión inglesa de recuperarlos.
En cualquier caso, esos lazos matrimoniales llevaron a que en 1337 —el año en el que se considera que empieza la dicha guerra—, una vez muerto el rey francés Carlos IV de Valois sin descendencia, el monarca inglés, Eduardo III, reivindicara el trono francés. La nobleza francesa no iba a permitir que un inglés reinara sobre Francia, y rápidamente buscaron al siguiente sucesor francés. En lo sucesivo, los monarcas ingleses no cejaron de reivindicar la corona francesa, y así lo hacía el protagonista de esta película, Enrique V —de la casa Lancaster, una de las ramas menores de los Plantagenet—, como se puede ver en su atuendo: por una parte, la mitad de sus ropajes son rojos, color con el que se empieza a identificar a Inglaterra y en concreto a sus ejércitos; por supuesto, porta los tres leones pasantes guardantes de oro de la casa familiar. La otra mitad, el azul, que se convierte en el color nacional de Francia, con las flores de lis, atributo muy popular en la heráldica francesa, pues estaba vinculada a los Capetos y acabó básicamente representado a la monarquía franca. Nótese que el heraldo francés lleva precisamente solo esta última simbología.
Pasando a la cuestión de la escena, Enrique V se encuentra con su ejército en Francia. Este, que ha sido diezmado, se tiene que enfrentar con un ejército francés mucho más numeroso y superior. Se trata del momento anterior al inicio de la batalla de Azincorut, que transcurrió el 25 de octubre de 1415, el día de San Crispín, como bien dice el rey. Ante esta situación, el rey da a sus hombres una arenga en donde salen a relucir valores como el compañerismo, el valor, el compromiso, el honor y la motivación. En pocas palabras, Enrique V considera que cuantos menos sean, mayor gloria habrá en la victoria. Llama a la fidelidad de sus valientes hombres y a aquellos que no tenga osadía los exhorta a marcharse.
Las tropas inglesas obtuvieron en aquella batalla una reconocida victoria. El ejército francés sufrió numerosas bajas, incluidos nobles que, como se describe en la Chronique de Jean Lefèvre «a sangre fría, toda esta nobleza francesa fue allí asesinada y decapitadas cabezas y rostros». Esto permitió, entre otras circunstancias, que en 1420 se firmara el Tratado de Troyes en el que el duque de Borgoña —por desavenencias entre la propia nobleza francesa— entrega el trono de Francia al pretendiente inglés cuando el rey francés muera. En 1422 murieron Enrique V de Inglaterra y Carlos VI de Francia, por lo que Enrique VI de Inglaterra debía ser heredero de ambos reinos, pero tenía diez meses de edad y, finalmente, Francia mantuvo una dinastía reinante diferente: el conflicto continuaba.
2. Escuchar atentamente el discurso del rey y comentar las ideas fundamental que se pueden extraer. Se pueden realizar preguntas como: ¿qué ejército es superior?, ¿cómo motiva el rey a su ejército?, ¿qué deben hacer los que no tengan valor?